Pros y contras de una fusión Real Valladolid-CBC
La absorción daría el espaldarazo que necesita el club de baloncesto para jugar en la Liga ACB la próxima temporada. El desembolso del canon, la conversión en SAD y triplicar el presupuesto, la cruz de la moneda
El Real Valladolid ha iniciado conversaciones con la directiva del Carramimbre CBC para integrar al club de baloncesto dentro de su proyecto y, responder así, a un viejo deseo de caminar de la mano en un futuro a corto plazo. El escenario no es nuevo y responde más a la necesidad del CBC Valladolid para garantizar su supervivencia que a un deseo real de Ronaldo Nazário de entrar en el mundo del baloncesto.
En los últimos días se han retomado los contactos para estudiar una posible absorción con la connivencia e implicación del alcalde de la ciudad, Óscar Puente, que también ha hecho diversas gestiones para conocer de primera mano la viabilidad de la operación.
El escenario actual de crisis global, y la posibilidad que se le presenta al CBC Valladolid de hacerse con el ascenso y por lo tanto con una plaza en la Liga ACB la próxima temporada, han recuperado y acelerado las conversaciones que, por el momento y según las fuentes consultadas, son muy incipientes y están aún muy verdes. De hecho en esa primera toma de contacto no ha participado ninguno de los dos presidentes. Son David Espinar, director del gabinete de presidencia del Real Valladolid, y Saúl Hernández, director general del CBC, los que han tomado la palabra y las riendas en primera instancia.
Lógicamente el interés en que las relaciones no solo sean fluidas sino lo más rápidas posibles es del CBC Valladolid, que en los próximos días deberá presentar un proyecto estable y solvente para jugar en la Liga ACB la próxima campaña en caso de que la FEB le conceda una plaza. Como primer clasificado de la liga regular obtendrá por derecho el ascenso si finalmente la federación decide que no se puede jugar más esta temporada.
Con la plaza en la mano, dos serían los obstáculos a salvar en una hipotética fusión con el Real Valladolid. Para jugar en la máxima categoría es necesario una conversión en Sociedad Anónima Deportiva (SAD) y no es suficiente el amparo del Real Valladolid debido a que las condiciones del fútbol son diferentes a los requisitos que exige la competición de baloncesto. Se requieren dos códigos de identificación fiscal (CIF) distintos, lo que a priori encarecería la operación toda vez que la conversión en SAD tiene un coste total de 1.800.000 euros, un primer pago de 100.000 euros en el primer año y la cantidad restante un año después.
Un depósito obligado para el que se barajan varias fórmulas en caso de concretarse la operación.
La segunda pata, también económica, pone sobre la mesa la necesidad de hacer frente a un canon para jugar en Liga ACB que tras la última revisión ha disminuido hasta cifrarse en 1.600.000 euros a pagar en cuatro años. A esta cantidad habría que sumar los 2 millones de euros que exige la competición como presupuesto mínimo para afrontar la próxima temporada.
Con todos estos números y los que se le avecinan al Real Valladolid por la pérdida de ingresos, no parece que vaya a ser una operación fácil si bien existen esperanzas fundadas en que pueda llegar a buen puerto. A expensas de una próxima conversación, el primer paso puede llegar la próxima semana con la decisión de la Federación Española (FEB) sobre las plazas de ascenso a la Liga ACB. Su presidente Jorge Garbajosa quiere garantías de que el club que obtenga plaza en la máxima categoría presente los suficientes recursos como para no renunciar a ella.
