Emilio Restoy: «Hay que desmitificar el vino y evitar tanta parafernalia»
Analiza en esta entrevista la nueva campaña de la vendimia, los fondos europeos de recuperación, la nueva plataforma de etiquetato electrónico y la necesidad de impulsar el enoturismo
El presidente de la Federación Española del Vino, Emilio Restoy, estuvo hace unos días en Vallladolid, en Abadía Retuerta Le Domaine, donde se reunió la ... Comisión Ejecutiva de la FEV. Con él repasamos la situación del sector del vino: la vendimia, el consumo, las exportaciones, la futura etiqueta electrónica y otros apectos que preocupan a las bodegas.
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–Parece que hay buenas noticia para el sector.
–La buena noticia es que el mercado está reactivandose muy rápidamente, más rápido de lo que esperábamos, tanto en España como en los mercados internacionales. La industria está viviendo una recuperación potente y sostenible.
––La campaña vitivinícola está en marcha, ¿cuáles son las previsiones de producción en España y en Castilla y León?
–En general se espera menos cosecha este año. Se recogerán aproximadamente 40 millones de hectolitros o algo menos en España, pero de muy buena calidad. La reducción rondará entre el 10 y el 15%. En Castilla y León, se espera también una disminución, aunque menor, de en torno al 3 o el 5%.
–Es la primera vez que se reúne la comisión ejecutiva de la FEV desde que desatara la pandemia, ¿por qué han elegido Castilla y León, Valladolid y en concreto Abadía Retuerta?
–Teníamos ganas de salir de las reuniones de despacho y compartir un momento agradable. La ventaja de las bodegas que forman parte de la FEV son sus entornos. Hemos elegido Castilla y León por su importancia vitivinícola, por la facilidad de llegar desde todos los puntos de España y, en cuanto a Abadía Retuerta, por que las instalaciones son únicas, se me ocurren pocos sitios tan agradables.
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–¿Qué posición ocupa Castilla y León desde el punto de vista vitivinícola en el resto de España?
–Castilla y León es la cuarta comunidad autónoma elaboradora de vino de España (por detrás de Castilla-La Mancha, Extremadura y Rioja), y en exportaciones la séptima. Eso da una idea de la relevancia que tiene.
–¿Estar los séptimos en el exterior es una buena posición?
–España supone más o menos el 4% del consumo mundial de vino. Castilla y León baja en exportaciones por el éxito nacional de los vinos de la DO Rueda. Rueda es una historia de éxito con la variedad verdejo. Esa historia de éxito irá creciendo en mercados a futuro (externos).
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–¿La representación de Castilla y León en la FEV es adecuada o debería tener más, dado que es una comunidad autónoma con 13 DO y una IGP Vino de la Tierra de Castilla y León?
–La razón de la FEV es representar al 100% de las bodegas, esa sería nuestra aspiración, pero la representación hoy en día de Castilla y León es muy amplia y completa, tanto en bodegas como a través de las asociaciones Asebor y Fomentoro. La mayoría de los nombres emblemáticos de la región forman parte de nuestra organización. También hay una amplia representación en nuestra Comisión Ejecutiva: la propia Abadía Retuerta, Matarromera, la asociación Asebor o Vinos de Arlanza.
–¿Cómo van las exportaciones?
–En junio de este año, las exportaciones superaron los niveles de venta de la época pre-Covid (finales de 2019 y principios de 2020). En el mes de junio, España exportó 212 millones de litros, por valor de 255,9 millones de euros. El primer semestre del año se cierra con cifras positivas de crecimiento a doble dígito: del 15,7% en euros (1.378 millones de euros) y del 21,4% en litros (1.147 millones de litros). En Castilla y León, la variación de las exportaciones en valor en el primer semestre de 2021 comparado con 2020 es del 30,5% (es la tercera comunidad autónoma que más aumenta). En Valladolid el aumento es incluso mayor, del 40%. También es la cuarta comunidad autónoma con mayor precio medio en el vino.
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–¿A qué dificultades se enfrenta el sector en el exterior y que factores juegan a su favor?
–Creo que el mayor problema del vino español es que, teniendo una excepcional relación calidad/precio, damos una imagen de bajo precio por las ventas de los graneles y eso es un problema fundamental y estructural de base, que tenemos que resolver. Tenemos unos vinos fántásticos con una relación calidad/precio invatible. Creo que la oportunidad que tenemoa es mucho mayor que la amenaza, es poner en valor y explicar esa relación calidad/precio. El vino español cuando se argumenta y se presenta al consumidor es una producto ganador. Repito, estamos ofreciendo una calidad a un precio que, si lo comparas con otros países, es excepcional. Comunicar cada vez más esa calidad y tener la marca que soporte esa calidad. Como consumidores nos fiamos de las marcas porque nos dan cierta confianza. Es una gran oportunidad para el vino español ir construyendo en esas marcas. Esa oportunidad se está reflejando en los últimos años en los crecimientos de las ventas en todos los mercados, tanto en el canal de la alimentación como en el canal horeca.
