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Julián Arranz muestra su destreza con el corte de un bloque de turrón. Gabriel Villamil

Blando, duro, crujiente... Imprescindible

El turrón es el dulce típico de la Navidad, pero el tradicional chocolate marida cada vez con más productos, desde la piña colada hasta la gianduia con limón

Juan J. López

Valladolid

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Lunes, 24 de diciembre 2018, 14:12

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Son muchos los que se quedan petrificados. Inamovibles, ajenos a las idas y venidas de su alrededor, eclipsados por el poder del dulce. Anonadados ante las decenas de opciones. «Prefiero que me aconseje», aciertan a articular, mientras sus ojos se pierden entre etiquetas de guirlache, marrón glasé o las yemas tostadas.

El escaparate o el mostrador tienen un efecto hipnótico, que se acentúa estos días de celebración. También responde a una estampa navideñas, como las de las luces de cientos de colores, o las guirnaldas que adornan las puertas de establecimientos y domicilios particulares. «A cómo está el kilo del de piñones», interrumpe una señora que año tras año acude a la pastelería Julián Arranz a por su tableta de turrón. Este 2018 el de piñones está «por las nubes», debido al precio de esta popular semilla.

Es tiempo de turrón, y son más de una veintena de modalidades artesanales las que elabora en el obrador esta familia de Pedrajas de San Esteban. Tres generaciones de obradores, encargados de repartir «felicidad» –la más dulce– durante estos días. «Dulce y salada», matiza Julián Arranz, el último pastelero de la familia, heredero del trabajo de su padre y de su abuela, emprendedora de la firma en 1965.

Turrón de la pastelería Julián Arranz, en Valladolid.
Turrón de la pastelería Julián Arranz, en Valladolid. Gabriel Villamil

Más de medio siglo de tradición. Más de cincuenta años de navidades en las que los gustos de los consumidores han variado, aunque los productos tradicionales sigan siendo la estrella. «Los de almendras, de avellanas y de piñones son los que más nos piden», admite Julián, quien lamina un bloque de turrón con la maestría del mejor cortador de jamón. «También es importante. Todo suma», afirma el joven vallisoletano, quien alude a la cantidad de productos artesanos elaborados en el obrador de Pedrajas.

En estas fechas el horno funciona a pleno rendimiento, no solo con turrones, sino también con los famosos troncos de Navidad, otros de los postres más demandados estos días. «Para nosotros, estas fiestas se dividen en tres fases. La primera es la del turrón, hasta Navidad; luego vendría la de la pastelería salada, con una gran demanda para Nochevieja y Año Nuevo», afirma el pastelero. La tercera estaría marcada por la llegada de los Reyes Magos, con su famoso roscón debajo del brazo. «Esos días nos los quitan de las manos, incluso los hacemos por encargo», subraya Julián.

Esas serían las opciones más tradicionales, pero para los más innovadores, tabletas elaboradas con frutas tropicales, como la piña colada, o de gianduia, de origen italiano, «con una mosca de limón». Elaboraciones que, de una forma o de otra, petrifican, hipnotizan y siluetean el espíritu de la Navidad más dulce.

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