El cineasta argentino Gaston Solnicki sobre el escenario en un momento del coloquio en los Cines Broadway. Aida Barrio

La lógica emocional de Gaston Solnicki cuaja en 'The Souffleur'

Willem Dafoe se divierte en una película ambientada en Viena sin narrativa convencional entre cumbias y actores no profesionales

Samuel Regueira

Valladolid

Jueves, 30 de octubre 2025, 20:00

Entre los títulos proyectados a lo largo de la Seminci, los espectadores pueden encontrar películas más convencionales sobre temas humanos o de denuncia política, o bien desafíos narrativos y estilísticos que brinden una experiencia más emocional que lógica, basada en las texturas de las imágenes, la osadía poética de escenas deslavazadas o las sensaciones que despierten música y sonidos extradiegéticos. Encontrar un título a medio camino es harto singular, y sin embargo esta es la propuesta de Gaston Solnicki en 'The Souffleur', largometraje ya exhibido en Venecia y presentado por su director este miércoles en los Cines Broadway.

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«Mis películas son de escala pequeña, no creo en trabajar con guion, sino en la relación con la emoción desde la cual se hace el cine», manifestó el cineasta de origen argentino en el coloquio tras la proyección. El filme, protagonizado por un Willem Dafoe que se divierte claramente entre actores no profesionales, escenas deslavazadas y cumbias disfrutonas, toma como pretexto argumental los últimos dias del gerente del hotel Intercontinental de Viena, Lucius Gantz (Dafoe), quien va a ver demolido su edificio y se verá sustituido por un hombre nuevo y más inexperto, Facundo Ordóñez (interpretado por el propio Solnicki).

«Con esta película cerramos un ciclo», explicó ante el auditorio el director. En efecto, el filme cierra un tríptico conceptual que se inició con 'Introduzione all'oscuro' en 2018 y se prolongó cuatro años más tarde en 'A Little Love Package': «Son películas unidas por Viena pero también por una emoción, el fin de una era».

Cuestionado sobre lo que supone trabajar con un intérprete de la talla de Dafoe para alguien acostumbrado a proyectos más intuitivos que meditados y que se rodea de un elenco de actores no profesionales, Solnicki compartió que de hecho fue Willem quien se aproximó a él con la idea de adaptarse a sus proyectos. «Nos conocimos en Grecia en 2019, en un foro de escritura, y se mostró interesado, de manera agradable y amistosa, en entablar una amistad y una futura colaboración profesional».

Rechazando Dafoe cualquier organización a nivel de notas de guion, pero a la vez aportando buena parte de su bagaje ante la cámara, Solnicki terminó rodando una película ni del todo convencional ni cien por cien libre: «Caímos en un término medio entre los dos, una zona fértil donde aprendí a trabajar con técnicos profesionales y donde pude comprobar cuán expuesto estaba Willem como actor».

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Con todo, Solnicki se muestra satisfecho con este término medio: «Puede ser una propuesta incómoda o un desafío para los espectadores, pero emerge una lógica emocional difícil de explicar a priori cuando se trabaja entre lo espontáneo y lo formal», apuntó. «Me gusta que la película apunte en una dirección y al final se genere esa pequeña disonancia, y creo que, aun siendo mi trabajo más narrativo, despierta un amplio rango de emociones, como la que se dibuja en una banda sonora que pasa de Bach a Béla Bartók o a la cumbia 'Pileta de vino' de Damas Gratis».

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