Coppola, obligado a subastar su colección de relojes de lujo: «Estoy arruinado»
El director de cine, tras el desastre financiero de la película 'Megalópolis', ha confesado: «Necesito algo de dinero para mantener el barco a flote»
El Norte
Martes, 28 de octubre 2025, 15:58
Francis Ford Coppola, uno de los mejores directores de la historia del cine ha estado al borde de la ruina en numerosas ocasiones. Estuvo a punto de pasarle con 'Apocalypse Now', para la que tuvo que poner dinero de su bolsillo después de pasarse ostentosamente de presupuesto, pero fue 'Corazonada' la que efectivamente le llevó a la quiebra en 1982 a él y a su estudio, Zootrope. Tardó en recuperarse de aquello, pero muchos años después volvería a jugársela con su ambiciosa 'Megalópolis', que ha resultado ser un desastre económico sin paliativos. Eso le ha obligado a tener que desprenderse de parte de su colección privada de relojes de lujo para paliar la debacle financiera. «Necesito algo de dinero para mantener el barco a flote», declaraba hace unos días al 'New York Times'.
El cineasta llevaba 40 años trabajando en su proyecto más personal, un filme de ciencia ficción sobre la caída de la civilización occidental en el que invirtió unos 120 millones de euros, convencido como está desde hace décadas de que el arte debe ser libre, incluso del dinero. El director de 'La ley de la calle' llegó incluso a vender parte de su negocio vinícola para financiarse. La viabilidad de la operación ya era dudosa incluso si 'Megalópolis' hubiera funcionado medianamente bien en taquilla, pero recaudó solo 14,3 millones de dólares, un saldo muy por debajo de lo esperado.
Coppola se ha visto obligado a poner a la venta siete relojes de lujo, incluido uno que le regaló su difunta esposa, Eleanor Coppola. Se subastarán el próximo 6 de diciembre como parte de la venta de relojes de Phillips en Nueva York. La joya de la corona, y la gran esperanza de Coppola para hacer dinero, es el F.P. Journe FFC, una pieza única desarrollada entre el director y el relojero François-Paul Journe, a quien se le considera una especie de estrella del rock en el mundo de los relojes de alta gama.
Al parecer, el reloj surgió a partir de una sugerencia de Coppola al relojero durante una cena en su casa del Valle de Napa en 2012. El director de 'Drácula de Bram Stoker' tenía curiosidad sobre si en la historia de la humanidad alguna vez se había construido un reloj con una mano para indicar la hora. Coppola y Journe trabajaron juntos para descubrir cómo se podía usar una mano para indicar las 12 horas y cómo obtener 12 dígitos con solo cinco dedos.
Journe tardó nueve años en terminar el reloj, considerado el primero de la historia en emplear una mano autómata para indicar las horas. Para ello se inspiró en la prótesis del siglo XVI que desarrolló el cirujano francés Ambroise Paré, y marca la hora mediante la extensión o retracción de los dedos. Solo hay tres versiones de la pieza: la de Coppola, otra similar que Journe fabricó para sí mismo y una tercera con manecilla de titanio azul que se subastó en 2021 por 4,5 millones de francos suizos. El precio de salida del reloj de Coppola ronda el millón de euros, aunque los expertos creen que podría superar ampliamente esa cifra.
Más relojes a subasta
Según el 'New York Times', el cineasta también ha decidido desprenderse de otros seis relojes de su colección, entre ellos el FP Journe Chronomètre à Résonance de platino que su mujer le regaló en 2009 y que hizo que empezara a interesarse por los diseños de Journe. Otros modelos destacados de su colección incluyen firmas de relojería como Patek Philippe, Breguet, Blancpain e IWC y salen a subasta con precios estimados entre los 3.000 y los 240.000 dólares.
A pesar de todo, Coppola ya piensa en su próximo filme, una adaptación en clave de comedia musical de la novela 'Los reflejos de la luna', de Edith Wharton, y aún fantasea con una película final «más ambiciosa que Megalópolis y mucho más difícil de hacer», llamada 'Distant Vision'. El cineasta ha revelado que se rodaría «completamente en directo» usando 22 cámaras y retrataría la experiencia de una familia italoamericana con la televisión, a través de tres generaciones y explorando el declive de este medio antes de la llegada de Internet.