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Jordi Ribera posa antes de viajar a Palencia. Lía Z. Lorenzo
Jordi Ribera: «La rabia tras una eliminación puede ser algo positivo»

Jordi Ribera: «La rabia tras una eliminación puede ser algo positivo»

Los Hispanos inician hoy en Palencia la fase final de la preparación del Mundial con la disputa del Torneo Internacional

Lía z. Lorenzo

Palencia

Jueves, 3 de enero 2019, 08:03

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El 26 de enero de 2018, el mundo descubrió a Jordi Ribera. No los aficionados españoles al balonmano, desde luego, pero sí los múltiples espectadores que vieron en directo como la selección nacional destrozaba a Francia, el gran ogro de la última década. Pero el equipo dirigido por Didier Dinart se vio maniatado por el juego desplegado por el equipo de Jordi Ribera. Eran las semifinales de un Europeo y aquella España se desperezó para eliminar a los franceses y colgarse el oro ante Suecia. Y el mundo miró a ese hombre con fama de metódico. El mismo que ahora quiere conducir a España a un nuevo cetro Mundial. Antes, la selección finalizará su preparación con tres partidos en Palencia, ante Arabia Saudí, Polonia y Bielorrusia en el Torneo Internacional de España.

–Todo el mundo dice de usted que es muy metódico en su trabajo, ¿pero se puede ser entrenador de balonmano sin serlo?

–Supongo que si eres un privilegiado puedes permitírtelo. Todos los entrenadores siempre queremos más y eso nos obliga a tener una máxima exigencia. Igual hay gente que lo tiene más fácil porque sus habilidades son mayores que las de los demás. En general, el entrenador, y en especial el español, es trabajador, analítico, prepara muy bien su trabajo. Los entrenadores españoles nos hemos beneficiado de periodos en los que la ASOBAL era la mejor liga del mundo, con los mejores jugadores y entrenadores. Todos los que estamos ahora hemos aprendido de aquello. Somos gente valiente, abiertos a lo nuevo. Eso nos permite evolucionar.

–La crisis de la ASOBAL obligó a muchos jugadores y entrenadores a irse fuera, ¿la selección se ha podido beneficiar de esas experiencias?

–Lo que está demostrado es que tener la mejor liga no te garantiza tener buenos resultados con la selección. Ahora se puede decir que la liga más competitiva es Alemania y no por ello el combinado nacional queda campeón. Pero es verdad que, en estos momentos, los jugadores viven experiencias en otros países, a las órdenes de otros entrenadores y coinciden juntos en las mejor competición, que es la Champions. Sí noto que cuando el equipo se reúne tiene muchas cosas que contarse. Antes teníamos la mejor liga aquí y casi todos los jugadores de la selección provenían de tres o cuatro equipos. Era más fácil controlar su evolución. Ahora es más complicado y tenemos que tener un equipo para hacerlo.

–¿Cómo es la labor del equipo técnico en ese seguimiento de los jugadores?

–Hacemos el seguimiento de unos 50 o 60 jugadores. Evidentemente, no los seguimos todas las jornadas. Cada semana se elegimos unos cuantos y se buscamos los partidos que han jugado dentro y fuera de España y un equipo de cuatro personas se encargan de ver esos partidos y analizarlos. Luego, esa información me llega a mí fragmentada para que pueda ver pequeños vídeos que me permiten tener un historial de cada uno de esos jugadores. Aquí estamos hablando de la gente próxima a la selección, pero también jugadores jóvenes, a los que seguimos por la evolución que pueden tener.

–¿El oro en el Europeo consiguió que la transición en el que equipo fuera menos traumática?

–Al Mundial de Francia llegamos con muy poco trabajo pero fuimos en un gran momento al Europeo. Casi nadie creía que podíamos ganar y eso nos quitó presión. Luego nos crecimos en la competición. La selección es un grupo compacto y esa mentalidad de equipo es la que nos ayudó a ganar.

–¿Volveremos a ver a ese equipo duro en defensa para correr?

