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La Europa post-Renzi

José M. de Areilza

Lunes, 5 de diciembre 2016, 14:23

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El presidente italiano ha sido víctima de su propia medicina, el populismo anti-sistema. Es cierto que él lo practicaba con suma habilidad, siendo a la vez gobierno y oposición. Desplegaba un discurso anti-Merkel que no le impedía intentar reformar el país y hacer como que cuadraba las cuentas. Pero una vez más, la copia es menos atractiva que el original. Una clara mayoría de los votantes ha castigado al ejecutivo, nada como aprovechar que se les preguntaban algo muy complejo y que muchos no notan los efectos de la recuperación. Por otra parte, basta con leer la enrevesada pregunta sobre la reforma constitucional para tomar nota sobre cómo no formular un referéndum. La epidemia de democracia directa en Europa Holanda, Reino Unido, Italia- proviene de una falta de responsabilidad de los representantes elegidos. En vez de liderar en tiempos difíciles, se escudan en dar la palabra al pueblo sobre asuntos que dividen en dos las sociedades. El ciclo de deslegitimación de la democracia sigue avanzando e Italia es ya oficialmente el eslabón débil del euro. La situación delicada de su banca y el endeudamiento público gigantesco de un 133% sobre el PIB ya no pueden soslayarse con el argumento de que hay un gobierno reformista en Roma.

El Banco Central Europeo, dirigido por un italiano capaz de parecer alemán, sirve de parapeto, mirando de reojo a la complicada situación griega y esperando que en las elecciones presidenciales francesas de abril el sistema de doble vuelta frene al Frente Nacional. Para evitar que vuelva a sufrir lo indecible la moneda común en esta situación de incertidumbre en aumento es necesario que al menos ocurran dos cosas. Primero, que Alemania corrija el minimalismo con el que ha decidido abordar el desarrollo de la eurozona tras el Brexit y matice la doctrina de 'cada palo que aguante su vela', implícita en su petición de "pausa y reflexión". El segundo factor determinante es que el jefe de gobierno que suceda a Renzi se supone que al frente de un gobierno 'técnico'- aguante suficiente tiempo para que no haya que convocar unas elecciones que auparían al poder al movimiento Cinco Estrellas. Beppe Grillo y los suyos en el fondo sienten pánico de tener que pasar de pedir lo imposible a gestionar una economía casi dos veces más grande que la española. Mientras se acuchillan entre ellos, reconocen que no saben cuáles de sus ocurrencias integrarían su programa de gobierno.

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