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One club women: toda una vida defendiendo los mismos colores

Amanda Sampedro, Nekane Díez, Ali, Sandra Ramajo y Mati han jugado toda su carrera en Atlético de Madrid Femenino, Athletic, Rayo, Real Sociedad y Fundación Albacete

Miguel Olmeda

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Ellas juegan con el escudo tatuado en el pecho. A la izquierda, latiendo al compás de su corazón. Por sus venas corre sangre de los colores de su club, el único al que han amado en su dilatada carrera por los campos de la Liga Iberdrola. Son cinco futbolistas con mayúsculas, no las únicas pero sí algunas de ellas, que han vestido siempre la camiseta de un mismo equipo, en el que han vivido en primera persona la evolución del fútbol femenino.

Sus nombres son Nekane Díez (Ahtletic Club), Amanda Sampedro (Atlético de Madrid Femenino), Ali (Rayo Vallecano), Sandra Ramajo (Real Sociedad) y Mati (Fundación Albacete). Las cinco pertenecen al selecto grupo de ‘one club women’: una especie en extinción en el fútbol moderno.

Amanda Sampedro (25 años, Atlético de Madrid Femenino)

La más joven de las cinco ‘one club women’ de la Liga Iberdrola es, a su vez, una de las caras más reconocibles del campeonato. Con sólo 25 años capitanea al Atlético de Madrid Femenino a la conquista del título, un objetivo habitual en el equipo rojiblanco en las últimas temporadas pero que hace 16 años, cuando Amanda Sampedro ingresó en la Academia del club, estaba mucho más lejos.

«Hasta hace tres o cuatro años éramos un club aparte, y en el momento en el que empezamos a formar parte del Atlético de Madrid Femenino empezamos a ser profesionales, a entrenar por las mañanas, a tener muchísimos más privilegios con lo que es la entidad», recuerda Amanda, y echa la vista aún más atrás para hablar de sus primeros años en el club, «cuando tenía que compaginar con la competición de los chicos porque las chicas todavía no estaban federadas». Su ascenso en el escalafón rojiblanco fue meteórico hasta el filial, donde apenas duró dos semanas antes de que la reclamasen para el primer equipo. Fue hace diez años, y hasta hoy.

La capitana rememora aquel debut con cariño, «como un momento muy especial», aunque si se tiene que quedar con alguno en su trayectoria escoge el primero de los dos títulos ligueros que ha ganado con el club, en la temporada 2016/17: «Fue el mejor».

La más joven de las cinco ‘one club women’ de la Liga Iberdrola es, a su vez, una de las caras más reconocibles del campeonato. Con sólo 25 años, Amanda Sampedro capitanea al Atlético de Madrid Femenino.

Amanda se ha ganado a pulso la confianza de sus entrenadores y de Jorge Vilda, el seleccionador nacional, pero también el apoyo incondicional de la afición rojiblanca, que ha pedido ya incluso una placa para su capitana en el Paseo de las Leyendas del Wanda Metropolitano: «Le haría ilusión a cualquiera. Todos están muy orgullosos de nosotras, tenemos que seguir así y responderles como se merecen». Eso sí, aunque decidirse entre jugar en el nuevo coliseo atlético o hacerlo en el Vicente Calderón «es como escoger entre papá y mamá», Amanda siempre le reservará un rinconcito de su corazón al legendario estadio: «En el Calderón he vivido cosas muy muy bonitas porque mi padre me llevaba allí de pequeña, y para mí siempre será muy especial. Cumplí un sueño que jamás pensé que podía ocurrir».

Su experiencia en la Liga Iberdrola le permite descubrir a las nuevas generaciones una competición que se ha revolucionado en los últimos años. «Antes había más diferencias entre los clubes, años en los que el Barça ganaba el campeonato liguero con muchísimas jornadas de antelación, y ahora te enfrentes al equipo que te enfrentes, te puede hacer daño… Cada partido lo tenemos que trabajar como se merece porque los rivales plantean cosas diferentes para ganarte», asegura Sampedro.