–Hay que entender que la venta del vino a granel tira hacia abajo el precio medio del vino español fuera, frente a nuestros principales competidores como son Francia e Italia.
–Absolutamente, y esa imagen, aunque ha mejorado, sigue siendo uno de los problemas que hay que intentar atajar. Si logramos atajar ese problema, que no es fácil de resolver, ayudará muchísimo a poner en valor la realidad, y es que tenemos una calidad de producto a un precio y con una consistencia brutal.
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–¿Pero se puede acabar con los graneles?
––Se puede trabajar para ir hacia ello, si hay una política de aprovisionamiento de producción de oferta y demanda más ajustada. Sí, y es uno de los objetivos. Se trata de ponerlos en valor y que tengan rentabilidad también para la cadena. Al final, el mundo del vino es una cadena de valor que empieza por el agricultur que tiene el viñedo y termina en la tienda que lo vende. Tiene que tener valor cualitativo y ser rentable y sostenible para toda la cadena.
–El consumo de vino en España da muestras de recuperación tras sufrir un mínimo histórico en febrero de 2021. ¿Cuáles son los últimos datos?
–Esta pandemia ha actuado sobre los hábitos del consumidor y ha provocado un aumento del consumo del vino de calidad, de vino con DO.
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–Han cambiado los hábitos de consumo a la fuerza, por la necesidad de comprar directamente a las bodegas, las tiendas y los supermercado, como ya ocurría en otros países pero no en España. ¿Esa forma de consumir ha llegado para quedarse?
–Es la pregunta. El consumidor español, que tradicionalmente tomaba poco vino en casa porque salíamos siempre a celebrar fuera, durante la pendemia ha empezado a consumir vino de calidad en casa. Creemos que en parte este cambio de hábito ha venido para quedarse, pero tenemos que validarlo. Es un tema clave. El consumo de vino en el hogar cayó brutalmente en los últimos 20 o 25 años en España, y las tendencias de consumo y de hábitos hay que verlas siempre a muy a largo plazo. Creemos que esa curva se puede empezar a revertir, firmente lo creemos, y eso para el sector del vino es muy importante.
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–Además, el consumidor ha comprado vino de más calidad y precio para casa.
–Y ha entrado en la cultura de tomar una copa de vino en casa cualquier día de la semana. Ahora es más factible que ese consumidor entre en la cultura del consumo moderado de vino, que era la cultura de nuestros abuelos.
–¿Llegar a la juventud con la cultura del vino es complicado?
–El mundo del vino tenía hace unos años unos códigos de entrada que daban miedo. Era como una piel de cebolla con muchas capas, y algunas capas son complejas. Lo primero que hay que hacer es desmitificar el vino: elige el vino que quieras cuando consideres, no te equivocarás. Segundo, evitar tanta parafernalia. Por ejemplo, en el momento del consumo del vino puede ser en una copa pero también un vaso de chato. Respecto a la temperatura, te dicen que hay que tomarlo a temperatura ambiente, pero si hace mucho calor... ¿Qué problema hay en poner un hielo en el vino? Evidentemente no lo vas a hacer con todos los vinos, pero la sangría y el calimocho son dos magníficos productos para entrar en el mundo del vino. Estamos quitando las barreras de entrada de los jóvenes al mundo del vino, tanto por los costes como por sofisdticación. Estamos haciendo vinos más accesibles, más informales, con un lenguaje más desenfadado. Los jóvenes quieren saber cada vez más lo que consumen, quieren origen, sostenibilidad y transparencia.
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–¿Es el momento de que España se plantee seriamente el enoturismo como motor de riqueza, sobre todo en el mundo rural, y ser líder mundial como lo son ahora otros países?
–Se ha creado un aérea específica de enoturismo en la FEV, y hoy (por el 22 de septiembre) ha estado en la reunión la subdirectora de Desarrollo y Sostenibilidad Turística del Ministerio de Industria Comercio y Turismo, Ana Muñoz. Es una oportunidad real para crea valor añdido, el tique medio de un enoturista es muy significativo. Une el territorio, mejora la imagen global del país, de la gastronomía y de los productos españoles. Estamos por debajo de otros mercados, pero también tengo que decir que la mejora de los últomos cuatro o cinco años ha sido brutal. Hemos propuesto un plan estructurado para potenciar el enoturismo y el turismo rural o local, para potenciar el destino con todo lo que implica: patrimonio, naturaleza, productos, gastronomía, que es indisoluble del vino. Al final, se trata de crear esos destinos en los que el enoturismo es el atractivo principal de la agenda, pero la agenda es muy completa. Hay una gran oportunidad y las bodegas en general reconocen el valor. Este verano ha habido un incremento brutal del enoturismo. Hay pocos lugares tan agradables y de desconexión mental como un viñedo. En este punto, como hemos dicho, el Gobierno tiene que acompañar con las infaestructuras y las comunicaciones.
