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Mesa redonda de ayer en la Facultad de Ingenierías, moderada por Julio G. Calzada, de El Norte de Castilla.
El sindicalismo abraza la industria 4.0 y se pone alerta por si amenaza el empleo

El sindicalismo abraza la industria 4.0 y se pone alerta por si amenaza el empleo

Una mesa de expertos advierte de que España corre el riesgo de perderse en la elaboración de planes estratégicos, mientras Alemania y Japón ya conectan sus máquinas e instalaciones

Ángel Blanco Escalona

Viernes, 29 de abril 2016, 18:58

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En el año 1854 llegó a Barcelona un cargamento de selfactinas, máquinas de hilar algodón venidas de Inglaterra, que eran capaces de hacer por sí solas la labor de cientos de trabajadores, a quienes enviaban al desempleo. Hubo huelgas y también incendios en las fábricas para impedir que se utilizasen y las autoridades las prohibieron. A continuación se produjo la reacción del lado empresarial y se retiró la prohibición. La conflictividad laboral y social caldeaba el ambiente y todas las partes se sentaron a negociar. El resultado fue que las selfactinas terminaron por implantarse y, a cambio, los trabajadores obtuvieron una reducción en la jornada laboral, que en aquel entonces era de 75 horas semanales y pasó a ser de 72.

Contó este sucedido histórico Joaquim González Muntadas, antiguo sindicalista y ahora director de la consultora EticaOrganizaciones. Lo narró en el transcurso de la jornada sobre Los retos de la industria 4.0 en Castilla y León, organizada por CCOO en la Escuela de Ingenierías Industriales de la Universidad de Valladolid. Al final de las ponencias y debates, quedó claro que la cuarta revolución industrial es un tren que, quien lo pierda, «quedará condenado a un futuro de servir cafés». Y se trata de un tren de alta velocidad al que hay que subirse a la primera.

«El sindicalismo del futuro está por escribir señaló Muntadas. Podemos intuir que cambiarán las funciones, las tareas, tiempos, lugares, y habilidades exigidas al trabajador. Que la nueva materia prima será el conocimiento y que la formación resultará un factor fundamental. Algunos puestos de trabajo desaparecerán, surgirán otros nuevos y los derechos y deberes del trabajo dentro de la empresa cambiarán. Tenemos la seguridad de que la industria 4.0 traerá grandes beneficios para las empresas y en especial para las multinacionales, mientras que el sindicalismo intuye los riesgos que puede causar a los trabajadores».

Aun así, defendió abrazar este futuro como una oportunidad para conquistar espacios de innovación para la acción sindical y la negociación colectiva, con soluciones que mejoren y humanicen el trabajo de las personas, mejoren sus competencias profesionales y propicien mayores niveles de participación y un reparto de los beneficios más justo . «Alemania, el país mejor posicionado es la industria 4.0, tiene un sistema formativo muy implicado con las empresas. Y allí, los sindicatos exigen estar en todas las plataformas públicas y privadas y cualquier foro en el que se vaya a analizar la implementación de esta revolución industrial», explicó. En Siemens, puso como ejemplo, han firmado un acuerdo que a su juicio debería ser referente para el sindicalismo internacional. «Las personas tienen que controlar los sistemas y no viceversa. Las tecnologías no pueden fomentar el trabajo precario».

Planes y más planes

Mientras tanto en España, según advirtieron los también presentes en la jornada Ángel Hernández, secretario regional de CC OO; Gonzalo Díez Piñeles, secretario general de Industria y Javier Cantalapiedra, adjunto de Acción Sindical, corremos el riesgo de siempre: inflarnos de planes estratégicos, uno en cada comunidad autónoma, uno para cada colectivo, mientras obviamos que Japón invierte en I+D el 9,8% de su PIBy España, el 1,4%. Mientras las empresas industriales responden cuando se les consulta que necesitan un 74% de estudiantes de FP y un 21% de universitarios, mientras en España hay un 51%de los segundos y un 20%de los primeros.

«Mientras otros están ya manos a la obra, aquí aún estamos dedicados a crear comisiones de estudio, sesiones de consultoría, trabajos de corta y pega coincidió Muntadas. Y el riesgo que corremos no es solo que nuestros hijos vivan peor que sus padres, sino que nosotros terminemos viviendo peor que nuestros abuelos».

En la jornada se puso de manifiesto que los sindicatos de clase deberán mantenerse alerta para que el avance tecnológico no sirva para destruir y precarizar el empleo, crear mayor desigualdad y hacer más ricos a los ricos. «Esperemos que en la industria 4.0 y en las empresas del futuro estén también presentes con fuerza los sindicatos para garantizar una transición justa». Según expresaron, para conseguirlo se debe hablar no solo de lo inteligentes que serán las maquinas, sino de las personas. Así el sindicalismo toma como un reto conseguir que en el centro de la industria 4.0 estén las personas.

Comisiones coincide con las voces que creen que la digitalización de la industria aporta beneficios claros al desarrollo del país, pero para despejar las incertidumbres y amenazas que también esconde, tanto para aquellos que se quedan fuera de este proceso, como para el empleo que se simplifica, ha exigido incorporar el diálogo social a cada uno de los pasos que se vayan dando para la implantación de la industria 4.0. También considera vital que la voz de los sindicatos sea tenida en cuenta en los órganos de decisión de las empresas de la cuarta revolución. Como sucede en Alemania.

Educar para algo que aún no existe

«Si, como dicen por ahí, el 80% de los jóvenes encontrarán trabajo en profesiones que aún no existen, ¿qué contamos en clase entonces?». Javier Pajares, profesor de la Escuela de Ingenierías Industriales apostó por una formación generalista, «para estar preparado para aprender otras cosas» y a la vez especialista, en todo lo que a día de hoy sabemos de la industria 4.0. «Habrá que ir a los dos aspectos: actuar como si enseñáramos a leer, para que luego uno sea capaz de leer cualquier cosa». En su opinión, la universidad «va hacia grados generalistas y másters especialistas». Defendió, por un lado, la impartición de conocimientos técnicos, en TIC, en tecnologías habilitadoras (big data, cloud computing, inteligencia artificial, impresión 3D), negocio (estrategias de innovación, modelos de negocio, márketing, gestión...) y en competencias profesionales y personales;y por otro el desarrollo de la capacidad de análisis y síntesis, del saber aprender, la orientación hacia la innovación, al trabajo en equipos multidisciplinares y multiculturales, las nuevas formas de trabajo y de relaciones entre empresas.

Participó también Pablo Sancho, responsable de SmartRural, quien expuso el caso práctico de su empresa, que aboga por extender el 4.0 a la industria agroalimentaria. «En un mundo rural sin Internet, también el sector agrario tiene derecho a participar en esta fiesta de oportunidades».

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