'La Asturiana', el adiós de los caramelos que todos probamos
La fábrica está pendiente de un auto judicial para su liquidación definitiva. Tras 80 años de actividad, deja sin empleo a 28 trabajadores: «Duele, no lo acabamos de creer»
MIRIAM SUÁREZ
GIJÓN
Viernes, 9 de diciembre 2022, 13:39
¿Quién no probó un caramelo de eucalipto de 'La Asturiana'?». Pues bien, quien no lo haya hecho, ya no tendrá ocasión. Esta conocida marca ... de caramelos, una histórica del tejido empresarial asturiano, ha entrado en liquidación y para su remate final solo falta un auto judicial que se producirá en cualquier momento, según informa 'El Comercio'. Es la estocada a 80 años de actividad y a una plantilla que afronta el cierre de 'La Asturiana' con resquemor. No solo porque «duele que muera una fábrica de toda la vida», sino también, y sobre todo, por el trato recibido.
«Lo que han hecho es una traición», asevera José Ramón Miranda, veterano troquelador de caramelos, con 30 años en esta fábrica gijonesa. A su lado asienten José Ignacio Goutayer, su hijo Diego, Miguel Ángel Álvarez, María Dolores Tuero y Fermín Cuervo, que abundan en la crítica. «El dueño nunca nos dijo a las claras que nos íbamos al paro ni dio la cara cuando el cierre era evidente», reprochan. «Merecíamos otro trato. En todos estos años, llegamos a perdonarle un millón de euros en salarios, para ver si la empresa salía adelante», recuerdan «muy dolidos».
Según Robustiano Iglesias, representante de SOMA-FIA-UGT que da eco al malestar de la plantilla, «nunca hemos visto una cosa igual». Lo dice porque los 28 trabajadores que permanecían en 'La Asturiana' se enteraron de que la empresa se declaraba en concurso de acreedores casi sobre la marcha. Saltó la alarma hace justo un año, cuando el propietario no renovó el ERTE al que estaban sometidos como consecuencia de la pandemia. Que les diese libre en Nochebuena, «cuando nunca lo hizo», fue otra señal de que algo no iba como debía.
«Cuando se dieron cuenta, había vendido parte de la maquinaria a una empresa de Badajoz», relata Iglesias. La plantilla llegó a hacer guardia ante la fábrica, ubicada en el polígono de Mora Garay, en Gijón, «para ver lo que estaba pasando». Así es como descubrieron que, mientras se reducía la jornada laboral de la plantilla, «seguían saliendo camiones con pedidos», «cambiaban las cerraduras de la nave» o «envolvían los caramelos fuera de las instalaciones, en casas particulares».
Es el último capítulo de una empresa emblemática, que nació como negocio familiar en el barrio gijonés de Laviada, en 1941, y acabó convirtiéndose en una fábrica donde llegaron a trabajar 60 personas a tres turnos. «Vendíamos nuestros caramelos de eucalipto en Inglaterra, Portugal, Italia y Alemania», dicen con orgullo quienes formaron parte de la empresa e hicieron posible que 'La Asturiana' traspasase fronteras. «Si cerraron fue por mala organización, no por un tema económico, porque pedidos había y nuestros caramelos de eucalipto se vendían en cantidades industriales», recalca José Ignacio Goutayer.
Precisamente en estas fechas la producción experimentaba su momento álgido. Pero ésta es la primera Navidad en la que los caramelos de 'La Asturiana' no salen al mercado. De los de eucalipto -su seña de identidad- «ya solo queda alguna bolsa suelta, en algún stock», pero han dejado de fabricarse. «Yo todavía no me creo que lo está pasando», lamenta Miguel Ángel Álvarez, que se encargaba de envolver caramelos y acumula 23 años de experiencia en la empresa.
Fermín Cuervo, que trabajaba en fabricación, cuenta que «llegábamos a hacer 1.200 caramelos por minuto». A día de hoy, sin embargo, «nadie nos ha dado ninguna explicación», critica Diego Goutayer, uno de los trabajadores más jóvenes de 'La Asturiana'. «Bueno, a mi me tuvieron con contrato de aprendiz 15 años y tengo 5. Con eso lo digo todo», deja caer María Dolores Tuero, de la sección de artesanos, donde se producían desde bolas de anís a piruletas.
Para que 'La Asturiana' pase a la historia habrá que liquidar las cantidades que se adeudan a la plantilla y unos bienes inmuebles valorados en 1,9 millones de euros. Todo a partir de un auto judicial que, según Robustiano Iglesias, «es inminente».
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