Galletas con sonrisa
Dania y Ángel, dos amigos de 6 años, ponen optimismo a su repostería con pastas con forma de emoticó
Dicen que el mejor adorno de la vida es una gran sonrisa. Algo que también se puede llevar al ámbito de la repostería, más aún si los pequeños de la casa son los protagonistas. Optimistas, divertidas y deliciosas. Esa es la carta de presentación de las galletas con forma de emoticono. En este caso, apostando, además, por una buena cara: feliz, sonriente y positiva.
Es domingo por la tarde. Ángel Elejalde Ráez y su amiga Dania Solano García, ambos de seis años, van a hacer sus primeros pinitos en la cocina. Están listos para ponerse con las manos en la masa, bajo la atenta mirada de Sara Ráez, la madre del pequeño que domina el mundo de las recetas, al trabajar como comercial de venta de una marca de robots de cocina.
«Vamos a hacer caritas felices, con una gran sonrisa. Se puede hacer todo tipo de emoticones con esta receta. Tristes, enfadados, asombrados… Como son niños, tenemos que inculcarles alegría y por eso apostamos por una carita de lo más feliz», indica Sara Ráez, mientras prepara junto a Dania y Ángel los ingredientes para las galletas.
150 gramos de azúcar, 300 gramos de harina de repostería, 150 gramos de mantequilla, un huevo, ralladura de limón y un pellizco de sal. «Para la decoración necesitamos clara de huevo, azúcar glas, colorante alimentario amarillo y dos barritas de chocolate fondant», detalla Dania, mientras revisa la 'chuleta' en la que aparecen escritos todos los elementos necesarios para tener listas sus primeras pastas de mantequilla.
Mientras tanto, Ángel ya tiene en sus manos un bol en el que se van a ir añadiendo ingredientes. «Primero ralladura de limón y azúcar y lo mezclamos», narra el pequeño. A partir de ahí, se añade la harina, la mantequilla, la sal y el huevo, y se da forma de bloque. Un paso imprescindible, que nunca hay que saltarse, es dejar reposar la masa, envuelta en papel transparente, alrededor de media hora en el frigorífico.
«Ahora, me ha dicho mi madre, que toca extender la masa con el rodillo y meterla al congelador diez minutos», explica Ángel, preparado con el rodillo. Otro de los utensilios indispensables es un corta pastas redondo para hacer la forma de las galletas. «Ahora al horno», grita Dania, colocando las pastas en la bandeja para dejarlas entre 10 y doce minutos a 180º. Una vez terminada la cocción, toca dejar enfriar, mientras se prepara la decoración.
«La decoración es lo más divertido, Se lo pasan súper bien. Se glasea amarillo y los ojitos y la boca de chocolate», indica Sara mientras supervisa las labores de los dos niños. «Voy a pintar una sonrisa bien gigante», confirma Daria con la manga pastelera. Una tarde repostera en la que no solo las galletas han acabado con una gran sonrisa.