«En Nava la gente juega para pasárselo bien y olvidarse de los problemas»

El balonmano ejerce de cordón umbilical entre Nava de la Asunción y Valladolid. Separados por poco más de setenta kilómetros, ambos territorios están conectados entre sí gracias a la influencia que ejerce el deporte. Hasta hace no mucho, el Balonmano Nava era filial del BM Valladolid y ha sido habitual que promesas del balonmano vallisoletano se foguearan en Nava de la Asunción antes de dar el salto al primer equipo, incluso como entrenador. Sin ir más lejos, Roberto Pérez, Roberto Turrado, Raúl Álvarez, Alberto Quintanilla o el técnico, Nacho González, actuales integrantes del Atlético Valladolid, pasaron por las filas del Nava.

Sin embargo, la desaparición el pasado verano del Balonmano Valladolid hizo que también se convirtiera en algo normal que jugadores contrastados vinculados al balonmano vallisoletano apostaran por jugar en el Viveros Herol Nava. Fue el caso de Yeray Lamariano después, mediada esta temporada, fichó por el Ademar y de David Fernández (Valladolid, 14 de abril de 1996), quien al no ver claro que Valladolid fuera a tener equipo esta temporada en División de Honor Plata, aceptó la oferta del Viveros Herol Nava, que le garantizaba minutos en una categoría que para él como juvenil suponía un salto importante.

Hoy ya es uno de los jugadores más temidos de la categoría y no le faltan novias para la próxima temporada, incluido el Atlético Valladolid, rival de los naveros este sábado (20:00 horas, Polideportivo Huerta del Rey), aunque él desmiente que tenga un acuerdo «ni verbal ni escrito» con el club vallisoletano. Ahora solo piensa en clasificar al Nava para el play off de ascenso.

¿Qué sensación les dejó el empate del pasado sábado frente a La Roca?

Fue un partido complicado. Nos plantaron cara y estuvimos casi igual de cerca de ganar que de perder. Los equipos catalanes son muy incómodos porque tienen jugadores muy rápidos. El empate fue justo.

Otro partido más en el que usted recibe un marcaje individual.

Bueno, cuanto más se defiende a un jugador, más hueco hay para el resto. Por suerte, sabemos cómo aprovechar esos espacios.

¿Cómo lleva tanta vigilancia?

No lo llevo muy bien (sonríe). Pero todo lo que sea para ayudar al equipo, lo hago encantado.

¿Cuándo empezó a notar que los rivales le miraban con otros ojos?

Al principio de la segunda vuelta. En la primera, como era el joven, el juvenil, los equipos me dejaban que cogiera la pelota en los últimos minutos. Ahora se cierran más.

¿Y qué puede hacer uno cuando tiene siempre a un rival encima?

(Vuelve a sonreír). Poco. Hacer lo que te dice el entrenador y seguir las jugadas que te marca el central.

¿Está ya recuperado de las molestias que arrastró hace unas semanas?

Ahora estoy bien. Yo venía de jugar en juvenil y aquí los contactos son mucho más duros y la temporada más larga. Pero estoy bien.

¿Qué tal se encuentra en Nava de la Asunción?

Muy bien. Cuando he tenido momentos malos todo el mundo me ha arropado.Tenemos un grupo muy unido en el que la gente, a diferencia de otros equipos más profesionales, juega para pasárselo bien y olvidarse de los problemas. Además, el pueblo está muy unido al balonmano y casi todos los aficionados son amigos nuestros o familiares.

¿Es imposible que continúe la próxima temporada?

Hasta que no acabe la temporada no voy a decir nada. Estoy concentrado en que nos clasifiquemos para el play off y ahora mismo hay las mismas posibilidades de que me quede como de que me vaya. No tengo ningún acuerdo ni verbal ni escrito con el Atlético Valladolid ni con ningún otro club.

Apueste. ¿Se meterán finalmente en el play off?

Nos quedan dos partidos muy complicados, pero dependemos de nosotros mismos y eso es importante. Nuestro objetivo era mantenernos y lo hemos conseguido. Todo lo demás es un premio del que debemos disfrutar. Ahora nos toca jugar el sábado en Valladolid, que es un partido muy especial porque muchos de nosotros hemos jugado allí de pequeños.