El enigma Machado: ¿Está ya la opositora venezolana en Oslo para recibir el Nobel de la Paz?
Su entorno y miles de compatriotas confían en que María Corina logre asistir a la ceremonia en un desafío a Maduro, de quien ya tendría un plan posterior a su derrocamiento para una transición política
Miguel Pérez
Martes, 9 de diciembre 2025, 07:40
Venezuela vive entre la expectación, la esperanza y el temor la víspera de la entrega del Nobel de la Paz en Oslo a María Corina ... Machado, la jefa de la oposición al régimen chavista. El galardón se entregará este miércoles, 10 de diciembre, y muy pocos son capaces de predecir si su desrinataria habrá podido salir de la clandestinidad, burlar la vigilancia de las fuerzas de seguridad de Nicolás Maduro y viajar a Noruega, donde le espera su familia, parte del aparato político de su partido, Vente Venezuela, y numerosos compatriotas, que han viajado desde diferentes puntos de Europa para celebrar uno de los hitos más importantes de la historia reciente del país caribeño.
El Gobierno chavista ha extremado la vigilancia en las fronteras, los aeropuertos y los muelles en las últimas semanas. También permanecen reforzados los controles en las calles aledañas a las embajadas, especialmente alrededor de las legaciones de Estados Unidos y Argentina, donde medios de la Inteligencia nacional consideran que la política de 58 años podría haberse refugiado antes de volar a Noruega.
El tiempo apremia. El Instituto Nobel informó este sábado pasado de que María Corina Machado ha confirmado su asistencia a la ceremonia. «Hablamos con ella la pasada noche y nos dijo que estará en Oslo», señaló el portavoz de la institución, Erik Aasheim.
«Todos los días le rezo el rosario a Papa Dios, a la Virgen, a ambos juntos, porque tengamos a María Corina aquí», enfatizó por su parte este lunes Corina Parisca, la madre de la galardonada. que ya se encuentra en la capital noruega. Parisca se encuentra acompañada por Ana Corina Sosa, hija de la líder opositora, en el exilio desde hace años por motivos de seguridad.
«Queremos utilizar esta ocasión para resaltar esa lucha que llevamos los venezolanos desde hace 26 años, y que sea un recordatorio de que nuestra causa es universal», declaró Ana Corina este lunes, muy emocionada ante la posibilidad de reunirse con su madre, «de volverla a ver, de abrazarla y de reunirnos aquí todos en familia y celebrar a Venezuela. Sobre todo, estamos aquí para honrar a los venezolanos», añadió.
Todas las dudas deberían despejarse este martes, a las 13.00 horas (en Oslo y en España), cuando ha sido programada una rueda de prensa de la famosa opositora en el propio Instituto noruego. Será el comienzo de la agenda del Nobel. María Corina debería recoger la distinción este miércoles, a la una de la tarde, en la sede del Ayuntamiento, donde un atril le espera para el discuso de agradecimiento. A las 17.45 horas, tendrá lugar la tradicional marcha de las antorchas y finalmente la agasajada acabaría la jornada en una cena de honor con la corona y el Gobierno noruego.
Un hermetismo casi total
Singularmente, la líder de Vente Venezuela ha reforzado la opacidad de sus movimientos a medida que se acercaba esta fecha. El cierre impuesto por el presidente de Estados Unidos al espacio aéreo venezolano dentro de su estratgia de combate al narcotráfico en el Caribe ha supuesto la cancelación de la mayoría de los vuelos internacionales, aunque resulta altamente improbable que Machado se decidiera por esta vía para salir de su país dado que le ha sido retirado el pasaporte y la vigilancia se ha incrementado en las terminales.
Otro camino sería la frontera con Colombia, como han hecho en el pasado cientos de críticos o acusados por el régimen de Maduro, pero tampoco parece el mejor camino.
Además de las patrullas que se han multiplicado en los pasos fronterizos, incluso con la vigilancia de los comandos bolivarianos, el presidente colombiano, Gustavo Petro, considera a la próxima Nobel como una conservadora aliada del imperialismo norteamericano y alineada con el Partido Republicano de Trump, en el que hizo prácticas durante su época de estudiante en Estados Unidos.
Una tercera opción es que María Corina ya no esté en Venezuela. Su equipo, apoyado en diversos contactos internacionales, habría conseguido sacarla del país en previsión de que la Inteligencia venezolana estrechara el cerco para detenerla justo antes de la ceremonia noruega e invalidara sus posibilidades de asistir. El Ministerio de Interior ha mantenido prácticamente cercada la embajada de EE UU, donde no queda personal diplomático, convencido de que la líder opositora pudiera haberse trasladado a la legación hace semanas.
El propio ministro, Diosdado Cabello, sugirió la semana pasada que la exdiputada se encuentra ya en Noruega, aunque las autoridades y el Instituto Nobel lo mantienen en secreto por razones de seguridad. «Nada de drama, pura logística de manual y aviones que viajan con inmunidad diplomática», dijo el titular de Interior.
