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Una trabajadora selecciona los mejores racimos de uvas en un viñedo de Carramimbre, en la provincia de Valladolid. Agapito Ojosnegros Lázaro
La vendimia al día en un día de vendimia

La vendimia al día en un día de vendimia

Una jornada con una cuadrilla de trabajadores certifica que la viticultura es uno de los campos en los que la evolución es más notable en el medio rural

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Sábado, 12 de octubre 2019, 08:13

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Todo pasa y todo queda» –como cataría Serrat los versos del poeta–, pero lo nuestro es evolucionar como demuestra el día a día de la sociedad y de cualquier sector productivo en particular.

La viticultura es uno más de los campos en los que la evolución es muy notable, en pro de la calidad, evolucionando hacia la tecnificación y hacia la profesionalización de la mano de obra que, por ejemplo, realiza estos días la vendimia en la Ribera del Duero. La imagen de la familia que se reúne en torno al Pilar para sumar manos, compartir alegrías y agujetas no se extingue, pero no es ya lo habitual, como tampoco lo es la de los universitarios que aprovechan que el curso apenas ha arrancado para sacarse unos euros vendimiando, para sus gastos. Otro perfil de vendimiador que cotiza a la baja es la del lugareño, como lo es la mano de obra nacional en general, y no porque no se demande, sino porque no se oferta. Pero no solo para vendimiar, también para el conjunto de trabajos que necesita una viña que pueden extenderse 9 meses perfectamente.

Estas circunstancias –como lo es la consecución de la más alta calidad por parte de las bodegas– hacen que la tendencia sea a contratar personal cualificado, experimentado en el viñedo. Este perfil de trabajador lo encuentran las elaboradoras en empresas de servicios agrícolas, empresas que a su vez contratan a personas que provienen de países como Bulgaria, Rumanía, Marruecos o Pakistán.

Gonzalo Diosdado, responsable de campo de Carramimbre. Abajo, el enólogo Germán Medrano. Agapito Ojosnegros Lázaro
Imagen principal - Gonzalo Diosdado, responsable de campo de Carramimbre. Abajo, el enólogo Germán Medrano.
Imagen secundaria 1 - Gonzalo Diosdado, responsable de campo de Carramimbre. Abajo, el enólogo Germán Medrano.
Imagen secundaria 2 - Gonzalo Diosdado, responsable de campo de Carramimbre. Abajo, el enólogo Germán Medrano.

Es el caso de la cuadrilla que trabaja estos días para la bodega ribereña Carramimbre, ubicada en la localidad vallisoletana de Peñafiel, de nacionalidad búlgara. «Lo habitual es tener cuadrillas de entre 15 y 20 personas aproximadamente, que desarrollan la vendimia completa en unos 20 días», explica el director técnico y enólogo, Germán Medrano. La plantilla en bodega también se refuerza con la contratación de dos personas más, por lo que el total de trabajadores ronda, cada año, los 30.

Con 15 vendimias en Carramimbre su encargado de campo -quien se dedica en cuerpo y alma a su pasión: la viña-, Gonzalo Diosdado explica que «la empresa de servicios agrícolas es de Roa de Duero y los trabajadores residen en un pueblo cercano, en Cueva de Roa». Y al igual que Medrano, Diosdado opina que «uno de los cambios más importantes que se han producido en los últimos años es la profesionalización de los trabajadores». Mano de obra preparada que, en su caso, recolecta de media 1.150 kilos por día y trabajador. «Nosotros trabajamos con una empresa de confianza con la que llevamos quince años. Es mejor contratar a gente que ya conoce el trabajo y que además está aquí todo el año» realizando distintas labores en el viñedo. «Son profesionales de la viña», recalca. No hay más que ver el ritmo de corte de Rosa Dilova y el de sus compañeros de tajo, entre los que está su hijo, Valenin Dilov –ingeniero agroalimentario–, uno de las trabajadores que prácticamente cubre su año laboral en Carramibre.

