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Josep Borrell durante su intervención en el Foro Económico de El Norte. Alberto Mingueza
Foro Económico de El Norte de Castilla

Josep Borrell: «Aunque España quisiera gastar el 5% del PIB en defensa, no tiene en qué gastarlo»

El político defiende en el Foro Económico de El Norte la necesidad de rearmar a la UE para estar preparados y poder responder ante posibles amenazas bélicas

Andrea Díez

Valladolid

Lunes, 3 de noviembre 2025, 22:57

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La participación de Josep Borrell en el Foro Económico de El Norte de Castilla fue una clase magistral de quien ha vivido la política europea desde sus entrañas. En una jornada en la que la política nacional iba por otros derroteros, Borrell centró parte de la charla que mantuvo con el director de El Norte, Ángel Ortiz, en la dependencia militar europea respecto a Estados Unidos, aunque no es la única. El ex Alto Representante y vicepresidente de la Comisión Europa enumeró muchas otras, que van desde el paracetamol que fabrica la India a los chips chinos de los que depende la producción de vehículos y que el gigante asiático puede dejar de suministrar. Por eso no es de extrañar que se refiriera a Europa como un continente que ha dejado de ser «un arquitecto del mundo» para ocupar una posición de «protectorado militar de Estados Unidos».

En un evento que contó con el patrocinio de Collosa, Banco Sabadell y Galletas Gullón, Borrell matizó cuestiones concretas. Sobre Ucrania quiso dejar claro, en primer lugar, que «no estamos en guerra. Hay otros que sí lo están y a los que queremos ayudar sin estar en guerra». En este sentido, realizó la siguiente advertencia: «Preocupémonos, porque si EEUU decidiera dejar de ayudar a Ucrania, ¿qué haríamos nosotros? Esta es una pregunta que la sociedad europea se tiene que hacer». En cualquier caso, el ex jefe de la diplomacia europea desmintió las cifras aportadas por el presidente americano sobre la ayuda económica destinada a este país, «Trump nunca dice una cifra que sea cierta» y aseguró que «los europeos nos hemos gastado más dinero en ayudar a Ucrania que EEUU, tanto desde el punto de vista civil como militar».

En relación al gasto en defensa y pese a las amenazas de Trump a España si no se alcanza el 5% del PIB en el apartado militar, matizó que no es necesario alcanzar esa cifra, en primer lugar, porque no tendría en qué gastar esa cantidad. «Podría ser algo más del 2%, pero aunque España quisiera gastar el 5% no tiene en qué gastarlo», comentó Josep Borrell, que justificó su respuesta argumentando las limitaciones actuales de la producción de armamento.

«Vas a comprar misiles Patriot y el fabricante te dice que esperes cinco años porque tienen toda la producción vendida. Y te encuentras que todos los productos críticos que fabrica muy poca gente no pueden ser suministrado en esos plazos así que, aunque tengas el dinero no serviría de nada». De igual forma, se refirió a las plantillas que operan en las fragatas antimisiles o a los pilotos de avión de combate, «son gente altísimamente cualificada que no tenemos y cuya formación requiere tiempo».

Para Borrell la solución pasa por aumentar el gasto en defensa de forma coordinada entre los Estados Miembros. «Antes de llegar al Ejército Europeo», sugirió, «hagamos los ejércitos interoperables, como la OTAN. Lo que hay son capacidades militares que los ejércitos nacionales ponen a disposición de la OTAN de forma interoperable» y desde este planteamiento, «la peor solución es que cada uno lo hiciera por su cuenta».

Otra de las dimensiones de la guerra que se puso sobre la mesa fue la digital, la que puede hacerse a golpe de click, por eso insistió en que España «tiene que hacer un esfuerzo por aumentar sus capacidades militares para hacer frente a lo que pueda ocurrir, como las guerras cibernéticas». Se refirió, igualmente, al control de las fronteras marítimas e insistió en el mismo mensaje, «España tiene que tener capacidades defensivas que hoy no tiene, toda Europa, y cuanto más juntos y coordinados se haga, mejor». Un objetivo que trató de impulsar durante su etapa como Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y vicepresidente de la Comisión Europea, al que puso nombre: «Fuerza de Reacción Rápida», un instrumento para la creación de un cuerpo de efectivos militares de los Estados Miembros. «Yo me fui y no se ha desarrollado. Está en el cajón de los recuerdos». Además, también mencionó los 'battle group', unidades militares rotatorias semestrales a disposición de la UE que «no se han usado nunca».

