El adiós de un campeón
Tras más de una década de éxitos mundiales, Diego Cosgaya ha decidido abandonar el piragüismo
Domingo, 21 de enero 2018, 09:35
‘La vida te lleva por caminos raros/por canciones que tú nunca has cantado/la vida te lleva por caminos raros’. Cantaba Quique González en 2005 mientras Diego Cosgaya preparaba su primer Mundial con la selección española absoluta. El palentino tuvo que conformarse con la final de consolación en aquel campeonato celebrado en Zagreb, pero ya anunciaba que iba a dar mucha guerra en el agua. Han pasado ya trece años desde entonces y Diego Cosgaya ha decidido dejar de lado el deporte de competición y centrarse en nuevos retos personales.
«He apartado el piragüismo y he abandonado la competición. Tras tomarme un año para pensarlo bien, he tomado esta decisión. He encontrado trabajo, algo muy complicado para los atletas de elite cuando nos retiramos. Yo he tenido la suerte de conseguirlo. Me lo ofrecieron, me cuadraba, me gustaba y el tren pasa una vez y lo coges o te quedas en tierra. Tengo nuevos retos, nuevos objetivos y estoy feliz», anuncia Diego Cosgaya con una sonrisa en los labios. La fortaleza del palentino se refleja en sus manos, grandes, potentes, acostumbradas a remar durante horas bajo el frío, la lluvia o el calor. Unas manos que han recogido medallas de oro, plata y bronce tras enfrentarse a los mejores del mundo y de Europa. Unas manos que han vivido siempre pegadas al remo, en los momentos de gloria y en esos días en los que no encuentran una razón para remar. Pero lo hacen, porque la elite no entiende de malas épocas. En su decisión ha tenido mucho que ver la imposibilidad de acudir a unos Juegos Olímpicos, el objetivo de cualquier deportista. Diego se ha quedado dos veces a las puertas, cerradas por la Federación una y otra vez ante la imposibilidad de llevar más embarcaciones a la cita olímpica. El COI exige que sean las delegaciones nacionales las que hagan la criba final una vez que los barcos tienen unos resultados óptimos. Y las decisiones no siempre son justas.
«La Federación siempre ha escogido el barco en el que no estaba yo. Fue particularmente doloroso en el 2016, cuando los dos barcos estábamos con los mismos resultados. Al final, se escogió el barco de los compañeros. Y fueron campeones olímpicos. Eso te hace daño porque sabes que podías haber sido tú», señala el piragüista. En sus palabras se puede encontrar tristeza por lo que no pudo ser, pero no amargura. Y eso que el palentino estuvo muy cerca de conseguir remar en unos Juegos Olímpicos. En 2015, solo un año antes de Río 2016, Cosgaya compitió junto a Cooper en el K-2 500 en el Mundial, donde consiguieron la plata. Luego, el mallorquín iría solo a Brasil para hacerse con el oro en el K-1 1.000. «Es mi gran espina. El no poder ir a unos Juegos Olímpicos me ha hecho pasar momentos muy malos. No fui a Londres, tuve que superar el bajón anímico, seguir entrenando y prepararme para el siguiente ciclo. Y también me quedé fuera de Brasil. Ahí pensé que me tenía que replantear mi vida», rememora Cosgaya.
Porque el palentino se ha alzado con medallas en europeos y mundiales desde que empezara a remar con dieciséis años. Los Juegos han sido su gran asignatura pendiente. A pesar de eso, su palmarés es envidiable. «Cuando subes a lo más alto del podio y escuchas el himno de España...no hay palabras para definir lo que sientes», asegura emocionado Diego Cosgaya. Cuando rememora esos momentos, el palentino abandona su sonrisa y se esfuerza por contener su emoción.
Ahora, el piragüista se centra en lo que está por venir. Una vida diferente, alejado de la competición, de los entrenamientos, de la adrenalina de los campeonatos y la rutina del día a día.
Renuncia
«Cuando estás dentro del mundo del deporte de alta competición, te parece normal todo lo que haces, todo a lo que renuncias. Yo decidí tomarme un año con más tranquilo para analizar qué iba a hacer y ahí empecé a ver todo lo que sacrificas, todo lo que hay detrás de la alta competición. Fue la primera vez que me pregunté, ¿merece la pena todo esto? Y eso que yo nunca he tenido problemas de dinero, porque siempre he tenido patrocinadores y apoyos. He sido un privilegiado, pero he tenido grandes resultados», rememora. La decisión de abandonar el deporte nunca es fácil. Pero es más complicada cuando el atleta sabe que aún podría seguir en la elite. «Soy consciente de que podría haber seguido remando al menos dos ciclos olímpicos. Pero era el momento de dar un paso adelante. Estoy muy orgulloso de todo lo que he conseguido, pero estoy contento», afirma el palentino.
La oportunidad le llegó de la mano del grupo Caliche, que le ofreció un trabajo para su proyecto de internacionalización. «Llevo un año con ellos y congeniamos muy bien. Ellos fueron piragüistas y compartimos una filosofía vital similar».
La vida ha cambiado mucho para Diego Cosgaya, que lejos de los entrenamientos ha tenido que variar algunas de sus rutinas diarias. «Estaba acostumbrado a comer por tres y he engordado bastante. ¡Ahora como raciones ridículas! », explica entre risas. El palentino ha tenido que decir adiós a la rutina de desayunar, entrenar, comer, dormir, entrenar, cenar, dormir y vuelta a empezar. Día tras días, mes tras mes, siempre los mismos entrenamientos para estar entre los mejores.
«En el agua siempre sientes más el frío, la niebla te da en la cara, el hielo salpica. Es mucho sacrificio el que hay que hacer. Y además estás solo. Porque tienes compañeros y haces amigos, pero esas mismas personas son tus rivales, te juegas con ellos estar en las grandes competiciones. Es una vida solitaria», aclara Diego pensativo.
La soledad vino acompañada en su caso también de la renuncia. El piragüista no pudo estudiar arquitectura por la incompatibilidad con sus horarios de entrenamiento. «Tuve que renunciar porque te exigían un 80% de presencialidad. Me tocó estudiar ADE, porque era más compatible con mis horarios. Ahora mi hermano va a terminar arquitectura y estoy muy orgulloso». Pero Cosgaya tiene un nuevo proyecto vital y muy buenos recuerdos detrás. «Los que se retiran y no se ponen objetivos pueden llegar a tener problemas, porque la adrenalina de la competición engancha mucho», confirma.
Tras los entrenamientos con el frío, los madrugones, el remar entre el hielo, la soledad, los viajes, los sacrificios, el quedar siempre fuera de los juegos la pregunta es obligada. Si tuvieras que volver a elegir, si tuvieras la oportunidad de escoger otro camino, de que la vida te llevara por otros caminos, ¿escogerías de nuevo el piragüismo? Diego aprieta los labios por primera vez y esboza una media sonrisa para decir solo una palabra. «Sí». Y es que la vida te lleva por caminos raros.