Al Tordesillas le llega el apagón

Sin delantero es más difícil meter gol y lo más parecido a ello era Campos, que caído a una banda género el peligro justito, y Willian, que anduvo falto de intensidad. Porque ambos apenas pudieron encarar y porque apenas recibían balones en zona de amenaza. De falso nueve se paseaba Cadaveira, acostumbrado a andar por otros lares, y tampoco pudo inquietar la portería rival. El que más se acercó al gol fue Abraham, que dispuso de la ocasión más clara de su equipo desde los once metros.

Había reclamado penalti el Tordesillas en su primer gran acercamiento. Yuste remató de cabeza un gran envío de Joni, Paisa salvó bajo los palos y en el rechace el arquero cometió penalti. El colegiado, más pendiente de si la pelota traspasaba la línea de gol o no, se lavó las manos. Diez minutos después tuvo oportunidad cuando señaló la pena máxima sobre Willian. Nadie más vio penalti ahí. Enmendó su error cometiendo otro.

Paisa salió, con fuerza, a despejar el balón, y de regalo rozó la cabeza del delantero. Abraham cogió la responsabilidad, tiró ajustando al palo, pero Paisa le adivinó las intenciones. Puso fin con su parada a un primer acto disputado, con algo más dominio local y también con gran trabajo de Farolo bajo palos, que salvó un mano a mano al inicio y un disparo envenenado cuando ambos equipos enfilaban los vestuarios.

La Arandina avisó nada más regresar con un centrochut que, por muy poco, no llegó a cabecear Adame. Parecía que el duelo se animaba, que el ritmo iba a aumentar con el paso de los minutos, pero nadie era capaz de iluminarlo. La luz anda muy cara en Las Salinas en las últimas semanas, más aún si Ayllón no hace acto de presencia. Y para que él pueda bajar el precio tendrán que pasar al menos otras dos semanas por su lesión. Dos partidos sin jugar, cero goles y no muchas más ocasiones.

El choque entró en una zona valle donde solo transcurría el tiempo. La entrada de Calleja sí arrojó algo de luz al centro del campo y el equipo de Miguel de la Fuente disfrutó de sus mejores minutos con la pelota. Las jugadas cada vez duraban más y los burgaleses se veían obligados a recular. Circulación, sí, peligro, ninguno. Era llegar al borde del área y el Torde sufría un apagón.

Yuste seguía empeñado en buscar el hueco entre los centrales, aunque la Arandina había tejido bien su zaga. La solución se encontraba en las bandas y, es más, fue el partido donde los locales generaron más por alto, tanto por centros como por acciones a balón parado. Faltaba lo más importante, alguien que rematara la faena.

Los últimos cinco minutos se convirtieron en una concatenación de errores. Hasta Cachuli fallaba, algo inédito. Koke, con una chilena fantástica, dejó a Farolo petrificado, pero su disparo se marchó rozando el travesaño, y Nico fue dejando defensores a su paso para acabar rematando al defensa. Sufrió el conjunto rojiblanco para aguantar el punto, que no es excesivamente malo, pero que deja al Torde cada vez más lejos de los puestos de cabeza y con una asignatura pendiente, una semana más, que es el gol.