Sin pilares estratégicos

Borrell echó la vista atrás para citar al general francés Charles de Gaulle, al que atribuyó una frase que se resume en que «algún día los americanos se irán de Europa y para ese día, tendremos que estar preparados». La cuestión es que «ese día parece que ha llegado y no estamos preparados para hacer frente a una posible agresión de Rusia». Pero esa dependencia va más allá, pues los tres pilares estratégicos de los que disfrutaba Europa: el gas ruso, los mercados chinos y la protección americana, se han acabado. Así, no dejó de identificar a los dos grandes polos que dominan el mundo: el industrial, que es China, y el financiero, que representa Estados Unidos. «Luego está Rusia, con una bomba atómica; África, con un montón de guerras, y América Latina, a la que tendríamos que hacer más caso», agregó.

Pero la dependencia abarca ámbitos mucho más concretos, como la fabricación de medicamentos, un aspecto que puso en evidencia la crisis de la covid, algo sobre lo que esta sociedad «ha pasado página», según su opinión, pero que sirvió para descubrir que «Europa no fabricaba ni un gramo de paracetamol, todo se producía en la India, y en el caso de los antibióticos, el 10% del consumo».

Una falta de producción que hizo extensible a lo militar. «Europa no produce pólvora, el instrumento básico para hacer proyectiles de todo tipo, la compramos en China porque para la pólvora hace falta algodón que tampoco producimos». Lo mismo ocurre con el titanio para la fabricación de tanques o las tierras raras para los cazas F-35, «por eso Trump ha llegado a un acuerdo con China, porque un F-35 no se puede fabricar si China corta el suministro» y concluyó: «Nuestra dependencia es grande, hay que corregirla, sabiendo que tenemos límites».

En un contexto en el que China es responsable de un tercio de la producción industrial mundial, Estados Unidos del 60% de las finanzas y donde Trump «se ha propuesto dinamitar la democracia liberal», algo que estudia, investiga y analiza desde la presidencia de CIDOB (Barcelona Centre for International Affairs), un think tank con sede en Barcelona.

Ánel Ortiz director de El Norte y Josep Borrell, exjefe de la diplomacia europea durante el encuentro. Alberto Mingueza

«Hemos perdido legitimidad política con lo que ha pasado en Gaza»

Borrell también habló del papel de la Unión Europea con respecto a Israel y la situación en Gaza. «Hemos perdido legitimidad política con lo que ha pasado en Gaza, no podemos predicar el derecho humanitario», denunció ante la inoperancia del Ejecutivo Comunitario que el pasado mes de septiembre propuso la suspensión de las concesiones comerciales con Israel «con ya sesenta mil muertos y a mes de noviembre, no se ha hecho nada. Un anuncio que ha quedado en eso y nos descalifica ante el resto del mundo».

Una inactividad que se entiende por la discrepancia de intereses en el propio seno de la Unión Europea donde no hay unanimidad a la hora de adoptar medidas que afecten a sus relaciones individuales con Israel. «A Netanyahu esas sanciones le hubieran costado 227 millones de euros y por ese dinero no hubiera parado la guerra. No se ha hecho nada porque no hay unanimidad en el Consejo de Ministros (europeo)», declaró Josep Borrell.

Público asistente al Foro Económico de El Norte de Castilla Alberto Mingueza

«El debate público en España no pasa por el mejor momento, es un debate agrio»

En un escenario político muy polarizado también a nivel nacional, Josep Borrell reconoció que «el debate público en España no pasa por el mejor momento. Es un debate muy agrio, a cara de perro, donde más que argumentos hay insultos» y animó a un cambio de diálogo más centrado en aportaciones.

En cuanto a la situación económica de España, aunque reconoció el crecimiento a nivel europeo, sí recomendó hablar del PIB per cápita, «que es lo realmente más significativo», y advirtió que aunque crecemos, «España tienen un problema estructural de falta de productividad».

Asimismo dijo que el problema de la vivienda, «lo tiene toda Europa, pero tenemos que resolverlo en casa» y sobre la desigualdad se mostró tajante: «Es el cáncer de la democracia. Las democracias fracasan porque no son capaces de reducir la desigualdad y eso le ha costado ya la democracia americana». En comparativa con la dinámica europea explicó que «en los países europeos los que pierden tienen alguna compensación, pero en Estados Unidos no hay red de seguridad, se quedan en la calle».

Por otro lado y volviendo al escenario europeo indicó que «el gran problema de Europa somos nosotros y el crecimiento de la derecha populista». Precisamente, en este contexto de auge extremista en los Estados miembros, advirtió que «si la extrema derecha populista gana en Francia y Alemania, se acabó la Unión Europea». Para concluir su intervención, ante un panorama mundial que no induce a alegrías, lanzó un mensaje, «ni pesimista ni optimista, hay que ser activista».

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