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El empresario Pedro Julián Santos Perandones, alma mater de Tauro Sport Auto, posa junto a un V8 Spider, en el exterior de la fábrica vallisoletana
El coche de Valladolid que pocos conocen

El coche de Valladolid que pocos conocen

La empresa Tauro, situada en el polígono de San Cristóbal, ha fabricado 18 superdeportivos artesanos desde que comenzara a gestarse en 2010

Javier García Escudero

Miércoles, 25 de mayo 2016, 20:57

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El sueño que a mediados del año 2010 iniciara el empresario Pedro Julián Santos Perandones, un matemático leonés criado en Asturias y afincado en Valladolid desde 1997, se ha convertido en una feliz realidad seis años después, aunque todavía quede por delante una ingente lucha diaria para que alcance el volumen que su promotor desea y que confiaba en lograr cuando decidió emprender un proyecto arriesgado y singular: fabricar artesanalmente coches superdeportivos a orillas del Pisuerga.

La empresa Tauro Sport Auto no compite con Renault, aunque su actividad también se desarrolle en una ciudad considerada un punto neurálgico en el mapa nacional en el sector de la automoción, con la marca del rombo y numerosas industrias auxiliares como mayores protagonistas. Tauro tiene su sede en una pequeña nave del polígono de San Cristóbal y allí fabrica coches a la carta, modelos exclusivos con un precio mínimo de 90.000 euros más impuestos, aunque siempre puede incrementarse según las personalizaciones que reclame el cliente.

Santos Perandones llegó a Valladolid con 25 años para trabajar en una empresa de material eléctrico que regentaba su tío. Luego pasó a otras vinculadas con la electrónica o la automoción y comenzó a abrirse paso el proyecto pionero en nuestro país de fabricar superdeportivos hechos a mano a partir de un motor con base de General Motors y otros componentes de serie que luego se particularizan en cada pedido. «Cuando trabajaba en la fabricación de componentes electrónicos para el sector de la automoción para clientes ingleses, me dije: si lo pueden hacer en Inglaterra, por qué no vamos a poderlo hacerlo en España», afirma ahora con énfasis para explicar los inicios.

Tauro Spor Auto arrancó con un capital inicial de 400.000 euros, con Santos Perandones como uno de sus socios principales, en un proyecto en el que también participan varias empresas localizadas en Castilla y León, involucradas en diferentes campos de la automoción, la energía y la tecnología, y un pequeño fabricante británico de vehículos de producción limitada.

Los comienzos, como cabía esperar, fueron difíciles. De hecho, el primer Spider V8 (su modelo más popular) que Tauro sacó adelante tuvo que hacerlo en Barcelona en el año 2012, apoyándose en un fabricante que hace prototipos para grandes marcas, al no disponer entonces en Valladolid del entramado auxiliar necesario. No fue hasta mediados del año siguiente cuando se logró fabricar en la planta vallisoletana otro Spider. Desde entonces, Tauro ha fabricado 16 unidades, de las que solo una ha sido un encargo de un cliente español. Ahora prepara la 17 y la 18, que se exportarán a Cánada y China, respectivamente.

Cinco variantes

El modelo base es el Tauro V8, con cinco variantes: Spider, Coupé, Saeta, Super Saeta y Portago. Todos emplean el mismo chasis y las motorizaciones parten de los 450 caballos y los 6.200 centímetros cúbicos, con prestaciones altamente superiores al resto de automóviles, acercándose a los niveles de los coches de competición: la velocidad punta de un Spider se sitúa en los 292 kilómetros/ hora, y en la empresa que dirige Pedro Julián Santos Perandones no siempre conocen al cliente que terminará por conducirlo. «Tenemos distribuidores repartidos por varios países y no siempre sabemos para quién va destinado el encargo. Aunque sí sabemos que suelen ser amantes del automóvil que quieren algo diferente a lo que se puede encontrar en el mercado», explica.

Tres meses tarda Tauro en materializar el encargo desde que recibe la petición, y siempre dentro de unos estándares de exclusividad y calidad que el alma mater de la empresa defiende con vehemencia. «Nuestros modelos tienen además un peso muy contenido, son muy livianos comparados con lo que hay en el mercado, en torno a 1.300 kilos, ofrecen una sensación de seguridad aunque parezca que no está todo bajo control y transmiten de verdad el placer de conducir. Es un deportivo, pero de uso diario, de fácil accesibilidad, donde pueden ir biendos ocupantes, con un buen aire acondicionado...», enumera Santos Perandones, para defender a continuación las garantías que ofrece. «Tenemos nuestro número de fabricante mundial, hemos pasado todas las auditorías necesarias y poseemos todos los certificados de garantía que necesitamos», agrega.

Un camino por delante

Sin embargo, las expectativas iniciales aún no se han visto satisfechas. Tauro exporta a distintos países de la Unión Europea, Rusia, Emiratos Árabes, China, Estados Unidos y Cánada, lo que en principio parece protegerla de las crisis coyunturales que puedan producirse en determinadas zonas del mundo. También la empresa vallisoletana ha recuperado la tradición española de automóviles deportivos de lujo que a principios del pasado siglo XX abanderaba la empresa Hispano Suiza y que más tarde se plasmó en el Pegaso de Wifredo Ricart. Hay muchos motivos para el orgullo, pero también un camino que aún debe andarse, como prueba que sus impulsores proyectaran inicialmente fabricar unos 50 coches al año. «El marketing es muy caro. Casi no nos conocen en Valladolid y Castilla yLeón, así que menos fuera. Vamos promocionándonos con algunos eventos, con nuestros delegados, con el boca-oreja, mediante internet, con apariciones en la prensa especializada... Pero no perdemos la ilusión, a pesar de no recuperar la inversión, pero lo conseguiremos», declara Santos Perandones entre risas y esperanzas, quien, no obstante, sí incide en que le gustaría disponer de más ayudas públicas.

La empresa que dirige tiene en la actualidad cinco empleados y anda también embarcada en otros proyectos que complementen el montaje de coches, una actividad en la que el toro deportivo (ese logotipo sustentado en el toro de lidia español, que identifica tan fácilmente a la compañía en los mercados internacionales) aporta, sobre todo, intangibles tan necesarios como el diseño y la ingeniería. «El siguiente paso que estamos dando es la ingeniería y elaboración de piezas para otros fabricantes, y sobre todo personalización de vehículos nuevos de alta gama, que es algo que se trabaja mucho fuera»,detalla Santos Perandones, quien tampoco olvida los coches de carreras o las motos. Todo va más lento de lo que se prevía, menos la ilusión del comienzo.

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