Borrar
Las instalaciones de cunicultura son naves cerradas con suministro de oxígeno controlado.
Grupo Hermi transforma sus granjas de conejos al proceso industrial 4.0

Grupo Hermi transforma sus granjas de conejos al proceso industrial 4.0

Una aplicación móvil para la recogida de datos, instalaciones domotizadas y control de los almacenes mediante sensores forman parte del proyecto

Ángel Blanco Escalona

Viernes, 30 de septiembre 2016, 16:57

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Una jornada de formación para cerca de setenta personas, responsables y trabajadores de las 36 granjas dedicadas a la cunicultura que están integradas en el Grupo Hermi, ha hecho las veces de pistoletazo de salida para la implantación en la empresa de los primeros procesos industriales de esa revolución conocida como 4.0. La digitalización de la producción, la aplicación de soluciones domóticas en las instalaciones el aprovechamiento de las posibilidades que ofrece el Internet de las cosas persigue un doble objetivo tan simple como revolucionario. Santiago Miguel lo resume de esta manera: «Aumentar la productividad de las granjas y facilitar la vida al cunicultor».

El consejero delegado de Hermi explica cómo el clásico aforismo empresarial que dice que «lo que no se mide no se controla y lo que no se controla, no se gestiona» cobra una nueva dimensión gracias a las nuevas tecnologías. La recogida de datos y su transmisión para ser analizados y poder obrar en consecuencia ya no es una cuestión de días, ni siquiera de horas. La acción y su reacción son ya una realidad que puede suceder en minutos. «Tan pronto como algo se sale de los parámetros establecidos como idóneos, salta el aviso».

Una parte de este desembarco del 4.0 en Hermi tiene forma de aplicación (app) para smartphones. Datos como el número de inseminaciones, recuentos de camadas, bajas en el nido o durante el periodo de cebo, o registros de la ganancia de peso con vistas a dosificar la alimentación viajan en tiempo real de la granja a la sede central de la empresa en el polígono de La Mora, en la localidad vallisoletana de La Cistérniga, y también a los terminales de los veterinarios por si fuera necesario adoptar medidas.

De forma simultánea, las explotaciones donde se crían los conejos han culminado un proceso de domotización implantado para optimizar el bienestar animal. Se han instalado centralitas que modulan la temperatura en función no solo de la época del año y de la hora del día o la noche, sino dependiendo del número de animales que haya en cada momento.

Rentabilidad inmediata

«No es lo mismo que estén ocupadas por 1.600 conejas que por 10.000 crías de gazapo», detalla Santiago Miguel, quien de manera gráfica compara las instalaciones, «más que con granjas tal como se las imagina uno, con auténticos laboratorios en los que las naves están cerradas, se controla el aporte de oxígeno y se cuenta con cámaras de preacondicionamiento del aire». Toda la programación de las centralitas y la modificación de los valores se puede realizar desde el teléfono móvil.

Innovación también en la comercialización

  • Si esta tecnificación del proceso productivo es una prueba del interés del Grupo Hermi por la innovación, una serie de iniciativas lo ponen de manifiesto en el otro extremo de la compañía, la comercialización. «El consumo de la carne de conejo no está implantado en la mente de los consumidores y los nuevos hábitos alimenticios, la evolución de la población y las tendencias laborales tampoco le son favorables, así que la vez que nos afanamos en afinar las eficiencias, tratamos de buscar nuevos modelos de promoción», manifiesta.

  • «El lado de la salud juega a nuestro favor porque el consumidor sabe que se trata de una carne sana;en la vertiente del precio nos esforzamos porque aunque no es tan barata como otras carnes, tampoco es cara. Para impulsar las ventas y enganchar al público joven tenemos que echar el resto en el aspecto de la facilidad de uso». Así que el conejo que comercializa Hermi hace tiempo que dejó de ser una pieza destinada al guiso más tradicional. Se ha convertido en hamburguesas, en delicias deshuesadas, en pinchos para la barbacoa y en plato precocinado, en una iniciativa en colaboración con Cascajares.

El desarrollo de estas tecnologías va a tener ya lo está teniendo y se está comprobando, pues la digitalización lleva ya un tiempo en fase de pruebas un impacto inmediato en la mejora de la productividad. La inversión se rentabiliza a partir del primer ciclo productivo. «Es posible pasar de los 10 o 12 kilos vendidos por inseminación a 14 o 16 comenta; aumenta la prolificidad y se reduce la mortalidad; mejora el confort de los animales... Nos proporciona un nivel de conocimiento de la genética que hace que el animal pueda expresar todo su potencial».

La apuesta del Grupo Hermi por la cuarta revolución industrial no acaba aquí. En colaboración con la Universidad de Salamanca, la empresa está ultimando el desarrollo de un sistema de sensores destinados al control de los stocks de pienso. Permitirán conocer cómo evoluciona el consumo de alimento incluso día a día si es preciso. «En breve podremos decir que las explotaciones estarán completamente monitorizadas».

Todo el programa ha sido puesto en marcha por el departamento de Informática de la propia compañía, que ha trabajado en colaboración con los cunicultores para conocer sus necesidades y peticiones. «Es una app pulida con el trabajo real, en la que hemos priorizado la facilidad de manejo a la vez que minimizado la posibilidad de error», asegura el máximo responsable de la empresa de la familia Miguel Casado.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios