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El Carramimbre juega con fuego y salta a tiempo del incendio
Una vez estuvo solo por detrás en el marcador pero no cerró el partido y el Ourense dispuso del último balón en manos de Alvarado para ganar
Sigue líder, continúa invicto como local, nadie mejora sus cifras en los dos primeros tercios de temporada, no ha aparcado el cartel de revelación, es el candidato número uno al ascenso en todas las quinielas,... pero su mirada y sobre todo su instinto no son los de hace tres meses, tampoco los de hace dos y ni siquiera los de hace tres semanas cuando desplazó a Palma al pelotón de los torpes.
El Carramimbre necesita resetear, sin llegar a partir de cero, y tomar el impulso y el alma perdidos desde que hincara la rodilla en la Copa Princesa. No es grave, no hay ninguna alarma que apagar, pero de un tiempo a esta parte viene recibiendo señales intermitentes que le avisan de que algo no funciona. Que la frecuencia, que diría aquel, no es la misma.
CBC Carramimbre
Leimanis (5), Bartley (8), Federico (6), Sergio de la Fuente (12), Aboubacar (9) -cinco inicial-, Mike Torres (8), Adekoya (7), Granado (4), Astilleros (4), Mackenzie (7), y Gilchrist (4).
74
-
73
CB Ourense
Alvarado, Ott (3), Edu Martínez (13), Van Wijk (9), Balaban (8) -cinco inicial- Wood, Pol Figueras (2), Tshikaya, Sima (12), Urtasun (17), Serra (6) y Pluta (3).
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parciales: 22-14, 22-24 (44-38); 10-14 (54-52) y 20-21 (74-73).
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árbitros: López Herrada, Sánchez González y Baez Batista. Sin eliminados.
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Incidencias: Jornada 23ª disputada en el polideportivo Pisuerga ante 1.300 espectadores.
Con Ourense enfrente, un rival fuera de 'play-off' que venía de dos victorias en las diez últimas jornadas, llevó el control a regañadientes y tuvo siempre el marcador de su parte pero necesitó exprimir al máximo su quinteto titular para deshacerse de un rival que se le subió a las barbas, mucho más de lo que dicen sus números y sus recursos, y atar la decimoctava victoria del curso.
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Una sola vez estuvo por detrás en el electrónico pese a perder tres de los cuatro cuartos (48-50, minuto 26) y sin embargo jugó tanto con fuego que estuvo a un tiro, el de Óscar Alvarado a tres segundos del final, de caer derrotado. Es de justicia significar que Ourense ha mejorado sus prestaciones con la llegada de Txemi Urtasun, y que el navarro aporta a los de Gonzalo García de Vitoria el equilibrio interior-exterior que acusaban en demasía –9 puntos casi consecutivos sostuvo a Ourense en el último cuarto, 60-59–, pero con todo, sus recursos distan mucho del arsenal que maneja Hugo López. Los gallegos jugaron bien sus bazas, manejando su superioridad en centímetros para no perder de vista el partido en ningún momento, y supieron contrarrestar cada tirón local con un parcial favorable. Así lo hizo en cada máxima desventaja. Con un 26-16 y también con un 48-38 con el que el Carramimbre quiso poner tierra de por medio nada más salir de vestuarios.
La vuelta de las ventanas, único parón de la liga, dejaba en el aire varias incógnitas por despejar. La dolorosa derrota en Lugo había sembrado una duda sobre el estado físico del equipo motivada por una merma en el ritmo y, sobre todo, en la intensidad atrás. Y ésta quedó sin despejar con un juego a ráfagas, sin continuidad y a expensas durante demasiados minutos de un rival muy justo de recursos como el de ayer –sin un solo tirador fiable que inquietara la defensa rival–. Necesita en este sentido el Carramimbre coger velocidad de competición y subirse a la ola que le llevó muy pronto a lo más alto de la clasificación en el mes de noviembre. El salto que le debe diferenciar del resto de aspirantes al ascenso lo encontró entonces de medio campo hacia atrás, y es ahí donde debe aplicarse ahora para recuperar su mejor versión. La que le llevará a explotar todo el talento que atesora de medio campo hacia adelante. Falló en la segundas ayudas en la primera parte y eso le impidió tomar distancia pese al horripilante partido de Alvarado –único timón fiable–; y sin embargo cuando mejoró un punto en este apartado tras el descanso se topó con un rival crecido y aupado en los centímetros de sus tres torres Balaban –por debajo de sus prestaciones en Pisuerga–, Sima –por encima ayer– y Serrano. Supo rotarles García de Vitoria, el técnico con más ligas LEB en su zurrón, para sellar su aro, estrujar al máximo el partido y llevarlo con opciones a la última posesión.
Pareció zanjar el debate Hugo López con la puesta en escena de su quinteto titular a 3:29 –dos triples de Sergio y Federico dispararon el marcador a un 71-65–, pero Ourense se lo jugó al todo o nada y dos triples forzados de Edu Martínez arrinconaron al Carramimbre hasta un 74-73... y posesión. Veintiún segundos tuvo entonces Alvarado para elegir la mejor opción, y el excarmesí optó por la peor posible. Sin ser su mejor día optó por reivindicarse en la última bola cuando no lo había hecho en toda la tarde.
Y su amago de bomba no llegó a detonar.
El Carramimbre sigue siendo el primero de la clase, el mejor en no pocas asignaturas, el número uno cuando juega como local, el principal candidato al ascenso,... pero necesita un reseteo urgente.