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Pedro Sánchez, durante la rueda de prensa que ofreció este jueves en Bruselas. Efe
Bruselas da el primer tirón de orejas a Sánchez por dudas en el Presupuesto

Bruselas da el primer tirón de orejas a Sánchez por dudas en el Presupuesto

La Comisión envía una carta al Gobierno para mostrar sus dudas por las previsiones de ingresos y la senda de déficit que han seguido

Salvador Arroyo / Adolfo Lorente

Bruselas / Bilbao

Jueves, 1 de enero 1970

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Habemus carta de Bruselas. Sigue el guión previsto. A la Comisión Europea no le salen las cuentas de España para 2019 y ha enviado una misiva al Gobierno de Pedro Sánchez reclamando explicaciones y concreción sobre determinados temas. Ojo, esto no significa que Bruselas vaya a tumbar el proyecto de Presupuestos español. De hecho, las fuentes consultadas aseguran que no lo hará. Es algo que sólo se hace en situaciones muy graves, que jamás se ha hecho y que de producirse en un futuro muy cercano, el conejillo de indias se llamará Italia, que ha decidido lanzar un órdago a la UE de tintes explosivos. La carta que este jueves hizo pública la Comisión habla de vulneraciones «sin precedentes», algo que puede desembocar una crisis de gran magnitud. Si España no es Italia, Italia tampoco es Grecia. La tormenta para la Eurozona puede ser perfecta.

Roma es el gran escudo político de Madrid. La excusa, el pretexto, el problema. Sánchez sabe que tiene vía libre y lo va a aprovechar. La carta enviada a La Moncloa se hará pública oficialmente este viernes a las 12 del mediodía, pero este jueves, desde Bruselas, donde se celebra estos días una cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE, Sánchez intentó restar trascedencia a esta hecho escudándose en varios factores: uno, Rajoy también las recibía; dos, hay media docena de Estados miembros que también la recibirán; tres, el problema es Italia; y cuatro, que el sanedrín del club le ha brindado todo su apoyo.

«Ayer (por el miércoles) tuve una reunión con el presidente del Consejo Europeo (Donald Tusk) y de la Comisión (Jean-Claude Juncker) y el mensaje es muy claro, el mensaje es de confianza en España. En su compromiso europeo y en las cuentas públicas que hemos presentado», dijo.

Además, remarcó que la misiva será la «tercera» que llegue a las autoridades españolas en relación a los Presupuestos de los últimos tres años y sugirió a los medios que comparen el texto de la última con los de las dos anteriores. «Para que vean la diferencia a favor de este año en la confianza, en la posición proeuropea que tiene el Gobierno de España y que es bien recibida y reconocida por las instituciones comunitarias», apostilló.

Es verdad que Mariano Rajoy conoce a la perfección este tipo de cartas ya que recibió un par de ellas en la recta final de su mandato, sobre todo para exigirle el envío de un proyecto de Presupuestos cuando se negaba a hacerlo por no tener los apoyos necesarios.

Ahora, las principales preocupaciones del equipo del comisario Pierre Moscovici llegan, cómo no, por la parte de los ingresos. Quieren más detalles sobre cómo se financiarán las «históricas» medidas sociales impulsadas entre el PSOE y Podemos. La recaudación prevista por conceptos como el nuevo tributo a las grandes tecnológicas (la llamada tasa Google), a las transacciones financieras (la mal llamada Tasa Tobin) o por el siempre difuso concepto de «lucha contra el fraude fiscal» han generado muchas dudas.

El 'factor Calviño'

El otro gran escollo es la senda de déficit que debe cumplir España. La vigente es que este año hay que cerrar con el 2,2% del PIB y 2019, con el 1,3%. Sin embargo, el Gobierno ha decidido estructurar los Presupuestos basándose en otra senda: del 2,7% para este año y del 1,8% para el que viene. Estas cinco décimas, 'grosso modo', suponen casi 6.000 millones de ajuste adicional. ¿Qué ocurre? Que hasta que el Congreso y el Senado no digan lo contrario, la senda sigue siendo la que es.

No obstante, la ministra de Economía, Nadia Calviño, lleva meses negociando entre bambalinas con las autoridades comunitarias para lograr la enésima flexibilización fiscal para España. El supuesto pacto oficioso se habría cerrado en ese 2,7% y 1,8% para 2018 y 2019, respectivamente, a cambio de impulsar un ajuste estructural del déficit del 0,4%, es decir, unos 4.600 millones.

Ya en un tono más político, el presidente del Gobierno ironizó asegurando que «puede que el plan presupuestario no cuadre para los ultraconservadores de la oposición», pero subrayó que «por primera vez en doce años», recoge un superávit primario, reduce en cuatro décimas el déficit estructural, en dos puntos la deuda pública y «reconstruye parte del Estado del bienestar dañado por la política económica equivocada impulsada por Mariano Rajoy».

«Lo logramos porque planteamos un debate necesario en nuestro país, el debate de la fiscalidad. Si queremos justicia social necesitamos justicia fiscal», incidió. En este sentido, se felicitó de que el borrador «cuenta con el sello» de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, la AIReF, así como con una «recepción positiva» y «buena acogida» por parte de Bruselas «a pesar de los enredos» a nivel comunitario del presidente del PP, Pablo Casado.

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