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Pensionistas manifestándose contra el Gobierno. Archivo
Una cuarta parte de las viudas cuenta con otra pensión, algo que es mayoritario en los hombres

Una cuarta parte de las viudas cuenta con otra pensión, algo que es mayoritario en los hombres

El Pacto de Toledo recomendaba en su último borrador introducir criterios como la renta, la edad o la compatibilidad para calcular la cuantía de estas prestaciones

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Lunes, 25 de marzo 2019, 00:02

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Son minoría las mujeres que reciben otra pensión además de la de viudedad: poco más de 600.000 de los casi 2,2 millones que se benefician de esta prestación generada a raíz del fallecimiento de sus cónyuges, lo que supone poco más de una cuarta parte (el 27,8% del total), según datos extraídos de la Seguridad Social. Por el contrario, los pocos viudos que hay (apenas un 7,8% de los más de 2,36 millones de personas que conforman este colectivo) cobran mayoritariamente esta pensión de manera conjunta con la suya propia, en su mayor parte la de jubilación, tal y como indica el hecho de que la exclusividad es superior al 86% hasta los 65 años, aunque podría ser también la de incapacidad permanente u otras. Representan concretamente un 66,2%, es decir, uno de cada tres hombres cuenta únicamente con esta prestación.

Los más de 2,3 millones de pensionistas de viudedad que hay en España recibieron la pasada semana con preocupación la noticia de una futura reforma que vinculara esta prestación a la renta familiar con el objetivo de recortarla y que podría afectar especialmente a los que la compatibilizan y a los menores de 65 años. «¿Es razonable que alguien que cobra cinco veces más que su cónyuge al fallecer éste reciba con carácter vitalicio una pensión que engrose su renta?», se preguntaba el secretario de la Seguridad Social, Octavio Granado, que abogó por reformular esta prestación que fue creada a mediados del siglo pasado con el fin de garantizar unos ingresos a las mujeres tras la muerte de sus parejas, puesto que entonces la inmensa mayoría no trabajaba. De hecho, en un principio esta pensión estaba limitada a las mujeres y solo los varones incapacitados que dependieran de sus esposas podían acceder a ella. Esto cambió en 1983 tras una sentencia del Tribunal Constitucional que, amparándose en la igualdad que defiende la Constitución, extendió su aplicación también a los hombres, algo que sigue en vigor, aunque el debate de si tiene sentido mantener la universalidad de esta pensión, así como su carácter vitalicio, salta de cuando en cuando a la palestra.

Pero quizá éste no haya sido el mejor momento para que Granado hiciera esta reflexión al estar a la vuelta de la esquina unas elecciones generales en las que los pensionistas aportan casi nueve millones de votos. Y así se lo afeó al día siguiente la ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, a su secretario de Estado, al que tildó de «buen técnico» que en ocasiones «opina en alto» y luego tiene ella que «aclarar las cosas». Y lo hizo: rectificó «totalmente» que el Gobierno esté pensando en «modificar en absoluto nada» de las prestaciones de viudedad, salvo que sea para «mejorarlas».

Sin embargo, las reflexiones de Granado son las mismas que se hizo la Comisión del Pacto de Toledo durante los trabajos que estuvo desarrollando durante más de dos años y medio, comisión en la que está presente el PSOE. Y en ella se llegó a elaborar un borrador sobre la Recomendación 13 –al que ha accedido este periódico–, que trata de las pensiones de viudedad y orfandad, en la que se abogaba también por «llevar a cabo de manera gradual una reformulación integral». Así, pese a que defendía mantener el carácter contributivo de esta prestación –otro debate que de cuando en cuando surge–, sí consideraba que «puede ser factible aplicar una prueba de rentas» para acceder a esta pensión que «tenga en cuenta la situación financiera de la unidad familiar». Y todo con el objetivo de adecuarla «a las necesidades de las personas, siguiendo los criterios aplicados en muchos de los países europeos». A su vez, dejaba entrever su posición favorable a utilizar a su vez otros criterios como la edad, los hijos o las compatibilidades.

En esta misma línea, la OCDE emitió hace escasos meses un informe en el que recomendaba a España que estas prestaciones dejen de ser vitalicias a menos que el beneficiario haya alcanzado la edad de jubilación, o lo que es lo mismo, que sean temporales para aquellas personas que están en edad de trabajar. Y es que España es el país que tiene más pensiones de supervivencia del mundo: por cada cien de jubilación se dan otras 47 de viudedad, es decir, casi una por cada dos trabajadores retirados, porcentaje que duplica con creces la media de los estados de la OCDE, que se sitúa en 22 por cada cien.

Así, todo hace prever que en un futuro no lejano la pensión de viudedad al menos se reformulará y se introducirán criterios como las rentas de la familia, la edad del beneficiario o la compatibilidad, por lo que, salvo para aquellas viudas mayores de 65 años y que no perciben otras rentas (cerca de medio millón en la actualidad), para las que todos abogan por mejorárselas, para el resto, lo más probable es que sufran algún tipo de recorte. Aunque en un principio no será para los actuales beneficiarios, sino para los futuros.

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