«Queremos ir algún día al Dakar»

Estos días están siendo muy emocionantes y no solo por las Navidades para dos hermanos segovianos, Javier y Alfonso Herrero, que tienen 43 y 41 años, respectivamente. Están ultimando los preparativos para dar el pistoletazo de salida a un proyecto con el que llevaban soñando años. El próximo día 20 estarán en la línea de salida «del rally amateur más importante del mundo», en lo que es solo el primer paso para conseguir algún día correr el Dakar. Es su objetivo y una de las principales razones por la que hace unas semanas adquirieron un camión Mercedes Unimog U-500. Con este vehículo estarán a partir del próximo día 20 en el Budapest-Bamako y con él esperan poder acudir en el futuro al mítico Dakar.

La creación del Truckventur Rally Raid así se llama el equipo que han formado no es fruto de una ventolera sino la culminación de un sueño que venía de muchos años atrás; sobre todo para Javier, que se ha recorrido medio mundo a bordo de un camión. Ahora, tanto a él como a su hermano les ha llegado la oportunidad de comprar un vehículo que les permite competir y han encontrado el respaldo de diferentes patrocinadores para cumplir la ilusión que perseguían.

El primer desafío es ese rally Budapest-Bamako, en el que tienen como objetivo sobre todo testar su nuevo camión y adquirir experiencia en una prueba de este tipo. El rally arranca en Budapest, pero es neutralizado hasta Tánger, donde ya se activa el cronómetro. Javier y Alfonso, que estarán acompañados por Francisco Celestino, un mecánico madrileño, irán directamente a la ciudad marroquí y participarán en la categoría T4. Al mismo tiempo que irán en competición darán asistencia técnica a otros vehículos su camión es un taller en la parte trasera. Javier destaca la dificultad de la prueba, que traza el recorrido del antiguo Dakar y que cuenta con etapas de casi 600 kilómetros. «Son unas condiciones extremas porque entra en juego la fatiga», explica.

Desierto

Terminarán el día 2 de febrero en Bamako, la capital de Mali. Durante la carrera descansarán en el propio camión, que cuenta también con tres camas. Tendrán que aprovechar al máximo las horas de sueño ya que durante el día se tendrán que enfrentar al desierto y a las temibles dunas. Van preparados y con ganas de disfrutar al máximo de esta aventura, que ha sido posible, dicen, gracias al apoyo que les han prestado entre otras empresas e instituciones Brualdis, Turismo de Segovia y el Bar Mandala. En este último lugar celebraron el pasado sábado la presentación en Segovia del proyecto. La puesta de largo oficial, mientras, tendrá lugar el próximo día 15 en el restaurante madrileño Juanyta Me Mata!.

Allí prácticamente se despedirán de familiares y amigos hasta la vuelta, puesto que enseguida pondrán rumbo a Tánger, donde les espera una competición en la que están inscritos en la categoría que ellos compiten otro medio centenar de vehículos. Unos 5.000 kilómetros tendrán que recorrer para llegar desde Tánger a Bamako. «Llevo veinte años viajando en camión y ahora he querido, junto a mi hermano y a un mecánico, dar el salto a la competición», apunta Javier.

Y cuando vuelvan de Mali se pondrán a preparar su próximo objetivo: la Baja Aragón. Tras el Budapest-Bamako, la idea es empezar a correr pruebas que estén incluidas en el calendario de la Federación Internacional de Automovilismo. La Baja Aragón es una de ellas y se celebra en el mes de junio. Acudirán a la misma siempre y cuando, claro está, logren reunir el dinero que les hace falta para sufragar el viaje y el resto de gastos derivados de la competición. Por ello invitan a otras empresas a que se sumen a las que ya están y apoyen el proyecto.

Pueden contribuir a lograr el reto de que un equipo segoviano acabe participando en el Dakar. Es la meta que se han puesto Javier y Alfonso, aunque no se atreven a dar una fecha. «Ojalá pudiéramos el año que viene, pero si no lo conseguimos lo intentaremos al siguiente porque creemos que es factible y queremos ir algún día», indican. Quieren ir poco a poco y sobre todo medirse primero en el Budapest-Bamako, en el que probarán los sistemas que lleva instalados el camión; entre ellos el de navegación, una de las tareas en las que, explican, tienen que adquirir más experiencia. Nada que no se pueda resolver con kilómetros de conducción por el desierto. El desafío está servido para estos hermanos segovianos que han unido sus caminos para disfrutar de una aventura que puede ser única.