La competitividad no es lo único que ha cambiado en la última década. «En el Atlético de Madrid Femenino ya podemos tener un buen sueldo para dedicarnos exclusivamente a lo que es nuestro trabajo y nuestro deporte. No tenemos como para vivir de las rentas cuando se acabe nuestra carrera, pero nos permite ir formándonos para el futuro», añade la capitana rojiblanca, que destaca el apoyo de LaLiga a la Liga Iberdrola para que eso sea posible.

Nekane Díez (27 años, Athletic Club)

A una madre siempre hay que escucharla: suelen tener razón. La de Nekane Díez no se equivocaba hace doce años. «Mi ‘ama’ me decía entonces que tuviese paciencia, que tenía que seguir trabajando porque las cosas iban a llegar, porque yo le llamaba todas las noches llorando», recuerda con emoción la capitana del Athletic: «Salir de casa e irme a Bilbao con quince años fue difícil, pero era mi sueño jugar en este club y sabía que tenía que seguir luchando».

Superado el sofocón inicial, Nekane se queda «muchísimos momentos» con la rojiblanca. «Con el debut, que fue en Champions y además marqué; con la vez que jugamos en San Mamés y se llenó; con la Liga Iberdrola que ganamos…». Y recuerda otro, especialmente duro: «La lesión del cruzado fue sin duda el momento más difícil. Son nueve meses fuera del terreno de juego y se hacen cuesta arriba, y luego al volver me lesionaba del isquiotibial cada dos por tres».

Nekane es una de las jugadoras más experimentadas del Athletic, cuenta con más de 300 partidos, en los que ha marcado más de 150 goles.

Con la experiencia que le dan sus más de 300 partidos con el Athletic, en los que ha marcado más de 150 goles, Nekane valora más la evolución que está viviendo el fútbol femenino en España. «Han cambiado muchísimo tanto el juego como la Liga Iberdrola. Antes se jugaba un fútbol muchísimo más directo y ahora es más elaborado, eso hace que sea también más atractivo. Hay muchas más extranjeras también, cuando yo llegué era un número muy bajo», destaca la atacante de Barakaldo.

También han cambiado los recursos económicos de los clubes. «Desde hace dos años somos todas profesionales en el Athletic», apunta Nekane, «aunque el club siempre ha apoyado mucho el fútbol femenino y siempre hemos tenido los mismos recursos en cuanto a instalaciones, médicos y otras infraestructuras que la sección masculina».

La número 7 del Athletic destaca el apoyo de LaLiga a una competición, la Liga Iberdrola, que depende de la Federación. «Es importante que nos sintamos arropadas, creo que eso también hace que esto crezca. LaLiga puede haber hecho que otros patrocinadores vean lo que hay y apuesten por el fútbol femenino en España. Creo que es una buena inversión y que estamos yendo para arriba», concluye.

Ali (32 años, Rayo Vallecano)

Vallecas es especial. Ali Gómez lo sabe desde hace catorce años, desde que llegó al Rayo procedente del Pozuelo de la mano de Pedro, su entrenador entonces, y el barrio se volcó con una sección femenina que llegó a dominar el fútbol español. «Una vez jugamos en el Estadio de Vallecas un partido de Champions y vinieron 8.120 personas, el Rayo es como una familia y tira mucho», recuerda.

Haciendo memoria tira de recuerdos y evoca algunos de los momentos más especiales: «La primera Liga Iberdrola que ganamos, la primera Copa de la Reina, la primera vez que jugamos Champions…». Y también los menos buenos, como cuando el Rayo casi desaparece. «Muchas de las jugadoras que entonces eran top se empiezan a ir, el presupuesto pasa a ser muy bajo, y tienes que amoldarte a la situación. Lo bueno es que el Rayo es un equipo muy peleón, siempre está ahí luchando», se enorgullece la portera. Ay, Vallecas.

``Ahora se ve muchísimo más movimiento en cuanto a afición, porque sale más en los medios, hay referentes femeninos, hay muchas escuelas femeninas y se fomenta más el fútbol…``, señala Alicia.

