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Escuela de Segundaria Don Bosco, de los Salesianos en Kwai Chung.
China regresa a las aulas con pies de plomo

China regresa a las aulas con pies de plomo

Desde mascarillas a mamparas, el país encara con la máxima cautela la última fase de reapertura de sus centros escolares

Zigor Aldama

Shánghai

Viernes, 24 de abril 2020, 19:13

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Las provincias del noroeste de China, las menos afectadas por el coronavirus, reabrieron las escuelas después de haber encadenado más de 30 días sin registrar ningún nuevo contagio. Y lo hicieron con mucho cuidado. «Desinfectamos las aulas entre tres y seis veces al día. Los pupitres en los que antes se sentaban dos alumnos son ocupados ahora solo por uno. Y el uso de mascarilla es obligatorio», explicó una profesora de Xinjiang a la agencia de noticias oficial Xinhua durante el primer día de clase, el pasado mes de marzo. Fue el comienzo de un retorno a las aulas progresivo y que continuará el lunes en grandes urbes como Shanghái de modo experimental hasta concluir en los primeros días de mayo.

Si la pandemia se mueve de Oriente a Occidente, la vuelta al colegio en el gigante asiático lo hace en la dirección opuesta. Pero lo hace con pies de plomo. Todas las escuelas han llevado a cabo una profunda limpieza de las instalaciones y han establecido estrictos controles de entrada: los alumnos, que deben respetar siempre el distanciamiento social y protegerse con mascarilla quirúrgica, esperan en fila india a que se les tome la temperatura con un termómetro de infrarrojos o una cámara térmica antes de acceder al centro.

Dentro, los protocolos varían. Y algunas escuelas han optado por medidas chocantes para prevenir el contagio entre alumnos. Por ejemplo, en Guang'an, una localidad de la provincia de Sichuan, los alumnos tienen que protegerse el rostro con una visera de plástico como la de los médicos de las UCI. Y como también preocupa el contacto en zonas comunes como el comedor, algunos centros han colocado mamparas individuales para separar a los comensales.

En un buen ejemplo de la presión a la que se somete a los alumnos chinos, en algunos institutos de Beihai, en Guangxi, esas mamparas se han utilizado como pizarra para mostrar material educativo. «Al principio pensamos en imprimir las conductas más apropiadas para combatir al coronavirus, pero al final nos decantamos por aprovechar el espacio para incluir contenido del que los estudiantes tendrán que examinarse en la Selectividad», explica Song Chuanjian, portavoz del Instituto Número 7 de Beihai. «Cada fila de mesas se destina a una asignatura. Chino, inglés y matemáticas son las que más espacio ocupan», añade sonriente en una entrevista con la plataforma local Pear Video. «Es muy interesante. Cada día me siento en una mesa diferente», afirma uno de los estudiantes.

Otras escuelas han preferido evitar la inversión que supone la colocación de mamparas y han optado por dejar espacios libres, delimitados por la falta de sillas, para evitar el contacto. Y en las zonas menos desarrolladas, donde los alumnos a menudo comen en clase, un vídeo muestra cómo el almuerzo se hace por turnos: mientras uno come, el compañero espera a su lado apropiadamente protegido con su mascarilla. «Me siento más seguro con las medidas que se han adoptado, porque muchos tenemos miedo de volver a contagiarnos», comenta otro alumno de Sichuan.

Inquietud por los brotes

Los dormitorios de los estudiantes internos también se han modificado. No tanto en el espacio físico como en el temporal. «Nos tenemos que levantar a horas diferentes, de forma escalonada», cuenta Deng Xilin, alumna del último curso de Secundaria en la provincia sureña de Guizhou, a la cadena oficial CCTV. Así, los estudiantes no coinciden a la hora de lavarse los dientes o ducharse. «El objetivo es reducir al mínimo el contacto entre nosotros. Nadie quiere que el coronavirus rebrote», sentencia Deng.

Precisamente, eso es lo que teme el Gobierno, que ha dado luz verde para que los últimos lugares que aún no han retomado las clases lo hagan después del macropuente del 1 de mayo, que también supondrá una prueba de fuego en lo referente a la reactivación del turismo. Ciudades como Pekín o Shanghái, con una población que supera los 20 millones de habitantes, reabrirán algunos institutos el próximo lunes en un proyecto piloto de cuatro días, y el resto de centros seguirán sus pasos el día 6 de mayo. Esa jornada también marcará la vuelta a las aulas en Wuhan, epicentro de la pandemia, donde los bomberos se están encargando de desinfectar a fondo los institutos.

Brotes preocupantes

Fuera de las aulas, en el gigante asiático continúan preocupando los pequeños brotes de coronavirus detectados en varios lugares muy distantes entre sí: desde la localidad suroriental de Guangzhou, hasta la nororiental de Harbin, pasando por el contagio local registrado en el distrito Chaoyang de la capital, Pekín. Aunque el número de nuevos casos se mantiene por debajo de la decena, las autoridades no quieren correr riesgos ante una segunda ola que podría dar al traste con el éxito cosechado hasta ahora.

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