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Un fútbol más familiar en el que no caben los violentos

Los estadios se convierten en zonas seguras para disfrutar de los colores de tu equipo

Javier Brizuela

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El fútbol es sinónimo de emociones, de energía compartida, de disfrutar de nuestro equipo… y de nuestra gente. Cada fin de semana miles de aficionados se preparan para disfrutar (o sufrir) con su equipo y si hay algo que tienen claro es que quieren hacerlo de forma segura. Con tranquilidad. Sin temer por su integridad y la de los suyos. Si bien es cierto que en los años ochenta y noventa los disturbios pre y post partido se sucedían con más frecuencia, las cosas han cambiado radicalmente y hoy Europa admira la seguridad de los estadios españoles, que cuentan con una política de tolerancia cero con la violencia y los violentos.

Uno de los últimos episodios de violencia en torno al fútbol en nuestro país tuvo lugar en Sevilla a raíz de la celebración de un partido internacional el pasado mes de octubre. Afortunadamente, este tipo de hechos han perdido mucha notoriedad en España. El esfuerzo de LaLiga ha reducido drásticamente esta lacra. Un trabajo constante que encontró un punto de inflexión el 30 de noviembre de 2014, con la muerte de un aficionado del Deportivo.

El fallecimiento de Francisco Javier Romero Taboada, también conocido como Jimmy y miembro de los ‘Riazor Blues’, como consecuencia de un enfrentamiento entre radicales de Deportivo de La Coruña y Atlético de Madrid, conmocionó al fútbol español. En la pelea, en la que participaron alrededor de 150 personas, hubo también varios heridos y detenidos.

La cooperación entre los distintos agentes implicados ha originado numerosas medidas enfocadas a convertir los estadios y sus alrededores en zonas para disfrutar con familiares y amigos.

La Secretaría de Estado del Ministerio del Interior, el Consejo Superior de Deportes y LaLiga unieron sus fuerzas para atajar el problema y el objetivo estaba claro: erradicar la violencia en el fútbol. La muerte de Jimmy debía ser la última y las agresiones físicas y verbales debían atajarse. En febrero de 2015, LaLiga elaboró un ambicioso Plan Estratégico orientado en esa dirección.

Esta política de tolerancia cero se sustenta en acciones preventivas y de denuncia, en una línea coherente con el plan citado. Los actos violentos, tanto a nivel físico como verbal, están prohibidos y son susceptibles de sanción a partir de la promulgación de la Ley 19/2007.

Florentino Villabona, director de Integridad y Seguridad de LaLiga, corrobora esta lucha por la seguridad en el fútbol. Antiguo número dos de la Policía Nacional, destaca los cambios producidos en estos últimos años: “Durante las últimas temporadas, se ha producido una reducción considerable del número de incidentes de violencia física y de los cánticos grupales agresivos en los estadios. Las acciones violentas se redujeron un 10% con respecto a la temporada 2016/17. Desde hace varias temporadas los clubes ya no amparan a los grupos violentos, ya no se ven bengalas ni acciones violentas en los estadios. Familias enteras pueden disfrutar del espectáculo del fútbol animando a sus respectivos equipos”.

Los clubes deben tener un libro de registro que incluya a sus colectivos de aficionados y a sus peñistas.

LaLiga se ha empleado a fondo para erradicar la violencia y los clubes han respondido a la llamada con responsabilidad. La cooperación entre los distintos agentes implicados ha originado numerosas medidas enfocadas a convertir los estadios y sus alrededores en zonas para disfrutar con familiares y amigos.

Los clubes deben tener un libro de registro que incluya a sus colectivos de aficionados, a sus peñistas. Esos grupos no pueden tener ninguna vinculación con actos violentos y, a cambio, la institución les da facilidades para que puedan seguir al equipo. Asimismo, los clubes envían reglamentos internos a sus seguidores antes del inicio de cada temporada. La violación de alguno de los puntos de ese reglamento puede originar la expulsión de un socio abonado. El precio de la violencia: no poder seguir al equipo.

El cumplimiento de la Ley del Deporte y del ya citado Real Decreto 203/2010 (decreto por el que se aprueba el Reglamento de prevención de la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte) es un requisito fundamental. LaLiga, en los casos procedentes, presenta denuncias los jueves ante la Comisión Antiviolencia, un órgano con el que existe una colaboración muy estrecha. Por otro lado, a través de su Departamento Legal, realiza la acusación particular en hechos violentos y de corrupción deportiva. “Actualmente se encuentra personada en diez causas penales por violencia física relacionada con el fútbol”, comenta Florentino.

La Policía Nacional es otra parte imprescindible en la lucha contra la violencia en el fútbol. Con este cuerpo –en concreto con la Oficina Nacional de Deportes- se intercambia información. La comunicación es permanente y fluida, circunstancia que garantiza la coordinación adecuada.

La figura clave del director de Seguridad

Todos los clubes de LaLiga Santander deben tener un director de Seguridad. Es la persona que mantiene el contacto con el coordinador policial del partido correspondiente. Además es el responsable del cumplimiento de la Ley de Seguridad Privada. LaLiga mantiene reuniones cuatrimestrales con los directores de Seguridad de los equipos.

Además de velar por la seguridad de su ‘familia’ deportiva, los dos directores de Seguridad intercambian información con sus homólogos de otros equipos antes de cada partido. El encargado del conjunto visitante informa al del club local de cuestiones fundamentales para la prevención de cualquier riesgo, como el número de aficionados que se desplazarán a la ciudad correspondiente y la hora de llegada de los mismos.

Los sistemas biométricos basados en los avances tecnológicos son más seguros y fiables para controlar el acceso a los estadios

Como en tantos ámbitos, la tecnología ejerce una influencia creciente en la lucha contra la violencia. En este sentido, la instalación de las Unidades de Control Organizativo, que utilizan alta tecnología en tareas de seguridad, como cámaras o controles biométricos en los estadios, ha resultado fundamental para la identificación de los individuos que tienen una conducta inapropiada dentro del recinto.

Los sistemas biométricos, basados en los avances tecnológicos, son más seguros y fiables para controlar el acceso a los estadios que las tarjetas, las barreras y los tornos tradicionales. Estos sistemas de control aportan más seguridad y fiabilidad, y LaLiga ha hecho una apuesta decidida por ellos. Los controles biométricos se basan en métodos matemáticos. Utilizan rasgos físicos (huella dactilar, retina, rasgos faciales) o de comportamiento (firma, paso) para identificar a cada persona y, en el caso que proceda, restringir su entrada al recinto.

Las Gradas de Animación son otro punto interesante donde la colaboración es clave. Aquí tampoco caben los violentos. Los abonos para esta grada son personales e intransferibles y existe un método de control biométrico en los accesos al estadio. El mensaje es claro: si no te corresponde entrar en la grada de animación, no podrás hacerlo.

hoy Europa admira la seguridad de los estadios españoles

Además de perseguir al violento, LaLiga trata también de ayudar al seguidor fiel a disfrutar de sus colores con iniciativas como la edición anual de un Manual de Bienvenida para las aficiones. Es una guía práctica que incluye consejos de todo tipo (también, al margen del fútbol, para disfrutar de la ciudad que acoge el encuentro) orientados a aquellos que se desplazan para animar a su equipo. Porque qué sería del fútbol sin los desplazamientos para animar a tu equipo en la grada visitante.

En su intención de acercarse cada vez más a los aficionados, LaLiga mantiene un contacto muy fluido con Aficiones Unidas (AFEPE), que participa en distintos eventos con responsables policiales de distintos cuerpos y los coordinadores de Seguridad de los clubes. La eficacia del Plan Estratégico que lanzó LaLiga en 2015 resulta evidente.

En la temporada 2017/18, las peleas entre grupos ultras se redujeron de siete a cinco respecto a la campaña anterior. De esas cinco, tres fueron en las inmediaciones del estadio. Ninguna se produjo en el interior de un campo durante un partido de LaLiga.

A la luz de los datos, el descenso de la violencia física y verbal ha sido notable, pero queda camino por recorrer. Un camino que apenas admite descansos, pero que no tiene pérdida. Las líneas de actuación marcan el trayecto.

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Este contenido ha sido desarrollado por Content Factory, la unidad de contenidos de marca de Vocento, con LaLiga. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.