Con más de 300 partidos bajo el larguero, Ali ha perdido incluso la cuenta. «Siempre le pregunto al delegado», apunta riéndose. «Mi idea es llegar a los 400, sé que me quedan poquitos». ¿Y después, qué? Después será el turno de Ana, de Porto o de Lucía Márquez, «que tienen mucha proyección». Para Ali, eso está claro, no habrá otro equipo. «Cuando deje el Rayo ya será para dejar el fútbol. Tengo claro que es donde quiero estar, y en el momento en el que decida colgar los guantes será aquí», sentencia.

Hasta entonces, y con 32 años, tendrá que compaginar su pasión con el trabajo. Al final, merece la pena, entre otras cosas, por aquello que se llevará a casa cuando lo deje. «Compartes la vida con ellas, y al final muchas de las compañeras que he tenido son mis mejores amigas, son como mis hermanas», relata Ali.

Para la portera, el fútbol femenino «ha cambiado muchísimo» a lo largo de su trayectoria. «Hace diez años esto era impensable, pero ahora la Fundación del Rayo tiene como 200 niñas y tú eres su referente, porque si las niñas están ahí es porque hay un equipo en la Liga Iberdrola, porque quieren llegar algún día a ser como tú… A mí eso es lo que más me gusta: ver a las niñas desde muy chiquititas con referentes femeninos para llegar a ser futbolistas», señala Ali.

«Cuando deje el Rayo ya será para dejar el fútbol. Tengo claro que es donde quiero estar, y en el momento en el que decida colgar los guantes será aquí».

También ha cambiado en estos catorce años la competición. «Antes no se retransmitía ningún partido en televisión, ahora cada fin de semana hay cuatro partidos que puedes ver; la selección española tiene cada vez más tirón; se abren los estadios masculinos y va más gente a verlo… Eso antes era impensable», recuerda, y deja un apunte que refleja el crecimiento del fútbol femenino en España: «Ahora se ve muchísimo más movimiento en cuanto a afición, porque sale más en los medios, hay referentes femeninos, hay muchas escuelas femeninas y se fomenta más el fútbol… Y al final, es LaLiga quien ha dado el paso para que el fútbol crezca».

Sandra Ramajo (31 años, Real Sociedad)

Una lesión de gravedad. Lo que para muchas futbolistas sería el peor momento de su carrera, para Sandra Ramajo ha terminado convirtiéndose en el más especial. El pasado 30 de enero, tras ocho meses en el dique seco (una rotura en el cruzado, culpable), la capitana de la Real Sociedad volvió a enfundarse la camiseta ‘txuri-urdin’ en los cuartos de Copa ante el Rayo. Jugó diez minutos, con el partido sentenciado, pero una vez sonó el pitido final, sus compañeras le mantearon al cielo de Zubieta. «Vi que se me acercaban todas y cuando me vi por los aires… Volver, pasar a semifinales, el cariño del grupo y de la afición…», recuerda emocionándose.

Realista desde la cuna, Sandra «jamás imaginaba estar once años» en un club que ha cambiado por completo desde que lo conoció en 2008, cuando llegó procedente del Mariño Kirol Kluba. «No entrenábamos tanto, ha mejorado la base, los fisios, los gimnasios, los campos de entrenamiento…».

El pasado 30 de enero, tras ocho meses en el dique seco (una rotura en el cruzado, culpable), la capitana de la Real Sociedad volvió a enfundarse la camiseta 'txuri-urdin'.

La capitana ‘txuri-urdin’ también ha notado «muchísimo» el avance de la competición en esta década. «Hace años no éramos profesionales y no se trabajaba tanto con la cantera. Las chicas están más preparadas y eso le da brillantez a la Liga Iberdrola, y las extranjeras le dan un plus. El cambio ha sido brutal en este tiempo, la Liga Iberdrola ya llama a las puertas de Europa y hasta Alex Morgan habla de ella», asegura Sandra.

