El cineasta y escritor David Trueba clausurará la 70 Seminci con su último trabajo. Rodrigo Jiménez

David Trueba

«Los accidentes son lo mejor y lo peor de la vida, pero son la vida»

El cineasta adapta por primera vez una novela propia en 'Siempre es invierno'

Samuel Regueira

Valladolid

Viernes, 31 de octubre 2025, 19:39

Tras el éxito de 'Saben aquell', David Trueba recupera al actor que diera vida al legendario Eugenio, David Verdaguer, para llevar a la gran pantalla ... por primera vez una novela propia; 'Siempre es invierno'. La historia de la recuperación emocional de un joven tras un abandono amoroso a lo largo de un año compone este título, que funcionará como clausura de la 70 edición de la Seminci, en un filme cuyo reparto completan Isabelle Renauld, Amaia Salamanca o Vito Sanz.

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P.: ¿Qué tan desafiante ha sido adaptar su propia novela, 'Blitz'?

DT: Ha sido un poco difícil, pues he tenido que conjuntar al escritor de la novela de hace quince años con el director que soy ahora. Al final, me he visto en la tesitura de tener que poner de acuerdo a dos momentos de mi vida. Y creo que es algo que ha venido muy bien a 'Siempre es invierno', pues la novela está muy vista desde el punto de vista del personaje masculino joven principal, y al encontrarme ahora vitalmente más cerca de la mujer madura, me ha ayudado a mejorar los personajes.

P.: En la película se trata, esencialmente, la desolación del abandono, una sensación sin duda universal... ¿Cuánta distancia hay que tomar para abordarla en una ficción?

DT: Yo siempre me implico en todo lo que escribo. Trato de entender a los personajes, darles su espacio y explicar qué les pasa. Lo que más me interesa es ese proceso por el cual hay un shock, una ruptura, la desaparición o la muerte de alguien que nos sumerge en una situación muy traumática. En vez de salir como uno era, se emerge muy bloqueado, como si uno quisiera protegerse del mundo. Lo interesante es cómo esa persona llega a desbloquearse. Es algo muy compartido por todos: nos protegemos para no hacernos daño, pero al final descubres que la vida se compone también de estos momentos.

P.: Con la metáfora de la vitrina que se resquebraja, asistimos a un momento poco visitado en el cine: con frecuencia asistimos a la devastación del abandono o pasamos al momento de recuperarse y pasar página, pero pocas veces nos detenemos en el proceso de sanación.

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DT: Normalmente se hace una elipsis y simplemente parece que un clavo saca a otro clavo. Pero me interesa detenerme durante todo ese proceso en el cual una persona se encuentra totalmente desorientada, e incluso puedes volverse venenosa, porque ni da ni recibe. En 'Siempre es invierno' se va abriendo una herida; hay una ruptura, una partida, un abandono del lugar... Después va avanzando el tiempo, y nos encontramos con una escena de baile en una boda donde empieza a «recuperar las constantes vitales». Miguel, el protagonista, es como una persona metida en una urna de cristal que poco a poco vuelve a respirar.

P.: Repite con David Verdaguer, que protagonizó el 'biopic' dramático del cómico Eugenio ('Saben aquell'), para acometer ahora una película dramática con elementos cómicos. ¿Cómo se equilibran ambos tonos en su trabajo como protagonista?

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DT: Verdaguer tiene una paleta de registros muy grande y los sabe combinar muy bien. Es algo que yo experimento mucho con mis novelas: me gusta construir frases de tristeza que se doblan con algo cómico. Él tiene esa tensión: te ríes con él, lo matarías, lo adoptarías, lo querrías, lo odiarías... No es fácil abarcar ese abanico de cosas y salir airoso.

P. ¿Cómo piensa que lo recibirá el público?

DT: Aunque adaptar la novela ofrece una serie de recursos, no es tan fácil mantener bajo control al juicio del espectador . Me impresionó cuando, en 'Saben aquell', Verdaguer incorporó la idea que todo el mundo tenía del personaje real y lograse sorprender. Fue increíble: el público veía al personaje real, por lo que había un baremo con el que medirse. Aquí no hay una regla mágica, pero sé que ha hecho una especie de montaña rusa emocional, pasando de un estado a otro y llevando siempre al espectador con él. Yo con frecuencia le digo que ya se ha llevado los premios por Eugenio, pero que lo verdaderamente difícil lo hace aquí.

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P.: Mientras el protagonista se recupera del abandono, frente a él se desarrolla la vida de manera impredecible: anhelos que no son como él espera, enemigos que se vuelven amigos...

DT: La primera cuestión general tras un abandono es la necesidad de protegerse. Los accidentes son lo mejor y lo peor de la vida, pero son la vida. Si estás totalmente aislado, careces de contacto con la vida real, y por donde entra el dolor entra también el placer. Hay que aceptar que no eres dueño del destino, que todo se va conformando según sucede, y hay que concederle al tiempo la capacidad de colocar las cosas. Ya sabremos dónde nos lleva todo esto cuando haya pasado un lapso razonable.

P.: ¿Qué papel desempeña el prejuicio en esta película?

DT: En muchos momentos de la vida es costumbre prejuzgar. Al protagonista le pasa, que le vean con una mujer mayor, que un hombre con un gran discurso sea una persona estupenda, que alguien antipático no tiene remedio.... Pero cuando rasca, se da cuenta de que las categorías se caen. Así pasa en la vida: si conoces a alguien que de entrada te cae mal pero sabes ser generoso, esa persona puede resultar ser un buen amigo. Vivimos en una sociedad llena de prejuicios, por lo que es importante no juzgar a la gente y darles una oportunidad.

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