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Miguel Delibes leyendo en su domicilio vallisoletano en diciembre de 1984. P. Cacho
'Cartas de amor de un sexagenario voluptuoso' (1983)

Literatura en relieve

Las novelas ·

Delibes construye una narración epistolar en este libro «exigiéndole al lector una complicidad que este le concede enseguida, en cuanto el escritor empieza a desplegarse en los diálogos»

Vidal Arranz

Valladolid

Sábado, 12 de diciembre 2020, 08:47

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En una obra como 'Cartas de amor de un sexagenario voluptuoso', humilde, pero, al mismo tiempo, de difícil catalogación, aflora una faceta de Miguel Delibes no siempre reconocida lo suficiente: su incansable interés por la exploración formal, y por la búsqueda de nuevos territorios para su arte literario.

Estas 'Cartas…' son, como su título indica, un epistolario. Pero un epistolario incompleto, pues faltan las respuestas de la amada y corresponsal. Y, en cierto sentido, un epistolario imposible, pues los documentos que lo constituyen solo puede poseerlos su destinataria. El carácter de artificio de la obra se intuye, pero se evidencia al final. Delibes construye su narración exigiéndole al lector una complicidad que este le concede enseguida, en cuanto el escritor empieza a desplegarse en los diálogos, el lenguaje popular y los tipos humanos, territorios donde es maestro.

«La propia obra es una reflexión sobre la sinceridad, y sobre cuánto de mentira puede haber en su exhibición»

Vidal Arranz

Pero el verdadero desafío es construir una realidad literaria en relieve, a partir de una materia prima plana, unidimensional. Delibes recrea un universo, una relación, y una cohorte de personajes a través de un único punto de vista, el del sexagenario Eugenio Sanz Vecilla, que logra dar cuerpo y existencia a todos los demás en sus cartas. Pero es la relación de amor con Rocío el reto más virtuosístico, pues Delibes logra recrear el toma y daca del intercambio epistolar, a partir de un único participante. Es como asistir a una partida de tenis en la que solo vemos a un jugador, pero sin que ello nos impida reconstruir con la imaginación el conjunto del combate.

Pero en este oculto tour de force aún hay más, pues toda la obra se articula en torno al conflicto entre la realidad y la percepción. También en torno a la realidad y el engaño. ¿Qué hay de real en esa fotografía seductora que Rocío le envía y que desata, no ya los sueños lúbricos del sexagenario, sino toda una personal teoría sobre el ser interior de la mujer amada? La propia obra es una reflexión sobre la sinceridad, y sobre cuánto de mentira puede haber en su exhibición. También sobre la ceguera, sobre la torpeza e incapacidad para intuir el efecto de las propias palabras en su destinatario. Y, finalmente, es una invitación a someter a crítica los excesos de la retórica literaria, tan ajenos al gusto y la praxis sobria y cristalina del escritor vallisoletano.

«Aflora una faceta de Miguel Delibes no siempre reconocida lo suficiente: su incansable interés por la exploración formal, y por la búsqueda de nuevos territorios para su arte»

Vidal Arranz

El libro incluye una microhistoria ejemplar. El sexagenario y su amada han concertado una cita virtual en la distancia: a una hora y día prefijados mirarán a la vez las estrellas y 'conectarán' entre sí. Eugenio cumple el ritual escrupulosamente, y su imaginación le lleva a una realidad paralela en la que se siente en íntima comunicación con su amada. Hasta que, a vuelta de correo, se enfrenta con la inesperada noticia de que ella no estaba al otro lado del puente imaginario: olvidó la cita romántica y continuó su vida como si tal cosa. El monumental chasco de nuestro hombre es uno de los momentos culminantes de ese juego entre realidad e ilusión que es 'Cartas de un sexagenario voluptuoso'. Un juego a menudo lúdico y, a veces, decididamente perverso.

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