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Jorge Sanz penetra ante la defensa de Balaban y Oliver.

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Jorge Sanz penetra ante la defensa de Balaban y Oliver. Marta Moras

El Palencia Baloncesto de las dos caras

Los morados ofrecen su mejor versión en la primera parte, pero se diluyen en la segunda mitad

Álvaro Muñoz

Palencia

Jueves, 27 de septiembre 2018

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Como si del mismísimo caso del Doctor Jekyll y Mr Hyde se tratase, el Chocolates Trapa Palencia ofreció ayer dos caras bien distintas en el penúltimo test de pretemporada. El rival, el Melilla, era una buena piedra de toque para ver el nivel de los morados, que enamoraron a su afición con veinte minutos de vendaval ofensivo, pero que se transformaron en una segunda parte para sembrar ciertas dudas. Esto es pretemporada y aún quedan muchas capas de chapa y pintura para rematar el nuevo proyecto de los palentinos.

Chocolates Trapa

Sanz (7), Vasturia (20), Hermanson (19), Urko (8), Kone (16) -quinteto inicial- Caballero (-), Gustys (7), Omeragic (-), Cvetinovic (11), Toledo (15).

103

-

96

Melilla

Franch (21), Agada (2), Vucetic (10), Chuku (12), Gilling (15) -quintento inicial- Marín (5), Oliver (-), Urtasun (10), Rubio (3), Balaban (12), Zyle (6).

En el lado del optimismo sobresale la capacidad anotadora de los morados, liderados por las ametralladoras americanas Hermanson y Vasturia, con 19 y 20 puntos respectivamente. Una adaptación que sorprende a una hinchada morada, que agradeció el esfuerzo de los dos exteriores con sendas ovaciones. En el lado del pesimismo, la desconexión que sufrió el equipo en la segunda mitad. Tal vez fruto de la renta obtenida en la primera mitad o, tal vez, porque enfrente estaba uno de los equipos llamados a luchar por el ascenso. O eso se prevé al ver la renovada plantilla melillense.

El partido empezó con una de las tónicas del Chocolates Trapa está pretemporada, el acierto de Calvin Hermanson desde la línea de triple. El americano se ha convertido en santo y seña del juego de Alejandro Martínez. Correr para mirar el aro lo antes posible y anotar. Encestar y defender. El intercambio de canastas se daba en los primeros minutos de juego, aunque el acierto de los morados servía para despegarse en el electrónico (hoy sí que no ofrecieron ningún percance). A la faceta anotadora de Hermanson se unió el aporte de Urko Otegui, que sumó en todos los campos. Puntos, entrega en defensa y rebotes. Los años no pasan por el vasco, que, sin ninguna duda, volverá a ser el líder del equipo. El Chocolates Trapa empezaba a desperezarse y la brecha en el marcador inquietaba a Alejandro Alcoba. Al acierto de Hermanson en el triple se sumaba la aportación de todo el equipo. Para muestra un botón, pues todos los jugadores que saltaron en el primer cuarto a la cancha anotaron.

Darko Balaban

Tan solo el último fichaje de los melillenses, Darko Balaban, llamado a olvidar a Fran Guerra, mantenía tímidamente a su equipo en el partido. El festival anotador era visible y los ataques, sobre todo el morado, se imponían a una endeble defensa melillense. Que a nadie le sorprenda que esta temporada los morados superen en más de una ocasión el centenar de puntos.

En el segundo cuarto, la película no cambió. El guion estaba bien delimitado y el Melilla no sabía cómo parar la rapidez en ataque de los morados. Con la lesión de Zubirrateta (molestias en la planta del pie), Steve Vasturia cogió las riendas del equipo desde la posición de base. El americano aporta en todas las facetas y se ha convertido ya en ídolo de la afición. Los minutos pasaban y los morados se divertían en el parqué. El sonido del balón entrando en el aro defendido por el Melilla era una constante y la ventaja sobrepasaba los veinte puntos. En el minuto cinco del segundo cuarto, los morados ya habían superado los 50 puntos y aún restaba mucho encuentro.

Cambio radical

En la segunda parte, la historia del partido cambió radicalmente. Los morados ya no estaban tan acertados de cara al aro y los visitantes empezaban a acercarse en el marcador. Ya no tenían nada que perder. Poco a poco, Franch se echaba el equipo a la espalda con una dirección magistral y con muchos puntos en su muñeca. La remontada era tan evidente, que, a falta de ocho minutos para el final, los melillenses se acercaban a cuatro puntos, lo que obligaba a Alejandro Martínez a pedir un tiempo muerto, que sirvió para templar los ánimos de los jugadores, que controlaron los acercamientos melillenses con autoridad.

De ahí hasta el final, el partido entró en un carrusel de faltas para solventar los morados un encuentro, en el que se vieron las dos caras del Chocolates Trapa. Mañana, ante el Porto, tienen otra oportunidad para volver a ilusionar.

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