Tendencias de ocio gastronómico para tiempos pandémicos
Desayunos, almuerzos, comidas y 'tardeo' concentran la oferta del sector de la restauración, que adapta su modelo a los horarios en las terrazas, en lo que ha dado en llamarse 'terraceo'
A. d. Sanromá, S. Gutiérrez y S. G. Rojo
Valladolid/Aranda de Duero/ Ciudad Rodrigo
Viernes, 30 de abril 2021, 17:44
Adaptación. Es la palabra clave que describe el éxito de la supervivencia frente a circunstancias adversas. La covid-19 irrumpió sin margen de maniobra ... y, poco a poco, se dibujó un nuevo marco de orden en el que vivir. Pero un año después, y con los avances en el ritmo de vacunación, comienza a vislumbrarse la luz para los sectores del ocio y la gastronomía. Los tiempos han cambiado y la manera de socializar también, aunque el bar, la cafetería y el restaurante se mantienen como punto de encuentro. El toque de queda y el cierre de los locales nocturnos hacen que su público busque alternativas durante las horas de sol. La tarde cobra fuerza para los habituales del 'tardeo' o el 'vermú torero' al que se suman los nocturnos.
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Las terrazas al aire libre se han convertido en recurso indispensable para la apertura de los establecimientos de restauración ya que, de momento, en algunos municipios no se puede servir en el interior al público. Así que las calles y plazas se han revelado como punto de encuentro social y también laboral. Pero, ¿son tendencias que han llegado para quedarse? La sensación de los consumidores no es unánime. Hay quien ha descubierto y se siente más cómodo con los encuentros diurnos y quien cuenta las horas para recuperar la antigua 'normalidad' y disfrutar más a partir de la puesta de sol.
En cuanto a los hosteleros, se han perdido las cenas, que se han visto compensadas con los desayunos, pero en términos generales hay cierta unanimidad en que, a medio y largo plazo, siempre dependiendo de la evolución de la pandemia, volverán los antiguos tiempos en los que el ocio no tenía límites.
Un buen desayuno o 'brunch' para arrancar bien el día
El restaurante Lunático abre sus puertas desde primera hora para atender la demanda de los mañaneros en Valladolid. Desfilan a paso ligero del interior del local a la terraza. La actividad laboral acelera el ritmo, mientras en las mesas lucen los clásicos del local: cruasanes a la plancha, tostadas con mantequilla y mermelada y el muy solicitado mollete de Antequera con tomate. Dulce o salado, no hay problema de oferta en este local de la Acera de Recoletos que huye de etiquetas porque «creemos que, ahora mismo dada la situación, los negocios tiene que transformarse y ser 360. Hay que adaptarse a lo largo del día en función de qué viene el público pidiendo a esa hora», explica su responsable, Rubén Valdivieso. Reconoce que el día se ha visto fortalecido porque «nuestro restaurante tenía dos turnos de cenas, cosa que ahora es imposible. Sin embargo, hemos pasado a tener dos turnos de desayuno», explica.
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Funcionan los desayunos y el 'Brunch', lo que aquí se ha llamado siempre almuerzo, con molletes de Antequera, jamón o tortilla de patata; tostadas integrales de centeno, queso fresco y pechuga de pavo, y las que llevan aguacate y salmón. También son muy solicitados los boles de fruta o de yogur griego con frutos rojos, copos de avena y chía.
En una de las mesas, un grupo de amigas reconoce que los fines de semana es una buena opción cargar las pilas con esta oferta de almuerzo y prolongarlo con el vermú. «De momento, como no se puede ir a ningún sitio, si hace bueno podemos estar al aire libre; es una buena alternativa», comentan.
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El auge del vermú torero en Aranda de Duero
Aranda de Duero, en la provincia de Burgos, siempre ha tenido muy arraigada la tradición del denominado 'vermú torero', especialmente los sábados y, más aún, cuando se acerca el buen tiempo. Esa costumbre de salir a tomar un aperitivo con la familia o con amigos y enlazarlo hasta bien avanzada la tarde, incluso la noche, ha acompañado, desde hace años, el tapeo de esta ciudad tan vinculada a la cultura del vino. Con la llegada de la crisis sanitaria de la covid-19 y las restricciones horarias con la imposición toque de queda a las 22:00 horas, esa fórmula de ocio ha proliferado más aún.
También es más visible ya que, ahora, las terrazas se han convertido en centro de esas reuniones y los clientes cada vez huyen más de los interiores. Mesas como máximo de seis personas y guardando distancias con los comensales cercanos, forman el paisaje de la nueva vida en la calle. En ese nuevo concepto también se observan grupos grandes divididos en varias mesas o la separación de adultos y niños, en el caso de la reunión de varias familias.
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El cambio de tendencia ha hecho que algunos establecimientos se hayan reinventado para adaptarse a la nueva realidad. Es el caso del restaurante El Lagar de Isilla. Su establecimiento, referente en la hostelería arandina, carecía de una amplia terraza, solo contaba con apenas cuatro barricas. Por ello, a principios del pasado verano, convirtieron el local que utilizaban como almacén en un nuevo establecimiento. De esta manera, nacía El Convento de Aranda, una propuesta con una gran terraza en la plaza de la Constitución, un espacio peatonal ajardinado en el centro de la ciudad.
Mantiene la esencia del establecimiento principal, aunque con cierta independencia, gracias a unas propuestas más adaptadas a la nueva cultura del 'terraceo'. Se sirven comidas, sobre todo de picoteo, hasta bien entrada la tarde, y merienda-cena poco antes de cerrar a las diez de la noche. Son famosos sus surtidos de 'tostas', también sus propuestas micológicas o su oreja rellena, entre otras.
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La realidad que se observa al pasear por el amplio mundo del 'terraceo' arandino es que abunda más la apuesta por comidas tardías y largas sobremesas, que dan paso a las bebidas espirituosas, que la opción de salir a media tarde para tomar un picoteo antes del toque de queda.
Sin duda, una de las terrazas con más éxito de la ciudad se sitúa en la Plaza Mayor, en el bar-restaurante El Somatén. Sus mesas y sillas han estado siempre muy demandadas y ahora son un reclamo que cotiza al alza, incluso en los meses más fríos del largo invierno. Tapas de todo tipo, raciones variadas y platos exóticos de otros países son ejemplos de una amplia carta, donde los clientes también valoran el equilibrio de calidad precio.
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No hay reserva previa. Una pizarra llena de nombres preside la lista de espera para alcanzar la ansiada mesa para comer, cenar o incluso merendar. «Hemos modificado la carta de la noche, más reducida y con las propuestas que se ajusten más a algo rápido de picar. No ha tiempo para más por la noche», detalla Mario, uno de los camareros del establecimiento.
En el anhelo de este y otros locales está la futura llegada de la ampliación de horario, aunque nadie se atreve a decir cuándo.
El 'café torero' ya marca el ocio en Ciudad Rodrigo
El 'café torero' es todo un clásico en la localidad salmantina de Ciudad Rodrigo. En ocasiones, esta manera de alternar se hace de una forma premeditada y los participantes ya saben para lo que quedan: unir las horas del día sin prisa de volver a casa. Otras veces, la cosa va surgiendo, se lía y a la hora de los vinos se le suma una comida a base de pinchos, después llegan el café y las copas y, en estos tiempos de covid, hay quien alarga el día hasta casi las diez de la noche.
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Uno de los lugares de referencia en Ciudad Rodrigo es el Bar Ángel, en la Plaza Mayor. Maika Hernández y Laure de Miguel son los propietarios y sí que han detectado algunos cambios, aunque la base sea la misma. «La gente sale a mediodía a los pinchos, pero a diferencia de antes, ya no se mueven; repiten a lo mejor tres rondas sin moverse de la mesa; eso antes no lo hacían», dice Maika. «Otros enlazan toda la tarde, repitiendo copas y ya por la tarde-noche empiezan los pinchos, como si fuera por la mañana, la gente apura casi hasta las diez». Lo típico de esta casa son las croquetas, jetas, morro, seso, tostas de jamón o ventresca y, tanto por la mañana como por la tarde, las más solicitadas son las primeras.
La situación actual ha propiciado que la gente más joven, que antes prefería la noche para divertirse, también se abone al 'café torero' con mayúsculas, pues salen hacia las dos del mediodía y regresan a casa apurando el toque de queda al máximo.
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Camino de los 21, Andrea Sánchez, Alba Blanco, Andrea Barrado y Alba Rodríguez añoran esos tiempos en los que salían después de cenar, «para no perder tiempo», y el mayor rato de diversión diurna se vivía en familia a la hora del vermú. «Ojalá pudiéramos hacer lo mismo de antes. Tomábamos algo al mediodía y luego salíamos por la noche», comenta Andrea Sánchez. «Ahora casi todos los sábados quedamos a mediodía con las amigas y ya estamos toda la tarde».
La primera parada es en el Bar Ángel, donde comen croquetas, tosta de jamón, jetas y bikini. En un principio, acompañan con cerveza o Martini blanco. «Algunos días, después de los pinchos, nos tomamos alguna copa», pero reconocen que son más de cerveza. Depende del día, a media tarde cambian de ambiente, pero también se puede dar el caso de terminar donde empezaron, hasta casi marcharse a casa.
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