Los Hispanos buscan en Egipto la tercera estrella

No hay fórmulas secretas esta vez, en un campeonato en el que se multiplican los detalles que puedan tener su influencia en el resultado final. Los posibles positivos –se amplian las convocatorias como previsión–, un meticuloso reparto de minutos, el efecto que provoca jugar sin público, el habitual resultado sorpresa que modifica los cuadros y, por lo tanto, los cruces, el peso que genera en los favoritos cargar con la presión,...

Argumentos que contrarrestará la España de Jordi Ribera con los mismos hispanos que se proclamaron campeones de Europa hace un año en Estocolmo, dieciséis jugadores a los que hay que sumar los nombres del portero Sergey Hernández y Rubén Marchán. Una lista con la que pelear por un lado por entrar en la lucha por las medallas pero también con la que afrontar por otro el necesario relevo generacional. Encontrar un punto de equilibrio conducirá a la virtud.

«Se jugará la baza táctica pero creo que el aspecto más importante no va a ser el balonmano –analiza Juan Carlos Pastor– sino la capacidad de recuperación de los equipos. El físico», sostiene el técnico vallisoletano, que defiende la opinión de que los campeonatos de selecciones presentan menos riqueza táctica, más presente en los torneos de clubes.

Si hablamos de físico, ineludiblemente hay que hablar de Francia y de las nuevas generaciones que han ido poblando su selección. «Es verdad que puede que echen en falta un central pero si nos fijamos en jugadores jóvenes, están un paso por delante de los demás, no solo por cantidad sino también porque todos son titulares en equipos top», apunta el entrenador del Pick Szeged húngaro, quien considera más peligrosos a los 'blues' a medida que vaya avanzando el torneo.

Sin la veteranía de Karabatic, los franceses representan una de las incógnitas de este Mundial de Egipto después de su temprana eliminación en el último Europeo, donde cayeron en la fase de grupos tras lograr una sola victoria. Ese mal resultado provocó el relevo en el banquillo, donde Guillaume Gille –miembro de la generación dorada del balonmano galo que consiguió 2 mundiales, 2 europeos y 2 medallas de oro olímpicas– toma las riendas que deja el destituido Didier Dinart.

Un paso por delante de Francia se sitúa Dinamarca, actual campeona que es capaz de lo mejor y también de lo peor como demostró en el último Europeo (14ª posición). Con jugadores determinantes en sus filas como Mikkel Hansen y Niklas Landiny, tiene en la veteranía su mejor arma.

En esa misma línea se mueve la vecina Noruega, que tiene por delante el reto de levantar un título después de pisar el podio en varios campeonatos de forma consecutiva –bronce en el Europeo de 2020 y plata en los dos últimos Mundiales, 2017 y 2019–.

Para rematar y hacer historia de una vez por todas, el combinado que dirige Christian Berge cuenta con Sander Sagosen, considerado el mejor jugador del mundo que además llega en plenitud tras proclamarse campeón de la Liga de Campeones con el Kiel.

Y cuando se habla de medallas en balonmano nunca hay que perder de vista a Croacia, que ya en el último Europeo lanzó un serio aviso de lo que es capaz después de estar ausente del podio desde 2013. «Son muy competitivos y siempre hay que tenerles en cuenta», sostiene Pastor, que destaca a jugadores como Cindric, Duvnjak o Marko Mamic.

En ese mismo vagón de favoritos se acomoda España, que presenta su doble título continental consecutivo como mejor aval para volver a pelear por las medallas después de quedarse fuera en la cita mundialista de 2019, donde fue séptima. El torneo servirá como despedida, entre otros, de Raúl Entrerríos.

España debutará este viernes ante la Brasil de Patrianova (Recoletas) y cerrará la primera fase con Polonia y Túnez, consciente de que cada partido cuenta en las dos primeras liguillas antes de alcanza el cruce de cuartos de final, donde la lógica invita a pensar que esperará Francia o bien Noruega.

De momento, los tres primeros se clasifican a una segunda liguilla arrastrando los puntos sumados entre ellos, y el grupo de España se cruza con el integrado por Alemania, Hungría, Uruguay y Cabo Verde. Los dos primeros de esta segunda fase obtendrán el pase a cuartos.

Egipto, al tratarse de la anfitriona, o Alemania, que viaja a El Cairo con bajas importantes –jugadores como Patrick Wiencek, Weinhold, Hendrick Pekeler y Finn Lemke han renunciado por la covid–, jugarán también su papel como equipos a tener en cuenta.

La Egipto de Roberto García Parrondo y la Chile de Mateo Garralda abren fuego este miércoles, en un torneo en el que no hay que perder de vista lo que sea capaz de hacer la Argentina de Manolo Cadenas, con Baronetto (Villa de Aranda) y Pedro Martínez (Ademar) en sus filas).

La organización ha extremado las precauciones extendiendo la burbuja que protegerá el torneo a los medios de comunicación que lo seguirán en directo. El Mundial se juega en cuatro pabellones –El Cairo, Seis de Octubre y Alejandría– con 32 equipos que han sido sometidos a tres test PCR antes de su debut, el último en las 72 horas previas a su llegada. Posteriormente a lo largo del torneo se repetirán los test cada 72 horas. La IHF determina que en el caso de que aparezcan casos positivos, los afectados quedarán aislados en cuarentena durante diez días, lo que facilitará que puedan ser sustituidos sin que entren en el cupo de cinco cambios permitidos.

Egipto (103 millones de habitantes) ha sufrido desde finales de diciembre un repunte de contagios, y en la actualidad suma 149.000 casos y más de 8.100 muertos como el cuarto país africano con una mayor tasa de incidencia.

Antes del pitido inicial ya hay selecciones que han sufrido los rigores del virus, caso de Cabo Verde con siete positivos, Brasil con seis, o Suecia, confinada hasta el pasado lunes, cuatro días antes de estrenarse. Antes incluso de empezar se han anunciado las renuncias de la República Checa, debido al contagio de 12 jugadores, y de Estados Unidos, con 18 positivos. Les sustituyen Macedonia del Norte y Suiza, 15ª y 16ª en el último Europeo, según anunció la organización del Mundial. Holanda, Montenegro, Ucrania y Serbia son los siguientes en la lista por si hay otras selecciones que se caen en el último momento.

La nota anecdótica llega de la mano de Rusia, que jugará sin escudo ni bandera por su sanción por dopaje.