Respecto al trabajador nacional Gonzalo señala que «no sé qué nos pasa a los españoles, cada vez hay menos, muy pocos». «Son algo excepcional», indica Germán, quien, reconociendo la dureza del trabajo en el viñedo, no cree que este tenga un carácter tan temporal como pueda parecer. «Recurrimos a ellos durante todo el año, no solo en vendimia. Tras ella empezaremos la poda y así las diferentes tareas que nos llevan mucha parte del año, y casi siempre son los mismos trabajadores, mano de obra cualificada», porque hay trabajos como podar que «hay que hacer bien porque te juegas la cosecha. Una mala poda es peor que una helada», subraya en enólogo.

«Es verdad que hay un problema de personal para las vendimias, por eso las máquinas están creciendo la actividad», explica el enólogo, lo que también ha supuesto una evolución en los planteles pues las cepas tienen que estar preparadas, plantándose en espaldera». Por ahí tiende las futuras vendimias «porque cada vez es más difícil encontrar personal, por lo que quizá» en un futuro las máquinas «no será una opción voluntaria». «Tiene sus ventajas, tratan muy bien la uva, cada vez mejor; ganas en rapidez pero, personalmente, preferimos la vendimia manual y tradicional por el respeto que tiene a la uva», anota el enólogo.

Otra de las evoluciones notables de la vendimia moderna es el desarrollo del trabajo tanto en campo como en bodega. «Hay un horario normal. En la viña empezamos a las ocho y media de la mañana hasta las dos, y de las tres de la tarde hasta la cinco y media con descanso para almorzar y comer», así como para mitigar el rigor del sol, «con más motivo estos días» en los que aprieta el calor. Estos respiros son algo más aleatorios, «según nos pille la línea», explica Diosdado.

La cuadrilla participane en la jornada de vendimia con Degusta Castilla y León.
La cuadrilla participane en la jornada de vendimia con Degusta Castilla y León. Agapito Ojosnegros Lázaro

El enólogo coincide completamente con Gonzalo: «Ahora hay un horario. Antes te metías en la bodega y no sabías cuando ibas a salir. Cada vez se ven menos esas descargas de las diez y once de la noche con colas de tractores y remolques. Ahora las bodegas tenemos más recursos técnicos, más controlados nuestros viñedos; se vendimia de forma ordenada al tenerlo todo monitorizado, incluso con información vía satélite». Además de mirar al cielo, ahora también se mira desde él. «Además la maquinaria falla menos», y, si falla, «los contratiempos también se afronta de otra manera, los solventas de forma más rápida; se estropea una máquina y en cuestión de horas tienes a dos técnicos que vienen de Italia entrado por la puerta con las maletas»; dando fe de ello.

«La uva espera poco y el mosto menos», sentencia Medrano, por lo que los servicios técnicos se mantienen alerta las 24 horas al día durante toda la semana. «En este aspecto también todo ha mejorado mucho, lo cual ha ayudado a mejorar también la calidad de los vinos» por eso que citaba: «Que la uva espera poco y el mosto menos».

El acarreo de la uva también cambia hacia un transporte más cuidadoso, en cajas o en remolques de menor carga, diseñados especialmente para que la uva conserve sus cualidades y pase perfecta a las siguientes fases: recepción y despalillado, primer fermentado en depósito, sangrado y descubado, prensado y a rematar la fermentación.

El gran cambio es el que ya no se denomina así, sino crisis o emergencia climática. Esto ha provocado que la fecha de vendimia de este año sea «ligeramente temprana en unos días. También es cierto que ya es una tendencia generalizada», refleja Medrano. «Antes se vendimiaba bien entrado octubre y ahora casi todos los años se está arrancando a últimos de septiembre o primeros de octubre». Asimismo «las vendimias son cada vez más calurosas, y años más secos». Y también las precipitaciones «están siendo muy irregulares, con años que llueve mucho en una época concreta y luego está seis meses sin llover. Eso marca la evolución del viñedo y la tendencia es a adelantarse. Lo estamos viendo en todas las denominaciones de origen» donde las vendimias «empiezan a solaparse».

Cambios y evoluciones a parte, la presente cosecha pinta en oros, o en ases de copas. Las añadas acabadas en 9 están tocadas por Baco. «Este año por suerte no hemos tenido ningún tipo de accidente meteorológico, y al venir menos cantidad y con uva más pequeña los vinos serán mejores», adelanta Germán.

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