El surfero del Pisuerga coge una buena ola

Tenía 32 años cuando se produjo ese accidente que cambió su vida. Fue ingresado en un centro coruñés. Le diagnosticaron una tetraplejía. Ingresó en el Hospital Nacional de Tetrapléjicos en Toledo. Le dijeron que no volvería a andar. Pero como él mismo dice «no saben lo duros y cabezones que somos los de Valladolid». Comenzó a ponerse de pie y a caminar con muletas. Poco a poco dejó las muletas y podía andar sin ellas cada vez más metros. «Mi recuperación fue buena. Ni lesión no es completa, por lo que he podido recuperar más», indica.

«Hice la paz con el mar en 2016 en Lanzarote», prosigue. «Me fui a vivir a Málaga y allí, en 2017, conozco al fotógrafo deportivo Chus Alonso, con el que acudí a un festival de surf. Él me pide que pruebe y me enganché», rememora.

Con Miguel Sampalo, su primer entrenador, empieza a viajar a Cantabria y comienza a tener sus primeros contactos con el mundo del surf. «Intento probar yendo de rodillas en la tabla, pero compruebo que es imposible. Decidimos que, si quiero competir, debo hacerlo en la categoría A S5. Me presento al campeonato de España en 2019 celebrado en la población cántabra de Somo y lo gano. Fui al Europeo que tuvo lugar en la localidad portuguesa de Viana do Castelo y finalizo segundo. Eso me dio plaza para el Mundial, que se celebraba en Estados Unidos, en concreto en California, en la playa de La Jolla en San Diego», explica este 'surfer' vallisoletano.

En la modalidad en la que participa, Curi necesita el apoyo de un caddie. En la playa californiana, si la cosa le salió perfecta al equipo español paralímpico, no tanto a nivel individual al Surfero del Pisuerga. «Iba cuarto en la clasificación general, pero por dos errores de estrategia –por saltarse las olas de un competidor– caí en semifinales. Me sancionaron con quitarme la puntuación de mis dos mejores olas. Al final, tuve que conformarme con la séptima posición. Ha servido el Mundial para confirmarme que tengo un buen nivel y eso que era el primero que disputaba», cuenta.

La pandemia le ha pillado en Valladolid. Tenía dos opciones cuando llegó del Mundial a España. Volver a Málaga, donde Ángel Luis reside habitualmente, o quedarse en la capital del Pisuerga junto a su progenitor. Optó finalmente por la segunda. Eso hace que no tenga posibilidad de subirse a la tabla. Como él mismo reconoce bromeando, en el río que atraviesa Valladolid no hay de momento «buenas olas». Por eso, la Federación Española de Surf se está moviendo para que se puede acercar a algún lugar con costa y poder entrenar con normalidad una vez que las autoridades sanitarias lo permitan. Agradece al concejal Alberto Bustos que le haya brindado la posibilidad de remar en el río a través de una asociación de piragüismo.

En su domicilio vallisoletano entrena durante dos horas y media al día, pero reconoce que «he bajado mucho mi nivel físico. Tengo espasmos y sudores. Y es que el agua me viene genial. No poder meterme en el mar lo noto».

Junto con la Federación Cántabra de Surf y una asociación de Málaga intenta acercar este deporte a personas con discapacidad. «Nos viene muy bien», comenta.

Queda claro que las dificultades que le ha puesto la vida solo han conseguido rearmar de ganas a Ángel Luis Curiel. Su próximo objetivo, ser el primer discapacitado que se saca el título de monitor de surf, paso previo a conseguir el de técnico especializado. El Surfero del Pisuerga ha cogido una buena ola y no está dispuesto a bajarse de ella.