Mal año para hacer turismo
Pausa de Hidratación ·
Con todo lo que ha visto, una ciudad de la tradición baloncestística de Valladolid puede esperar un año para recuperar, mucho más fuerte, el sitio que le perteneceSi algo ha caracterizado a este club desde que empezara a gatear hace ahora cinco años es la sensatez y coherencia con la que ha ... ido quemando etapas. Virtudes que en tiempos de inmediatez acostumbran a menospreciarse, convertidas en rara avis y excepciones en el mundo del deporte profesional, y que hasta la fecha han servido para ir derribando muros en ocasiones levantados por la lógica impuesta por clubes mucho más poderosos económicamente. Sin ir más lejos este mismo año partió muy por debajo del club del millón de euros formado por Breogán, Guipuzcoa, Palma y Melilla y a todos los ha ridiculizado en algún momento de la temporada. Eso implica que el presupuesto no es garantía de nada si luego no se hacen bien las cosas, y en este aspecto hace tiempo que en Valladolid cuenta más su tradición de ciudad vinculada al baloncesto que lo que puede suponer el respaldo de una Ciudad Autónoma o una Diputación Foral. Sin la cantera cimentada en los años 70 con aquel baloncesto en la Feria de Muestras y alimentada posteriormente tanto en Huerta del Rey como en Pisuerga, hoy no habría un equipo llamando a las puerta de la máxima categoría. Sin esa semilla estaría reclamando poder asomarse a una fase imposible como hoy hacen Coruña o Alicante. Sin todo ese aprendizaje no se aferraría como un náufrago a su condición de líder de una competición abandonada a sus suerte por sus dirigentes.
Echando la vista atrás y repasando todos los atropellos y desmanes que acabaron con los huesos del difunto Club Baloncesto Valladolid en quiebra técnica, los actuales rectores pueden sentirse orgullosos de haber amamantado un proyecto solvente y robusto sin necesidad de dar un solo paso en falso ni caer en la tentación de endeudarse antes de salir corriendo.
Agarrado a esta misma lógica, y después de repasar la lista de la compra con la que los clubes ACB pretenden estrangular a todo aquel que sueñe con ascender, uno es de la opinión que a esta criatura le falta dar algún paso intermedio antes de lanzarse al ruedo del club de los 18. Ese mismo que asfixia con una auditoría ceñida al céntimo al mismo tiempo que permite desfases millonarios en algunos de sus socios. El que no quiere invitados a la mesa argumentando que no se lo han ganado en la pista después de hacer la vista gorda al permitir que no haya descensos.
En un año de extrema dificultad como el que se avecina me identifico con esa frase de Mike Hansen que resume el escenario actual. «No quiero ascender para ser turista y bajar al año siguiente». Bajo el manto protector del fútbol el año que viene será mas fuerte.
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