'Olivia y el terremoto invisible'; desahucios y salud mental explicados a los más pequeños
Irene Iborra adapta una novela de Maite Carranza en el primer film stop-motion dirigido por una mujer en España
Entre las deslumbrantes estrellas de la Alfombra Roja de Seminci, los controvertidos y desafiantes titulos de Alquimias, los premiados y respaldados filmes de Constelaciones o las esperados nuevos trabajos de la Sección Oficial, es frecuente que en la amplia oferta del Festival Internacional de Cine de Valladolid pasen desapercibidas películas que, por unos u otros motivos, son históricas. Es el caso de 'Olivia y el terremoto invisible', película de stop-motion (animación fotograma a fotograma) que no solo supone la primera de Irene Iborra en el campo del largometraje, también es la primera en España dirigida en este formato de animación por una mujer.
La película, dentro de Miniminci, Seminci Joven y Punto de Encuentro, adapta la novela de Maite Carranza 'La película de la vida', y narra los esfuerzos de una familia compuesta por una madre, Ingrid; la hermana mayor Olivia y el pequeño Tim, que ven sus vidas patas arriba cuando un desahucio les obliga a trasladarse a un barrio más humilde. Amigos, enemigos, penurias y una imaginación desbordante acercan este tema adulto y otros como la salud mental o las redes de cuidado vecinales a las pupilas de los más pequeños: «Es de las cosas más delicadas de la película: acercar esto a los más jóvenes», valora su directora.
«En el libro Maite lo hace muy bien; hay un equilibrio entre las partes oscuras de la historia y la parte optimista», agrega. «Los niños siempre acaban encontrando, gracias a la imaginación y la inocencia, algo de luz hilo en situaciones duras, y avanzan navegando todas estas situaciones tan complejas».
Para la directora, la clave a la hora de encontrar el tono adecuado en este filme pasa por «equilibrar al máximo posible estos dos estilos, y quitarle el juicio que a veces aportamos los adultos a ciertas situaciones: tenemos que ir de la manera más inocente posible y resolver los problemas que se encuentran».
Con una gran satisfacción por parte de su público objetivo, que ya demanda una segunda parte, el filme suma hallazgos propios, como el 'terremoto invisible' del título; «una manera de mostrar el abismo de no poder controlar lo que está pasando, un malestar interno sin explicación». También se incorpora una metalectura añadida con el juego, presente en el libro original, de construir una película dentro de la película: «Es una vuelta de tuerca a la propuesta de 'La vida es bella': aquí los niños no reinterpretan lo que están viviendo, sino que son conscientes de su situación y encuentran un pretexto para tomar distancia, mirar y respirar lo que les sucede con la tranquilidad de verlo con el espejo del cine».
La salud mental es otro de los temas presentes en esta historia, a partir de la depresión de la madre:«Es importante mostrar que estas mujeres no son perfectas: trabajan, hacen de madre, educan, y eso tiene un precio», señala Iborra. «Para nosotras era importante normalizarlo y que se pudiera hablar de ello». 'Olivia y el terremoto invisible' opta al premio Pilar Miró a la mejor nueva dirección, y se estrenará en salas comerciales el próximo 21 de noviembre.