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Editorial: Ruina bolivariana

Editorial: Ruina bolivariana

Venezuela no arreglará su economía con la reconversión monetaria de Maduro, que ha intensificado el masivo éxodo de ciudadanos

El Norte

Valladolid

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Miércoles, 22 de agosto 2018, 08:17

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Venezuela avanza con paso firme hacia el abismo. No contento con haber rebajado la democracia a un mero simulacro tras una vuelta de tuerca represiva al desmontaje de las libertades iniciado por Hugo Chávez, el déspota iluminado que gobierna el país ha dinamitado la economía y condenado a millones de ciudadanos a malvivir en la miseria. La hueca retórica revolucionaria que se esfuerza en maquillar la realidad y en endosar las desgracias de la población al fantasma del imperialismo ya solo es creíble para los 'hooligans' más acérrimos del régimen. Si la situación no resultara tan dramática, parecería una broma de mal gusto el desesperado plan aplicado por Nicolás Maduro para insuflar oxígeno a una economía moribunda, que el oficialismo apoyó ayer en la calle y al que la oposición respondió con un llamamiento a la huelga general. Poner en circulación una nueva moneda, el bolívar soberano, para restar cinco ceros a los billetes que circulaban hasta ahora en nada contribuirá a atajar la hiperinflación que azota el país si la medida no va acompañada de profundas reformas que enderecen el rumbo de la economía. Además de devaluar un 96% su divisa, el Gobierno ha decidido multiplicar el salario mínimo por 35, con el consiguiente ajuste en las retribuciones del conjunto de los trabajadores. Ello no garantiza una mejora de las condiciones de vida de los venezolanos, ya que sus ingresos y ahorros son devorados por el descomunal aumento de los precios, que rondará este año el 1.000.000% según el FMI. Lo que sí permite predecir la iniciativa, que incluso podría agudizar esa espiral inflacionista, es un desbarajuste aún mayor del existente. Venezuela carece de credibilidad en los mercados, es incapaz de pagar su monstruosa deuda, tiene su capacidad de producción por los suelos y sufre serios problemas de abastecimiento. Las colas a las puertas de los comercios y la falta de productos de primera necesidad se han convertido en crónicas. Con tal estado de emergencia no puede extrañar la masiva huida de ciudadanos a los que su tierra niega cualquier esperanza de futuro. El éxodo, intensificado conforme se extendía la miseria, se ha visto acelerado hasta alcanzar niveles sin precedentes por los temores que suscita la reconversión monetaria de Maduro. Venezuela ha sido tradicionalmente un país de acogida, aparte de un ejemplo de prosperidad económica y libertad en la región. La forzada migración de cientos de miles de sus habitantes es la prueba más inequívoca del estrepitoso fracaso de la revolución bolivariana y del pretendido Gobierno «del pueblo».

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