Tarta de tomate y mostaza

En este caso, Isabel Pastrana propone dar salida con una original tarta salada a unos tomates que le han quedado en la nevera. Es una receta muy fácil que se puede seguir con los más pequeños de la casa. Una vez se haya elegido el molde de la tarta, en función del tamaño que se quiera hacer, se cubre con papel de horno o en su defecto se unta con un poco de mantequilla que evitará que la masa quebrada brisa se pegue. A continuación, y mientras el horno se precalienta a 210 grados se pincha con un tenedor la masa. «De esta forma, se evita que suba mucho la masa cuando la tengamos en el horno», explica.

Una vez hayan transcurridos cinco minutos, se saca y se cubre la base generosamente con mostaza Dijon. «Si el sabor a mostaza resulta muy fuerte se puede poner sobre ella una capa de lonchas de queso que se fundan bien», aconseja Isabel. Y es que a continuación se trata de ir montando capas de tomates cortados en rodajas.

Una vez, se haya rellenado el molde de la tarta con el tomate, le llega el turno a las especias. «Se pueden ir poniendo las que más os gusten pero en este caso he utilizado, finas hierbas, orégano y un poco de hierbas de la toscana», enumera. Antes de volver a poner la tarta en el horno le echa un chorrito de aceite y a 220 grados estará durante media hora.

Una vez fuera del horno, se extrae con cuidado, para que no se rompa y se sirve o se deja enfriar. «Si utilizamos papel de horno no habrá problema para sacarla. Esta tarta salada se puede servir como plato frío o caliente», concluye.