–¿No debería implicarse más la FEV con la cocina?
–Hay un proyecto internacional muy bonito, en el que trabajamos con el ICEX, para apoyar a los restaurantes españoles en su andadura exterior, porque la gastronomía es la mejor embajadora. Pediríamos mayores recursos porque cuanto más restaurantes españoles de calidad haya fuera de España, mejor imagen tendremos y más se reconocerá la imagen de la gastronomía y todo lo que supone. Me atrevería a hablar del enoturismo como parte del gastroturismo, tu vas un fin de semana y es una excusa para comer y beber bien, hay una quesería, un señor que hace aceite, y me llevo un poco. Está en alza y aporta valor a todo el territorio.
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–¿Cómo se van a poder beneficiar las bodegas de los fondos europeos de recuperación?
–La FEV fue el sector agroalimentario más rápido en lanzar una propuesta de modernización y de recuperación, que esperemos se apruebe en las próximas semanas. Hemos creado un hub de innovación y digitalización para que las bodegas medianas y pequeñas puedan acceder a la venta 'on-line'. El mundo del vino está extremanamente atomizado, somos miles de empresas muy pequeñas. Es fundamental llegar a esas microbodegas que hay en Castilla y León. Otro aspecto clave es la sostenibilidad.
–Se va a lanzar una plataforma de etiquetado electrónico a través de códigos QR. ¿Se va a aprobar en Bruselas? ¿En qué consiste?
–Va a suceder. Creemos firmemente que es bueno para que el consumidor conozca el origen y la trazabilidad. Somos una industria transparente, sostenible y con una raíces claras, nunca mejor dicho. Transmitirlo es positivo. La plataforma U-Label va a dar toda la información de cada botella, de dónde viene, su proceso de elaboración y toda la trazabilidad. El sector europeo del vino, entre ellos la FEV, hemos desarrollado una plataforma centralizada que se va a poner a disposición de las bodegas para que puedan generar sus etiquetas electrónicas con toda la información, sin tener que reproducirlas. Se va a lanzar ya y tendrá un periodo transitorio hasta que sea obligatorio que será, como mínimo, en 2023. Pero queremos que las bodegas se pongan a ello cuanto antes. Da igual que tu compres una botella en Valladolid, Londres o Sebastopol, el código QR detecta el idioma del país y te dará toda la información en esa lengua. La bodega mandará la información a la base, que se encargará de mantenerla actualizada y de traducirla a varios idiomas. Esa es la ventaja de la digitalización; bien utilizada es colaborativa, inclusiva y democrática porque todos tendremos las mismas reglas de juego. La FEV tiene que asegurar que sea eficiente desde el punto de vista económico y que la información sea válida y veraz. Una vez presentada en Bruselas, empezaremos a hacer campaña para que las bodegas conozcan la plataforma, que para ellas va a ser muy muy sencilla.
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–¿Cuántas marcas de vino distintas puede haber en España?
–Unas 20.000.
«Debemos que comunica la verdad científica de nuestros productos»
–Son malos tiempos para el vino por los movimientos prohibicionistas y las alusiones a la salud. ¿Cómo puede contrarrestar el sector estos ataques?
–Estamos en un entorno, sobre todo en el ámbito de las redes sociales, en el que se habla de todo, se opina de todo, se dogmatiza, se lleva todo al extremo y se dicen cosas objetivamente inciertas, cuando tenemos que ser sensatos en el sector agroalimentario, no solo en el mundo del vino. Hay un proyecto de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) que se llama 'Ser nutrisensato', que propone aplicar el sentido común. Tenemos que poner en valor y comunicar la verdad científica sobre nuestros productos. Trabajamos con un instituto, que es independiente y que nos da la opinión médica autorizada; nosotros intentamos utilizar esa base para comunicar sobre el vino. ¿El vino tiene alcohol? Indíscutiblemente. ¿El vino en exceso es malo? Indiscutiblemente. ¿El consumo moderado de vino es malo? Me refiero a una copa de vino el martes por la noche. No hay nada que te lo diga, y la información que se está transmitiendo no está sostenida científicamente. Lo que tenemos que hacer como industria es comunicar esa verdad científica sin ser dogmáticos, pero contrarrestando la información. Ante una información, no puedes no hablar, no responder. La industria del vino tiene que hablar de la verdad científica, argumentarla y debatirla, y ser proactiva y hablar con el consumidor. No podemos hacer dejación y que la conversación la lleven otros. Tenemos en España una gran ventaja, la mejor dieta del mundo que es la dieta mediterránea. Trabajemos en esa dieta.
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