Su primera vendimia
Los pequeños se adentran en los secretos de la recolección de uva y la elaboración de vino en Bodegas García de Aranda
Divertida, entretenida y a la vez didáctica. La vendimia se convierte cada año en una cita indispensable también para los más pequeños de la ... casa. La búsqueda de racimos, la recogida de uva a pie de cepa, el pisado, la degustación del primer mosto… Los niños disfrutan de este ritual de la cultura del vino, tan arraigada en la Ribera del Duero. Una tradición familiar que les adentra en los secretos de la elaboración.
A pesar del delicado momento sanitario, la vendimia infantil ha conseguido sobrevivir, siempre siguiendo escrupulosamente las medidas sanitarias e higiénicas. Uno de los escenarios se sitúa en la Bodega Señorío de los Baldíos en Aranda de Duero, que ha aprovechado su terraza de verano, rodeada de viñedo, para realizar una actividad de recolección en la que los pequeños han sido los verdaderos protagonistas. “Es nuestra cultura, nuestra forma de vida, una tradición que no hay que perder y es importante darla a conocer a las nuevas generaciones. Los niños se lo pasan en grande”, detalla Alberto García, uno de los propietarios de la bodega.
En esta línea, explica que además de conocer la vendimia y pasar un buen rato, la actividad tiene una parte muy didáctica ya que “aprenden cómo se recolecta, en qué consisten los pasos del proceso y también que el vino viene de la uva. Hay muchos niños que piensan que sale directamente de la botella”, indica.
Más de una veintena de pequeños, divididos en grupos de cinco y de forma escalonada, han hecho ya sus pinitos, siempre bajo la atenta mirada de sus progenitores. Primero tijera en mano a la búsqueda de un racimo que cortar. Luego llenando hasta arriba el cunacho para depositarlo en la tina de madera para el pisado. Ese es el mejor momento, el más festivo, aplastar el fruto con los pies, hasta que queda lo suficientemente líquido para que se cuele por el grifo y acabe como mosto en un jarro de barro. “Lo que más les gusta, sin duda, es el del pisado de uva, se han puesto un pantalón de plástico y, a partir de ahí, han aprovechado al máximo ese momento tan divertido”, explica Beatriz Lucha, mientras su hija Greta de cuatro años disfruta en el interior de la tina. “Yo quiero volver a vendimiar, mamá”, dice la pequeña una vez terminadas las labores.
Para concluir la vendimia, pequeños y mayores disfrutan del resultado del trabajo bien hecho con el primer mosto de la temporada. “No sé si es porque están más cerca del suelo, o por el impulso de la novedad, pero la verdad es que los niños han vendimiado bastante mejor que algunos adultos”, ironiza Alberto García. Así se da por finalizada la primera vendimia de la muchas que estarán por venir. Profesionales o no, el futuro lo dirá.
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