La joya del pádel vallisoletano brilla en el primer torneo de la temporada

Coello y Lamperti cayeron por un más que ajustado 7-5 y 7-6, con alguna bola de set a su favor que no supieron aprovechar. Pero dejaron patente que son un dúo a tener en cuenta durante esta campaña en el circuito profesional de pádel.

Arturo Coello, una de las joyas de este deporte en Castilla y León, ocupa hasta la nueva actualización del ranking el puesto 42 del WPT. Comenzó a practicar este deporte con tan solo siete años. A los diez ya participó en su primera competición. Acaba de finalizar un grado medio de TECO (técnico especialista en conducción de grupos en la naturaleza). Zurdo y con 1,90 de estatura, juega al drive. Ha conseguido dos medallas de bronce en Mundiales, una en categoría sub-16 y otra en sub-18.

Quita hierro a la sorpresa que puede suponer para algunos su presencia en las semifinales del citado torneo madrileño. «Nosotros trabajamos para ello. A la gente le resulta extraño, sobre todo por conseguirlo en el primer torneo como pareja. Confíamos en nuestra posibilidades y pretendemos pelear con las mejores parejas. Se lo dije a Miguel Lamperti, para mí era un orgullo estar en semifinales con tres leyendas como mi compañero, Sanyo Gutiérrez y Fernando Belasteguín. Son tres ídolos de mi infancia. Les he visto jugar en miles de partidos. Tengo la satisfacción de comprobar que el trabajo bien hecho da sus frutos. Competimos frente a ellos y estuvimos cerca de poder ganarles. Pero contra estas parejas de arriba tienes que cerrar el partido porque son muy buenos. Lo demostraron apuntándose el torneo», asegura.

Coello, que es entrenado por Gustavo Pratto y ocupa la primera posición en el ranking regional absoluto de pádel, se autodefine como un «jugador competitivo, directo, que le gusta mucho ir al contraataque y quitar espacios en la pista. Busco mucho defender atacando. No soy un gran defensor, siempre lo digo. Mi forma de jugar es más directa, siempre busco atacar desde la defensa».

Lamperti vive en Madrid y su joven compañero en Valladolid. Por ello, ha sido básico fijar una rutina de entrenamientos en común durante la pretemporada. «Él solía venir lunes y martes y yo me desplazaba a Madrid de jueves a sábado. Queríamos juntarnos mucho a entrenar para crear un patrón de juego muy marcado y con muchas variantes. Por lo visto, creemos que ha ido bien. Estamos muy contentos con lo sucedido en Madrid. Yo firmaría ya que la mitad de la temporada fuese así, que llegásemos al menos a semifinales», subraya.

No esconde que su objetivo no es otro que alcanzar algún día el número del ranking del WPT. «Es algo que quiero desde que soy muy pequeño. Mi meta es ser número uno. Trabajo diariamente para lograrlo. No soy una persona de ponerse expectativas altas, pero esta en particular sí porque es un reto que me he puesto en mi vida», concluye.