En medios de la oposición existen pocas dudas de que Machado recogerá el galardón. Durante un año ha sabido burlar al régimen desde la propia Caracas, según su propio testimonio y el de su entorno, mientras las autoridades la han situado siempre «en el exterior».
La última vez que apareció en público fue en enero, durante un mitin en vísperas de la investidura presidencial de Maduro. Hubo un episodio singular. Tras una arenga a sus fieles, la líder intentó huir en moto pero fue interceptada por la Inteligencia bolivariana, que la detuvo durante un par de horas y luego la liberó tras grabar un vídeo como prueba de vida. Corina atribuyó su captura y puesta en libertad a las propias «contradicciones» del régimen. Otras fuentes lo achacaron a las presiones internacionales.
Es probable que, con una flota aeronaval estadounidense frente a sus costas, el presidente venezolano haya preferido ser cauto y no precipitar una nueva crisis arrestando a la exdiputada. Su presencia física en la entrega del Nobel puede considerarse como una victoria de la oposición y una señal de debilidad del chavismo e indudablemente proporcionará una resonancia internacional a su causa. Se espera de ella un discurso apasionado y un mensaje que haga sentir a Europa el drama de la persecución política y el recorte de derechos civiles en Venezuela.
Apoyos en Latinoamérica
A la ceremonia, dispuestos a arroparla, han confirmado su asistencia tres mandatarios latinoamericanos:, el argentino, Javier Milei; el panameño, José Raúl Mulino; el ecuatoriano, Daniel Noboa; y el paraguayo, Santiago Peña. La hija de la galardonada, Ana Corina, tuvo unas palabras especiales para Mulino, a quien definió como un aliado clave y «una voz contundente y coherente a favor de los venezolanos que queremos ser libres».
Otros líderes de referencia en la región como el brasileño Lula Inazio da Silva o el chileno Gabriel Boric no han avisado hasta el momento de que vayan a acudir a la ceremonia. Por parte de EE UU se espera una delegación oficial, La congresista republicana María Elvira Salazar, una de las voces latinas más firmes dentro del partido, sí ha anunciado su presencia en Oslo para apoyar a la opositora venezolana,
En Caracas, el fiscal general, Tarek William Saab, ha anunciado que Machado será declarada prófuga si aparece en Noruega. Está acusada de actos de conspiración, incitación al odio y terrorismo, los presuntos delitos que se han convertido en la hoja de ruta del régimen para incriminar a la oposición. Miles de civiles disidentes, y un centenar de cargos de Vente Venezuela, han ido a parar a la cárcel bajo estas imputaciones.
La consideración de profuga podría complicar el regreso de Corina a su país. Incluso, algunos comentaristas creen que Maduro intentaría propiciar que pida asilo a otro gobierno y se quede en el extranjero como refugiada, en una maniobra para reducir su influencia en el movimiento opositor interno, ya de por sí retirado de las calles en los últimos meses debido a la creciente represión. Su compañero en las elecciones, Edmundo Rodríguez, que debió exiliarse a España, ha visto decaer su ascendente en Venezuela. Y lo mismo sucedió anteriormente con Juan Guaidó.
Un plan para un nuevo Gobierno
Un desenlace de este estilo sería beneficioso para el régimen, aunque improbable en esta coyuntura de alta tensión. Sobre todo, porque, según varios documentos revelados por 'The Washington Post'. María Corina Machado habria aprovechado este año de clandestinidad para crear distintos grupos de trabajo destinados al 'día después' de un supuesto derrocamiento de Maduro. Los comités habrían confeccionado planes para estabilizar un nuevo Gobierno durante las primeras cien horas, una transición sin violencia en los primeros cien días y elecciones en el plazo de un año.
Los informes, muy avanzados según quienes los han examinado, analizan a fondo el ejército para conocer cuántos mandos estarían de su parte. Señalan que la «purga» sería muy limitada, ya que solo han encontrado una veintena de oficiales y altos cargos «irredimibles». El resto son apolíticos o incluso críticos con Maduro. El plan transicional añade que nadie de los cargos que hoy ocupan un puesto en el Ejecutivo chavista tendría cabida en el nuevo gabinete. Todo ese material estaría ya en manos de Donald Trump, la cúpula de la Casa Blanca y el Pentágono.
La ceremonia del Nobel de la Paz resulta, en cualquier caso, un quebradero de cabeza –otro más–para el régimen chavista, cuyo presidente espera resistir el asedio de EE UU, pero sin perder de vista una posible operación para derribarle del poder. Su círculo de confianza lo ocupan solo cuatro personas: la vicepresidenta, Delcy Rodríguez; el ministro del Interior, Diosado Cabello; el titular de Defensa, Vladímir Padrino López; y el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez.
Aunque recientemente se supo de su conversación con Trump, y de la eventualidad de que aceptase un exilio protegido en Rusia o Turquía, Nicolás Maduro parece más proclive ahora a quedarse en Venezuela si deja el Gobierno. Al parecer, siente temor a ser asesinado en caso de refugiarse en otro país, convencido de que, aún sin ser presidente, gozaría de influencia política y popular, así como de adeptos en el ejército y los comandos bolivarianos que le protegerían.
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