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Homenaje a las víctimas del genocidio en Kigali
Veinte años después del infierno en Ruanda

Veinte años después del infierno en Ruanda

En julio del 94 el Frente Patriótico de Ruanda, compuesto por la masacrada minoría tutsi, tomaba Kigali expulsando al gobierno radical hutu y poniendo fin al genocicio

JOSÉ MANUEL ANDRES MARTÍNEZ

Sábado, 19 de julio 2014, 09:02

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El 18 de julio de 1994 el Frente Patriótico de Ruanda (FPR), grupo paramilitar formado por miembros de la etnia tutsi, llegaba a la capital del país, Kigali. Esta fecha puso oficialmente el punto final al genocidio de Ruanda, con la expulsión del gobierno radical hutu que había impulsado la exterminación de la minoría tutsi. Alrededor de 800.000 personas perdieron la vida (Un 11% del total de la población y un 80% de los miembros de la etnia tutsi) y dos millones de personas se desplazaron del país arrastrados por un conflicto sumamente sangriento, que aún hoy, dos décadas después, condiciona la demografía ruandesa.

En abril del 94, el asesinato del presidente del país, Juvénal Habyarimana, y el destacado avance del FPR con el objetivo de desplazar del gobierno a la mayoría hutu, provocan una serie de masacres a lo largo de todo el territorio ruandés. Para la historia quedarán las horripilantes escenas del episodio que convirtió Ruanda en "un auténtico infierno en la tierra". En la ciudad de Kibuye, al oeste del país, se sucederían durante las siguientes semanas maniobras de exterminio sistemático de la etnia tutsi. Todo ello unido a los fallecidos en combate y a las crueles prácticas de guerra del tutsi FPR.

Investigaciones posteriores confirman que la masacre fue un proyecto perfectamente planeado, y financiado en gran parte por las ayudas económicas de la comunidad internacional gestionadas por el gobierno nacional. Se estima que el gasto en la preparación del genocidio ascendió a unos 134 millones de dólares, de los cuales más de cuatro y medio fueron invertidos en machetes, azadas, hachas, cuchillos y martillos. Una financiación que permitió que uno de cada tres varones hutus adquiriera un machete nuevo.

La mayor paradoja de semejante masacre es la escasa diferenciación entre ambos grupos étnicos, culturalmente similares, y separados tan sólo por cuestiones sociales, con la mayoría hutu dedicada a las labores agrícolas y la minoría tutsi tradicionalmente a la ganadería. La llegada del FPR a Kigalo establece oficialmente el final del genocidio, pero ni mucho menos la resolución del conflicto, el gobierno hutu se vió obligado a huir a Zaire (Actual República Democrática del Congo), arrastrando consigo a unos dos millones de miembros de la etnia que se establecieron en la ciudad de Goma, en el campo de refugiados más grande de la historia. Un terrible lugar llamado "la ciudad de los muertos", donde la enfermedad y los asesinatos aún se cobrarían la vida de miles de personas.

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