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Giménez celebra su gol en el 89'. Reuters
Un Mundial sin tiempo que perder

Un Mundial sin tiempo que perder

Los cuatro primeros partidos de Rusia 2018 han visto goles en el tramo final

Miguel Olmeda

Madrid

Viernes, 15 de junio 2018, 19:39

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Fea costumbre esa de levantarse del asiento y marcharse a casa antes de que acabe un partido. En Rusia, en cualquier caso, los espectadores ya saben que ahorrarse los últimos minutos por evitar atascos sale caro. Y es que hasta la fecha se han disputado cuatro encuentros del Mundial y los cuatro han tenido una conclusión común: todos han visto goles en el tramo final.

Ocurre entre el minuto 85 y el pitido final del árbitro y se multiplica en partidos donde la tensión se respira en el ambiente, como es el caso de un Mundial: pesan hasta las espinilleras, las medias ahogan los gemelos al límite del calambre y las piernas no responden a lo que la cabeza demanda. Una franja crítica en la que cuesta ver goles, tarea complicada cuando las fuerzas escasea.

En esos minutos uno siempre se espera que aparezca Sergio Ramos, o José María Giménez para el caso de los uruguayos, que a raza y personalidad no se queda corto. En el debut contra Egipto, cumplido el 89', la 'Celeste' se desesperaba con un empate sin goles, poco botín para lo que se presumía y para lo que en césped se había jugado. En esas andaba el partido cuando Carlos Sánchez se dispuso a botar una falta lateral. Entre piernas egipcias se elevó Giménez, el 'comandante', y con un cabezazo despertó la alegría de todo un país.

La anfitriona regaló golazos

Menos épica necesitaba Rusia ante Arabia Saudí en la jornada inaugural, pues ya había encarrilado el choque castigando sin piedad el desorden defensivo de su rival. En cualquier caso, se guardó la anfitriona para el final sus dos mejores cartas. Una en forma de volea de Denis Cheryshev en el primer minuto del descuento y otra de falta directa con la que Golovin puso el broche de oro al partido de su selección y al suyo propio. Dos golazos que serán carne de Youtube en la memoria de los mundiales.

Y si la victoria de Uruguay fue agónica, la de Irán que le sucedió en la tarde del viernes no le anduvo a la zaga, con el añadido de que sorprendió a propios extraños. Marruecos había dominado durante buena parte del encuentro y poco antes había estado a punto de adelantarse con un zurdazo de Ziyech. Sin embargo Irán, que apenas había gozado de un par de oportunidades durante los primeros 94 minutos, se adueñó de la última falta lateral en el 95'. Ehsan Hajsafi le añadió veneno a su y Bouhaddouz, en un intento desesperado de evitar lo inevitable, acabó metiéndose un golazo en propia. El cuarto sobre la bocina en lo va de Mundial, que significa también la segunda victoria iraní en la historia de los campeonatos. Como para irse a casa antes de tiempo.

'Tomahawk' de Cristiano

También la selección española sufrió en sus propias carnes un gol sobre la bocina. Ya habían hecho los pupilos de Fernando Hierro lo más complicado, remontarle dos veces a Portugal... Pero volvió a aparecer Cristiano Ronaldo, empeñado en arrebatarle a Messi la cartera de 'ministro del fútbol'. El portugués firmó ante La Roja una actuación memorable más a su currículum, la enésima en un partido de categoría en las últimas temporadas. En el primer balón que tocó provocó un penalti que él mismo materializaría, al filo del descanso batió a De Gea con un tímido disparo con la izquierda, y ya en el 88' fijó en el marcador el empate a tres definitivo. Una 'folha seca' con copyright para la que mereció la pena no moverse del asiento.

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