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Carlos y Gonzalo prueban el resultado de sus natillas. El Norte

Natillas de vainilla, el postre de siempre que nunca falla

Natillas de vainilla. Los gemelos Carlos y Gonzalo dan su propio toque a esta receta dulce en una divertida tarde de cocina

Silvia G. Rojo

Salamanca

Sábado, 26 de septiembre 2020, 09:20

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Hay recetas, bien sean dulces o saladas, que son auténticos básicos de la cocina, platos que nunca fallan. En ese apartado se podrían incluir las natillas aunque las que elaboran Carlos y Gonzalo Vidal Álvarez cuentan con recomendaciones particulares.

Estos gemelos de 7 años son una auténtica revolución en la cocina, responden rápidamente a todas las cuestiones que se les plantean e, incluso, no dejan ni un solo detalle acerca de cómo es la cocina de su casa. Una magnífica descripción de cajones, colores y utensilios para que el que escribe pueda hacerse una idea real de dónde se desarrolla su trabajo.

En primer lugar, enumeran los ingredientes que llevan sus natillas de vainilla: leche, yemas de huevo, maicena, vainilla natural, canela, piel de limón y galleta. Su madre, Mónica, introduce el matiz de que «últimamente nos ha dado por hacerlas sin azúcar añadido, ponemos stevia pero es tan fácil como cambiar un ingrediente por otro».

Tanto Carlos como Gonzalo coinciden en que es una receta «fácil» y que, junto con la tarta de queso, está entre sus especialidades. El proceso es tan sencillo como colocar en el fuego la leche, la canela, la vainilla, la stevia y la cáscara de limón. Una vez que llega a ebullición, se retira durante 15 minutos. El siguiente paso consiste en separar las yemas de las claras, la maicena y batir una mezcla que se une a la leche y se lleva de nuevo al fuego hasta que espese. Estas son las indicaciones que da Mónica y que ellos siguen con atención.

Cuando se les pregunta si les gusta cocinar, su primera respuesta en un rotundo «¡no!» y muchas risas. Rápido llega la rectificación: «Sí que nos gusta cocinar, también ayudamos a papá a hacer huevos fritos con arroz y tomate y una carita sonriente».

Carlos y Gonzalo en distintas fases del proceso. El Norte
Imagen principal - Carlos y Gonzalo en distintas fases del proceso.
Imagen secundaria 1 - Carlos y Gonzalo en distintas fases del proceso.
Imagen secundaria 2 - Carlos y Gonzalo en distintas fases del proceso.

Siguen añadiendo especialidades como gelatina o donuts, «pero no nos quedan muy bien», dicen con absoluta sinceridad.

Pizzas y hamburguesas aparecen, igualmente, en su recetario «aunque mamá no nos deja poner el horno», indica Gonzalo.

En la conversación salen a relucir los almuerzos del colegio y se muestran extrañados cuando se les pregunta a modo de broma, si se comen las natillas en el recreo. «No, eso no sirve para el almuerzo», añade Carlos.

Rápidamente Mónica aclara que en su centro educativo, en Tordesillas (Valladolid), están pautados los almuerzos saludables y educativos, y dos días a la semana deben comer fruta, otro un lácteo, otro más un bocadillo y los vienes se deja libre para lo que cada uno quiera.

«La verdad es que de esta forma es cómodo, no tienes que pensar demasiado en lo que debes incluir en el almuerzo y por otra parte, si les cuesta más comer la fruta u otra cosa, como ven que todos los niños llevan lo mismo, se les hace más sencillo», puntualiza la progenitora, que también considera que es «otra forma de controlar cuestiones relacionadas con las alergias».

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