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Óscar Alvarado busca el pase ante la defensa de Lluís Costa. Henar Sastre

Ganar también en el barro

El Carramimbre ridiculiza al millonario Betis en un choque con múltiples imprecisiones que no respondió al guion previsto

Lunes, 15 de octubre 2018, 12:14

Hay técnicos que prefieren corregir errores sobre las victorias, aseguran que la sonrisa ayuda a asimilar mejor el trabajo y limita el porcentaje de error en partidos sucesivos. Les hay en cambio que opinan que no todo es malo en la derrota y que el jugador es más receptivo cuando el resultado da la razón a sus errores. Paco García y Curro Segura vivirán esta semana ambas teorías, conscientes de que el partido del domingo tuvo más de despropósito que de acierto, sobre todo en ese tipo de situaciones que los técnicos no perdonan en un terreno de juego. Se disculpa el error cuando se ha hecho todo lo debido para llegar al tiro final, pero no cuando ese lanzamiento no llega a producirse porque una de las piezas se ha saltado el guion. Yen Pisuerga sobraron ayer versos libres. Y siendo esta la tónica del partido, uno se queda con que sin dar el Carramimbre su mejor versión y sin ser el Betis el llamado a lograr el ascenso sí o sí, fue el equipo de Paco García el que supo dar un paso adelante y asomar la cabeza. Enfrente, uno de los millonarios de la Liga que ha acumulado talento –y sobre todo experiencia en la competición– en su vestuario pero que se ha olvidado de fichar ese tipo tan denostado de jugador especialista que todo técnico añora cuando vienen mal dadas.

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Al Betis de Curro Segura le sobran gallos y le faltan jugadores que le aporten el equilibrio necesario para tirarse al fango cuando el partido lo requiere –permitió ¡74 tiros de campo! de su rival–. Es el caso contrario al Carramimbre, que este año sí parece disfrutar de un balance compensado entre los que por momentos parecen jugar de etiqueta y los que visten el mono de trabajo todo el año. Mención especial merece ayer un secundario como Astilleros, que no se apartó ni un solo milímetro del papel que tiene encomendado.

Salvado este paréntesis, el partido tuvo más de impreciso que de brillo (36 pérdidas entre los dos equipos, 15 y 21), con rentas cortas siempre locales (salvo un 0-4 inicial), en el que por momentos se echó en falta alguien que pusiera algo de cordura y sensatez. Tres bases salieron del banquillo local y dos más del visitante, y ninguno pudo poner coto a semejante guirigay. Fue sin embargo el Carramimbre el que supo mostrarse más entero ante tanta confusión, manejando mejor su rotación y dando respuesta a los impulsos en los que se movía su rival. Un desdibujado rival en el que ni Bropleh fue el que puso la puntilla días antes ante La Coruña, ni John Dee se pareció al que se destapó hace un año en Araberri como el máximo anotador de la competición, ni Dani Rodríguez el base que acumula 500 partidos en ligas LEB. Solo Matt Stainbrook, fuera de partido del minuto 4 al 25 por culpa de una brecha, acabó por justificar mínimamente sus números en Breogán las dos últimas temporadas.

Matt Stainbrook, sangrando tras sufrir un fuerte impacto en el minuto 4 de partido. H. Sastre

Ocasión perdida

En el bando local, Sergio de la Fuente sujetó al Betis en la primera parte (un triple suyo supuso una máxima de 37-28 en el minuto 18), y solo un cúmulo de errores propios evitó que el Carramimbre no abriera una mayor distancia en el tercer cuarto –el único parcial perdido–. Sin capacidad para generar puntos, el equipo de Curro Segura consiguió llegar vivo al último cuarto y con la sensación de que su rival había dejado pasar una oportunidad única de sentenciarle.

Ya con Alvarado en pista –se le echó en falta en el tercer cuarto–, el Carramimbre recuperó su mejor tono ofensivo con un Novas desaparecido hasta ese instante y un parcial de 12-0 que pareció sentenciar el partido (68-53, minuto 35). Nada más lejos de la realidad. Anárquico en sus posesiones, el Betis agotó sus tiempos muertos para subir líneas y achuchar más a un rival que, lejos de templar el partido, se lo complicó aún más con dos faltas de ataque consecutivas en sendos contraataques (68-62 a dos minutos del final). Ahí se detuvo la hemorragia, y el rosa acabó prevaleciendo ante un Betis demasiado verde todavía.

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Hoy Paco García y Curro Segura trabajarán en corregir errores, solo que uno con la sonrisa en la cara y el otro con el ceño fruncido.

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