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Los jugadores del Atlético, tras la final de Milán.
El Atlético rozó la gloria y acabó sin identidad
análisis

El Atlético rozó la gloria y acabó sin identidad

El conjunto rojiblanco termina el año en el que pudo ganar su primera Champions League inmerso en un mar de dudas

Javier Varela

Martes, 27 de diciembre 2016, 01:02

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El Atlético de Madrid ha vivido 2016 metido en una montaña rusa de juego y de emociones y marcado por la final de Milán. Aquella derrota fue un punto de inflexión para el equipo rojiblanco. Desde que el Atlético perdiera la segunda final de la Champions League en tres años, sigue en Milán y dándole vueltas a lo que pasó en San Siro, como si hubiera entrado en bucle y no supiera salir de ese laberinto que se ha instalado en su cabeza. Aquella rueda de prensa de Simeone en Milán muy inoportuna -tampoco benefició al equipo y a todo lo que ha venido después, la incertidumbre de si su entrenador seguiría o no al frente del equipo y un arranque dubitativo en Liga- hizo saltar las primeras alarmas y ha llevado al Vicente Calderón, que vive su última temporada como feudo rojiblanco, a escuchar los primeros pitos de la 'era Simeone'.

El Atlético ha tenido dos partes bien diferencias en este 2016. La primera fue para enmarcar y para sacar pecho. En la Liga estuvo en la pelea por el título hasta las últimas jornadas, cuando la posibilidad de meterse en la final de la Champions hizo que se despistara en el campeonato doméstico y cediera ante rivales en teoría inferiores -Sporting y Levante-. Liderados por un espectacular Griezmann, que terminó siendo elegido el mejor jugador de la Liga gracias a sus 22 goles y 5 asistencias, los de Simeone finalizaron la Liga terceros, a sólo tres puntos del Barcelona y a dos del Real Madrid.

En la Champions, las cosas no le pudieron ir mejor a los de Simeone hasta la cita de Milán. Antes de aquel día de mayo de infausto recuerdo para los atléticos, el equipo se clasificó primero de grupo en la primera fase y eliminó a PSV, Barcelona y Bayern de Múnich -dos de los grandes favoritos para conquistar el título- para meterse en su tercera final. Y lo hizo como mejor sabe, siendo un equipo seguro atrás, con un portero casi infranqueable, sacando petróleo de las jugadas de estrategia, con un doble pivote con consistencia y con la velocidad y eficacia arriba que solventaba partidos. Era un equipo que sabía madurar al rival para aprovechar a la perfección un zarpazo para llevarse la victoria a casa y sumar tres puntos más en su casillero. Aquello que se había convertido en rutina despareció de un plumazo en aquella final de San Siro.

La falta de acierto en la primera parte, el penalti fallado por Griezmann, la falta de valentía de Simeone cuando Carrasco empató la final y la mala suerte -otra vez- en la tanda de penaltis, sumergió al Atlético en una depresión de la que parece no haberse recuperado todavía y quién sabe si conseguirá hacerlo. Los rojiblancos comenzaron la temporada con el mismo guion que les hizo rozar la gloria en mayo, pero se encontraron con dos resbalones inesperados -empate ante Alavés en casa y Leganés fuera-, que hizo que Antoine Griezmann, la gran estrella del equipo, dijera que si seguían así iba a luchar por el descenso. A partir de ahí, como si fuera una reacción grupal, encabezada por Simeone, el equipo empezó a jugar mejor. Se apostó por una idea más ofensiva de fútbol y más vistoso. La decisión de colocar a Koke como organizador con dos interiores y tres jugadores en punta le hizo a Simeone ganarse los halagos de todo el mundo. Todo parecía del color de rosa y los resultados, tan importantes en esto del fútbol, ayudaban. Pero entonces llegó la derrota en San Sebastián -por dos penaltis absurdos- y el equipo tembló y una semana después se derrumbó tras la decepción en el derbi. Una derrota que supuso un paso atrás con respecto a la idea futbolística que se había planteado y que se había llevado los elogios de todos en el arranque de temporada.

El Atlético termina el año en el que pudo ganar su primera Champions League clasificado para los octavos de final de la competición europea, donde se medirá al Bayer Leverkusen, tras haber pasado primero de su grupo con cinco victorias y una derrota, y sexto en la Liga, a 9 puntos del líder y con muchas dudas, empezando por su técnico y por sus jugadores. Los rojiblancos sólo han conseguido un punto ante los cinco primeros clasificados (Real Madrid, Barça, Sevilla, Villarreal y Real Sociedad) y ya han perdido 20 de los 48 que ha disputado. Nunca se debe dejar de creer en este equipo, pero está mostrando síntomas de enfermo y necesita recuperar su mejor color con la llegada del nuevo año.

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