Farolo evita el empate de la pereza

El Atlético Tordesillas celebró su segunda victoria de la temporada, pero estuvo a punto de dejarla escapar por la mano. Más bien las manos, en plural, de sus dos centrales, que al final de cada parte salieron a pasear para generar un susto, cada cual más gordo, a su hinchada. El Numancia B gozó de la oportunidad de empatar en el último minuto desde el punto de penalti, pero se topó con Farolo.

Con el primer lanzamiento, justo antes de terminar el primer acto, no pudo el veterano guardameta. En el último minuto de choque, con más tensión, Farolo sí pudo ayudar a su equipo. Tras varias protestas y sobre todo mucho juego psicológico con el delantero, no es que adivinara su lanzamiento, pero fue tan centrado y tan rematadamente malo que lo sacó con el pie. Evitó un empate que habría sido hasta justo.

Porque no fueron las manos las culpables, las únicas, de haber llegado hasta aquí. Lo fue la pereza de un Tordesillas que tras marcar el segundo se cansó del balón. Había empezado bien el choque, recordando por momentos a la finura del primer compromiso de la temporada, pero con el 2-0 dijo basta. Que juegue el rival si es que quiere. Y tampoco es que lo hiciera bien, pero por la cuenta que le traía empezó a querer más el esférico.

El conjunto local se retrasó en el campo, aunque con la situación controlada atrás y los jugadores idóneos para poder salir al contragolpe. Arriba, Beni, esta vez titular, se mantuvo más pendiente de zafarse de su marcador que de encarar portería. Su opción más clara se la quitó su compañero Campos que, en fuera de juego, quiso acabar la jugada. Otro día más el protagonista de cada cabalgada ofensiva era Ayllón, que para entonces había firmado ya los dos goles de su equipo.

El primero, con ayuda inestimable del guardameta rival, que solo pudo despejar al medio un chut potente pero centrado. El extremo recogió el rechace, se fue del portero y marcó a placer. Y tal como vino el primero como la pelota quería entrar ya de paso hizo el segundo en la jugada posterior.

La defensa, que de numantina tuvo poco, le brindó la pelota de nuevo a Ayllón. Este entró a su santuario, el área rival, donde fusiló al guardameta por el palo que debía cubrir con más atención. Diego no se mostró contundente en ninguno de los dos tantos. Desde ahí la fase ofensiva del Tordesillas fue lo más parecido a un despropósito.

Este se intensificó incluso en la segunda mitad, repleta de imprecisiones e interrupciones. Miguel de la Fuente cambió de referencia en ataque, colocó a Ayllón tras la marcha de Beni. Había perdido el timón por lo que dio entrada a Héctor. No logró su objetivo de recuperarlo. No porque Héctor rindiera a un mal nivel, sino porque su equipo se había conformado ya hace rato con lo que tenía. Y eso conlleva peligro.

Por suerte para sus intereses el Numancia B no les hacía cosquillas. Merodeaba el área, pero cuando la jugada no desembocaba en un despeje de cabeza de Ivi o Cachuli lo hacía en una pérdida absurda. Los visitantes atacaban mucho, pero mal. Aun así, el penalti les dio la opción de llevarse un punto que habría sido merecido más que por sus prestaciones por la vagancia tordesillana. La renta de dos goles, paradójicamente, les hizo daño, aunque esta vez fue suficiente para sumar el segundo triunfo en casa este curso.

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