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José Antonio Hernando posa delante del banquillo local del CD Becerril en el Municipal Mariano Haro, este viernes.
José Antonio Hernando: «A este equipo no se viene a ganar dinero, sino a trabajar y a disfrutar del fútbol»

José Antonio Hernando: «A este equipo no se viene a ganar dinero, sino a trabajar y a disfrutar del fútbol»

En un momento dulce para su equipo, el entrenador del CD Becerril recuerda sus inicios en el banquillo y las alegrías y tristezas que ha vivido en su club

SAMUEL GARCÍA GIL

Domingo, 23 de noviembre 2014, 14:14

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Una bicicleta recorre las calles de Becerril. El trayecto suele desembocar siempre en el mismo punto: el campo municipal Mariano Haro. Los martes, jueves y viernes, para acudir a los entrenamientos. Y cada dos domingos, al partido. Del sillín baja José Antonio Hernando (Becerril de Campos, 1965). «Ni me acuerdo los años que llevo con ella», reflexiona mirando a su compañera de viaje, que tantas veces le ha acompañado.

Electricista, de padre «currante» y siempre vinculado a Becerril

  • Nacido, criado y casado en Becerril (con una becerrileña), José Antonio Hernando no concibe ya la vida fuera de su localidad de origen. «Siempre he hecho vida aquí», confiesa. Como el mayor de cuatro hermanos (tres hombres y una mujer), guarda gratos recuerdos de su padre, «albañil, labrador y un currante nato», y su madre, ama de casa huérfana desde los cinco años. «Son de la generación que más les ha tocado sufrir por la posguerra, currando desde los seis o siete años porque sus padres no tenían ni para comer. Se merecen un hito», resalta Hernando. En la actualidad, compagina el fútbol con su trabajo de electricista en una subcontrata de una empresa energética. «Lo intento llevar, pero no es fácil porque viajo y salgo bastante. Hay veces que me cuesta, sobre todo las semanas en que perdemos», admite.

Lo que no se le olvida al entrenador del CD Becerril es toda su trayectoria como entrenador, al que llegó para ascender de Provincial a Regional Preferente y, tras unos años en otros equipos de la provincia (Paredes, Villarramiel, categorías inferiores del San Telmo y Ave María), volvió en 2007, inicialmente como segundo entrenador y más tarde como titular. Desde entonces, la huella más difícil de borrar para Hernando ha sido la del descenso de Tercera a Preferente en 2009.

«El año en que se descendió lo pasé muy mal, fue difícil de llevar», rememora José Antonio Hernando, que después de los momentos de flaqueza, en que se planteó «todo», su reacción fue «coger el listín de teléfonos, llamar a todos los juveniles que habían acabado y teléfono va, teléfono viene». Aun así, en los instantes más duros hubo quienes no se bajaron del carro. «Hubo un momento en que solo estaban en la plantilla Rubén, Melero y Diestro», recalca Hernando. «Nos quedamos a recoger escombros», añade.

En mitad de la conversación aparece Paco, encargado del cuidado del campo desde hace 15 años y otro de los supervivientes de aquel derrumbe deportivo. Hernando y él se saludan con naturalidad, como quienes han compartido viejas batallas. Como Paco, quien califica simple y llanamente de «muy buena» la labor de Hernando en el Becerril, todos valoran el trabajo de este becerrileño de pro en el club de su localidad.

«Desde que vi a Cruyff jugando con la camiseta del Barça, me hice culé para toda la vida»

  • José Antonio Hernando ama el fútbol sobre todas las cosas. Tanto es así que recuerda el día del ascenso a Tercera como uno de los más especiales de su vida, junto con el del nacimiento de su hija. «El fútbol te sube y baja las pulsaciones de una manera que solo consigues con muy pocas cosas», describe el entrenador del CD Becerril, que se prepara los partidos de su equipo buscando su día libre para ir a ver jugar a sus oponentes, incluso a sus rivales palentinos. «Tengo muy buena relación con todos los entrenadores de Palencia, porque creo que todos han dejado muchas cosas bien hechas», añade.

  • Antes de entrenar, Hernando tuvo un pasado como jugador, aunque se confiesa «torpe». «Jugué de central en Villada un año, pero me lesioné y al año siguiente ya estaba entrenando al Becerril», recuerda, aunque su corazón futbolístico está compartido con el FCBarcelona. «Cuando empecé a tener uso de razón, vi a Cruyff con el Barça, y para mí eso era maravilloso, ya solo verle salir al campo con sus andares tan chulos por el campo. Me embelesó», admite, aunque si ha de elegir al jugador de sus sueños, prefiere quedarse con Messi.

  • Por ser, Hernando ha sido hasta político. «Fui concejal cuatro años, con Mariano Haro. Curré como un pelele y no gané ni un duro», afirma el entrenador, que cree que «el problema de la política es de educación, de respeto, y ahora es difícil poner el cascabel al gato». A pesar de estar fuera de la batalla política, también tiene sus reivindicaciones. «No es normal que los niños hasta juveniles tengan que pagar licencia. Sacar tal cantidad de dinero a toda una generación de categorías inferiores me parece ilógico», denuncia.

«Lo más grande que puedo decir de este pueblo es que siempre he sido respetado. A mí nadie me ha metido entre la espada y la pared, ni me ha obligado para nada. Hable con quien hable y esté con quien esté, hayamos perdido o ganado, siempre recibo un saludo o el aliento de cualquier vecino que pasa por mi lado», sostiene el técnico del Becerril, quien admite que este apoyo le ha ayudado «mucho, porque hay momentos en los que es complicado tomar café en Becerril y estar los últimos de la clasificación».

A partir de aquella reconstrucción, la filosofía fue la de empezar un proyecto de cero, desde la humildad del que se sabe modesto. «Este país está muy dado a hacer cosas de la noche a la mañana, y así lo que sale, sale sin cimientos, tambaleándose. Un equipo lo formas bien con guindas, o bien con solera, forjando y haciendo jugadores que sumen y aprendan todos los años, asumiendo dos cosas: que a este equipo no se viene a ganar dinero y que se viene a trabajar, a disfrutar del fútbol estando en una categoría superior a la que puedas estar en otro sitio», reflexiona el técnico del Becerril.

Por ello, desde que subieron a Tercera se rigen por un sistema igualitario, «aunque no asambleario», matiza. «Aquí todos cobran prima únicamente por ganar, y todos la misma, sea quien sea, desde el primero hasta el último». Así erradica luchas de egos en el vestuario. «Si te sientes triste, ya sabes lo que tienes que hacer», remata entre risas.

Por si hubiera alguna duda, el entrenador del Becerril no se considera un autoritario. «Cuando uno se enciende demasiado, pierde la noción de lo que está pasando, y el técnico está para decidir, en frío. Me sacan muy pocas tarjetas, yo tengo (el carácter)muy controlado», resalta sin pudor, al igual que subraya su buena relación con la plantilla. «Con los jugadores siempre me he llevado bien, incluso cuando ha habido problemas. No me resulta muy complicado porque no me embarro mucho, no hago concesiones», indica.

Pero, por encima de todo, está la afición. «El fútbol es el alma de Becerril. Cuando bajamos de Tercera, pensé que iba a pasar como en Venta de Baños, en Aguilar, en Velilla o en Guardo, con equipos desaparecidos... Pero aquí hay algo, unos 300 socios, que da igual que estemos en Tercera que en Preferente que siempre están ahí, y contamos con ese aval que nos ayuda a tirar para adelante», valora. ¿Y el ascenso? «Todavía no nos podemos permitir hablar de eso», concluye Hernando. Hasta el final, con los pies en el suelo.

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