–La defensa siempre ha sido la seña de identidad de la selección. Cuando hemos estado fuertes en defensa han llegado los grandes logros. España tiene que jugar con su filosofía. Nunca debemos tratar de imitar a otros.

–Los jugadores dicen que les permite tener creatividad en ataque.

–Siempre hemos intentado proponer un juego que favorezca esa creatividad. Pienso que el entrenador no puede estar constantemente diciendo a los jugadores qué tienen que hacer. Hay determinados momentos en el partido en los que la intervención del entrenador puede ser fundamental, pero la selección permite, dentro de una disciplina de juego básico, que los jugadores puedan crear. Eso nos hace peligrosos.

–¿España necesita jugar bien para ganar?

–Tenemos un perfil muy marcado. Los jugadores españoles son muy buenos tácticamente, saben adaptarse a cualquier situación. En contra, nos falta esa capacidad resolutiva que tienen otras selecciones. Eso nos obliga a jugar bien al balonmano para conseguir situaciones óptimas de gol y poder defender bien. Cuando no lo hacemos, es muy difícil ganar.

–Ha dicho que le gustaría que los jugadores llegaran a este Mundial con la misma rabia y enfado que al Europeo, ¿por qué?

–La Selección venía de una época muy difícil por quedar fuera de los Juegos de Río. Los más enfadados eran los propios jugadores, una generación que ya había conseguido grandes cosas. Ahí apareció esa rabia, ese enfado que nos permitió dar la vuelta a la situación. La llegada de gente joven nos permitió crear un grupo explosivo que además ha conseguido ser compacto tanto dentro como fuera de la pista. La rabia puede convertirse en algo positivo.

–¿Preocupa que el resto de selecciones den a España como favorita?

–No creo que inicialmente seamos favoritos. Ser campeones de Europa hace que estemos entre los favoritos, pero no somos los únicos. Cometeríamos un error si pensáramos que ser campeones de Europa nos da ventaja. Cuando hacemos las cosas bien es cuando jugamos día a día, sin pensar que un partido va a ser fácil. Los que vivimos ese Europeo fuimos muy felices, pero para ganar hay que pasar página.

–Tras los problemas de la ASOBAL, ¿siente que la gente se engancha al balonmano con la selección?

–La gente se vuelca con la selección desde que ganamos el Europeo. Hay muchos aficionados que veían el balonmano desde una perspectiva y ahora tienen otra bien diferente.

–Trabaja mucho con las federaciones regionales, ¿por qué?

–Desde el principio hemos intentado que el proyecto tuviera dos líneas paralelas: por un lado el ciclo olímpico de la selección, y por otro lo que se mueve lejos de la absoluta. Hemos continuado con el trabajo que se hacía antes y hemos incluido nuevas actividades. Por ejemplo, Carlos Viver, técnico de la selección femenina, y yo hemos viajado por las diferentes federaciones regionales para estar con los mejores jugadores jóvenes, siempre rondando la edad de cadetes. Además, tenemos contacto con los entrenadores y podemos explicar cómo es nuestra metodología de trabajo. Queremos que los jugadores más jóvenes crean que pueden llegar a la alta competición. Para eso los reunimos en el CAR de Granada y entrenamos con ellos. Allí, siempre hacemos un test previo para saber qué mentalidad tienen y muchos de ellos se ven jugando en División de Honor Plata antes de empezar. Luego, después de ver lo que hacemos, su mentalidad cambia y quieren jugar en la ASOBAL y en la selección. Ese primer cambio de mentalidad hace que el jugador esté más comprometido con el balonmano. Además, ya saben cómo juega la absoluta porque hemos establecido un patrón de juego para todas las categorías.

–¿Echa de menos el día a día de un club?

–Sí. A mí siempre me ha gustado entrenar y a veces echas de menos esa fluidez que te da día a diá y jugar partidos constantemente. También es cierto que si estuviera entrenando en un club no podría hacer tantas cosas, no podría dedicarme a la actividad con los jóvenes.

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