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Jueves, 1 de enero 1970
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Intercalando humor y pedagogía, su encanto y un amplio bagaje científico, Isabella Rossellini articuló ayer en el Teatro Calderón un poderoso discurso en defensa del antropomorfismo científico, en defensa de la tesis que sostiene que los animales pueden pensar y sentir y en el envoltorio de una conferencia teatralizada bajo el nombre 'Link Link Circus'. Además de su perrito amaestrado, que en el montaje se llama Pan; acompañaba el actor y adiestrador Schuyler Beeman a la diva vestido con traje de apicultura tintado de negro, simbolizando a los titiriteros japoneses.
Enfrentada a los estudios tradicionales que negaban cualquier semántica a los gruñidos, rugidos, silbidos, relinchos y graznidos de todo tipo de animales, Rossellini ejemplifica y, como nadie, ilustra a partir de casos concretos cómo todos esos sonidos de la naturaleza ostentan, en efecto, un significado.
Y no uno baladí. Ya sea para alertar de la presencia de un depredador, lo que equivaldría a un indiscutible instinto de supervivencia, o para atraer y seducir a un espécimen del sexo opuesto con el ánimo de la cópula, lo que respondería a un innegable sentido de perpetuación de la especie, Isabella Rossellini refuta a cualquiera que sostenga que los animales son estúpidos a partir del experimento con unos pollos a quienes se les ofrecía dos bebederos: uno con un botón inmediato que brindaba una golosina, y otro con un botón de efecto retardado que regalaba bastantes: «Desarrollaron la habilidad de resistir la gratificación inmediata en favor de un posterior beneficio mayor», explicó la actriz. «¿Y ustedes? ¿Son más listos que un pollo?».
Rossellini prorrogó esta serie de ejemplos, como las palomas capaces de reconocer fotografías con personas o partes del cuerpo humano, e incluso distinguir rasgos comunes en pinturas de artistas como Picasso, con animaciones y vídeos de ella misma, ya fuera de niña jugando con animales, de adulta criando perros lazarillos o enterrando el abrigo de visón de su madre.
Tanto en este como en su anterior espectáculo, 'Green Porno' –que, de acuerdo a sus propias palabras, trataba de los animales «de cintura para abajo», mientras que este, que aborda la mente, inteligencia y sensibilidad de la fauna, lo hace «de cintura para arriba»–, la actriz interpreta a moscas, arañas, gambas, peces, serpientes, ciervos o patos, estos últimos para ilustrar cómo las hembras han desarrollado mecanismos biológicos para negar el acceso a los machos no deseados: «Nuestras diferencias son de nivel, no de tipo», sostuvo bajo el disfraz de un gracioso Charles Darwin que, como Pavlov y los perros o B. F. Skinner y el condicionamiento operante, vinieron a sostener un 'show' didáctico y bestial.
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