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Antoine Griezmann, sentado en el banquillo durante el partido ante el Sevilla. EP
El Barça avanza entre interrogantes
Análisis

El Barça avanza entre interrogantes

Ya es segundo, pero concediendo ocasiones, agarrado a las paradas de Ter Stegen y a los goles acrobáticos de Suárez, y con Valverde creando dudas con las suplencias de Busquets y Griezmann

P. RÍOS

BARCELONA

Lunes, 7 de octubre 2019, 13:42

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El Barça se ha colocado segundo en la Liga, con la esperanza de arrebatar el liderato al Real Madrid en el clásico del 26 de octubre en el Camp Nou de la jornada 10 si antes, tras el parón FIFA por las selecciones, los dos equipos superan a Eibar y Mallorca en la novena. El equipo azulgrana es el máximo goleador con veinte tantos en ocho partidos y ha dejado de ser un coladero en defensa plantándose en diez dianas encajadas tras dos encuentros manteniendo la portería a cero. Eso dicen los fríos números, pero las sensaciones siguen sin ser las mejores.

El 4-0 al Sevilla no reflejó la igualdad en el juego y en las ocasiones creadas. Cómo extraer el mejor rendimiento a Griezmann en una posición que no es la suya comienza a ser un serio problema, evidenciado por su suplencia del domingo, y Dembélé se autoexpulsó por decirle a Mateu Lahoz que era «muy malo» y de paso se borró para el clásico porque le caerán dos partidos como mínimo. El francés mantiene su conducta infantil que le impide despegar de una vez ahora que había superado sus lesiones.

Ernesto Valverde, como sucedió ante el Inter en la Liga de Campeones, vive de la pegada de Luis Suárez, autor de otro gol acrobático para abrir el marcador cuando el Sevilla ya había perdonado tres ocasiones claras, todas de Luuk de Jong. El delantero uruguayo ha respondido a las críticas con goles de bandera, además vitales para romper la lata. Tras el suyo, llegaron seguidos los de Arturo Vidal, otro gladiador que se ha reivindicado, y Dembélé. Messi, con su primer gol de la temporada, de falta directa, cerró el triunfo y dejó claro que ya está en la rampa de salida camino de reencontrarse con su versión ideal.

Pero la semana, pese a dos victorias tan importantes frente a Inter y Sevilla, no acabó con las dudas deportivas e institucionales. No siempre podrá Ter Stegen colocar manos milagrosas para mantener vivo al equipo con el marcador igualado y es imposible que Suárez conecte voleas o chilenas salvadoras cada día. Aunque Frenkie de Jong y Arthur van a más como futuros amos del balón en el centro del campo, que los mejores estén siendo Suárez y Vidal confirma que el Barça se aleja de su estilo. Tras la marcha de Xavi e Iniesta, ahora Busquets ya no es imprescindible para Valverde, que le dejó el domingo en el banquillo. El de Badia del Vallès y Rakitic entraron mediada la segunda parte para calmar el juego y lo lograron.

Problemas con el encaje de Griezmann

Hasta ahora las suplencias se entienden en el Camp Nou por esa pretemporada casi inexistente por las dos giras, con muchos lesionados en el inicio de curso y un mercado veraniego que dejó secuelas en todos los que se vieron afectados de rebote por la fallida 'operación Neymar'. Pero ese clásico marcará ya quién es titular o suplente para Valverde. Y Griezmann peligraba, aunque ahora la previsible sanción a Dembélé vuelve a abrirle la puerta. El francés, en un 4-3-3 con Messi y Suárez, sólo puede jugar escorado a la izquierda, pero carece del desequilibrio de un extremo. Lo compensa con trabajo y sacrificio táctico, pero no se encuentra cómodo. En lo positivo, el aceptable partido de Todibo como central sutituto del sancionado Lenglet y la adaptación de Semedo al lateral zurdo por las lesiones de Alba y Junior.

Y en lo institucional, otro bandazo con la destitución de Víctor Valdés como entrenador del Juvenil A tras una discusión con Patrick Kluivert, encargado del fútbol base. Sería una anécdota de no tratarse de un portero que es leyenda reciente del club y una apuesta de Josep Maria Bartomeu el pasado verano, cuando recibió la llamada del exguardameta ofreciéndose para volver al club tras años de incomunicación. Su carácter no ha encajado en un club cuyo funcionamiento abajo y arriba no convence.

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