Además, la lateral irundarra destaca el papel de LaLiga en este crecimiento. «Hemos notado muchísimo su apoyo», apunta. «Las teles, los estadios… Todo ha sido propuesta suya y gracias al empuje que nos han dado. Antes íbamos pasito a pasito y con LaLiga hemos dado este salto; dentro de diez años no se sabe dónde va a llegar esto», desliza, y dibuja un boceto de la Liga Iberdrola del futuro: «Espero que los grandes estadios estén abiertos de manera habitual, que todas las jugadoras seamos profesionales y que tanto la Liga Iberdrola como la Primera B tengan un plus de calidad, de juego bonito, que el aficionado se impresione por lo divertido de ver».

Mati (30 años, Fundación Albacete)

Mati sabe lo que es jugar en el barro, en los campos de la autonómica castellano-manchega, y quizás por ello valore más si cabe saltar al verde del Carlos Belmonte. El estadio por excelencia de la región. Un estadio de Primera. Antes sólo masculina, ahora también femenina. «Da muchísimo gusto jugar en él. Cada vez que hemos tenido un partido allí se ha llenado; la gente de Albacete nos apoya mucho y se te pone la piel de gallina», reconoce la centrocampista del Fundación Albacete. «Esta es una ciudad de fútbol, les encanta y nos siguen mucho: vamos por la calle y nos reconocen, es impresionante el seguimiento».

Cuando se mudó a Albacete lo hizo desde Honrubia, en Cuenca, un pequeño pueblo en el que ni siquiera había instituto. Mati tenía que desplazarse cada día al pueblo de al lado y con catorce años, cuando le llegó la oportunidad de irse al ‘Alba’, su padre lo tuvo claro: «Me dijo: ‘mira, para estar yendo y viniendo a Valencia para que juegues te vas a Albacete y vives allí que te pagan residencia y vas al instituto, no tienes que levantarte todos los días una hora antes…’ Lo vio como ventaja».

Mati sabe lo que es jugar en el barro, en los campos de la autonómica castellano-manchega, y quizás por ello valore más si cabe saltar al verde del Carlos Belmonte.

En la ciudad de La Mancha era no sólo la menor del equipo, sino también una de las dos únicas chicas en la residencia del club. «Fuimos una apuesta de Matías, el entrenador que había, y fuimos a ver cómo iba la cosa, pero como erámos muy responsables las dos salió bien y al año siguiente llegaron más niñas», recuerda Mati.

Mati: «El día que las jugadoras puedan dedicarse exclusivamente al fútbol ganará el espectáculo»

El camino del Fundación Albacete hasta la élite no fue de rosas, más bien todo lo contrario. «Hemos sufrido mucho. Esto se ha conseguido porque eramos un equipo muy familiar, estábamos muy unidas y no nos rendíamos nunca… De hecho, necesitamos cinco fases de ascenso para poder subir, y a la sexta fue la vencida. Yo me quedo con ese momento, con el poder decir que lo habíamos conseguido», resalta la centrocampista. Aunque en su momento le entraron dudas. «Se te pasa por la cabeza alguna vez dejar el club. Fueron muchos años que no subíamos, nos paseábamos por los campos de Segunda y luego llegaba el partido definitivo y la pifiábamos. Pero yo quería subir a mi equipo y soy un poco cabezona… Ahora estoy muy contenta de haberme quedado».

Mati recuerda que, cuando llegó a Albacete, «ni siquiera había una estructura de divisiones como la actual; ascendías directamente de Regional a Primera». Y opina que en un futuro próximo, ser mujer y vivir del fútbol será posible en España: «No al nivel del fútbol masculino, pero yo creo que sí, porque se están moviendo mucho para ello, las chicas son cada vez más profesionales… El día que las jugadoras puedan dedicarse exclusivamente al fútbol ganará el espectáculo».

A ello contribuye activamente LaLiga con su apoyo a la Liga Iberdrola. «Y con la acción mediática que ello supone. Que una entidad como LaLiga te preste su apoyo te hace salir mucho más en los medios, y eso repercute en que el club se interese mucho más por ti», reflexiona. «También se ha notado a nivel publicitario; no es lo mismo encontrar un patrocinador saliendo cada fin de semana en la televisión y los medios locales que sin esa repercusión. La Federación está haciendo su trabajo, pero necesitábamos este empuje que nos ha dado LaLiga», concluye.

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