Los Dardenne ven donde nadie mira
La maternidad articula el guion de 'Recién nacidas' mientras los otros dos filmes del día hablan del abuso sexual
Hace 29 años un joven distribuidor traía a la Seminci 'La promesa', película de Jean Pierre y Luc Dardenne. Ahora los belgas presentan en Valladolid ' ... Recién nacidas', su última cinta que de nuevo enfoca a las bambalinas del estado de bienestar, donde casi nadie mira. Andrés Martín, aquel chico fundador de Vértigo Films, hoy integrada en Wild Bunch, vuelve a su ciudad con estos viejos conocidos. 'Sorry Baby', la segunda película a concurso del día, también viene de la mano de Vértigo.
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'Recién nacidas' Directores: Jean-Pierre y Luc Dardenne.
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Intérpretes: Lucie Laruelle, Babette Verbeek, Janaïna Halloy-Fokan. Bélgica/Francia. 105'.
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Teatro Carrión Miércoles 29, 22:15 h.
Un centro de maternidad para adolescentes es el escenario de 'Recién nacidas', donde se entrecruzan cinco historias. Ni cuestiones morales ni religiosas planean sobre esta cinta de realismo refinado. Los Dardenne no muestran ni la pobreza, ni el racismo, ni las adicciones, ni el abandono de los menores. Lo integran en su narración sin más cita que las consecuencias. Todo es limpio, responsable, racional, congruente. El Estado pone los medios, ellas, su voluntad, muchas veces quebrada por los condicionantes. Quieren para sus niños lo que no tuvieron ellas, el cariño, la seguridad de un techo, de un padre, incluso de una abuela. Los Dardenne ponen el énfasis en la fragilidad emocional de cada una de ellas aunque finalmente haya luz para todas. Curiosamente las 'recién nacidas' son también mujeres que, quizá, tengan más suerte que sus madres o se repita la historia. Calurosos aplausos para estos cineastas que, esta vez, no helaron la sangre de los espectadores.
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'Sorry baby' Directora: Eva Victor.
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Intérpretes: Eva Victor, Naomi Acjie, Louis Cancelmi, Kelly McCormack. EE UU. 103
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Teatro Carrión. Miércoles, 29, 16.00 horas.
De mujeres también trata 'Sorry Baby', ópera prima de su protagonista, la actriz Eva Victor. Contada en varios capítulos no lineales, Victor parte del reencuentro de dos amigas, Agnes y Lidye, para reflejar hasta que punto una agresión sexual determina la vida y la carrera de la primera. Es el campus donde ahora Agnes imparte clases y donde se conocieron las protagonistas el lugar de los hechos. El profesor que dirige la tesis de Agnes es el desencandenante de la acción. Victor ridiculiza los protocolos que pretendiendo proteger a la víctima utilizan el lenguaje del agresor y le dejan vía libre para escapar.
Canto a la sororidad, suave lección feminista –Agnes lee 'Lolita' con sus alumnos que, hijos de su tiempo, radiografían la perversión de Humbert–, Eva Victor equilibra las miserias del mundo académico con la ironía de la protagonista. La alumna modelo llega a ocupar el despacho de su agresor aunque pagando un precio imprevisto. Su relación con los hombres quedará marcada por aquello.
Metraje infinito
Mismo tema, tratamiento totalmente diferente. 'Cuando un río se convierte en mar', de Pere Vila Barceló, también aborda el abuso sexual desde el punto de psicológico. La evolución de Gaia, la reacción casi en diferido tras darse cuenta, a través de los ojos de los demás, de que su novio la ha violado, centra este drama de tres horas que tiene como título un sueño de la protagonista. Como el río se transforma al desembocar en el mar, así la estudiante de arqueología se convierte en otra persona tras la traumática experiencia.
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'Cuando un río se convierte en mar' Director: Pere Vila Barceló.
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Intérpretes: Claud Hernández, Ále Brendemühl, Laia Marull, Bruna Cusí. España. 182'.
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Teatro Calderón. Miércoles, 29, a las 18.15 h.
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Teatro Carrión. Jueves, 30, a las 16.00 h.
Vila rueda lento, desde la primera imagen avisa que dará tiempo a los personajes, que la película tiene el ritmo de las telarañas, de las hojas al viento, del retoñar de los árboles tras la poda. Alex Brendemühl da vida al padre de Gaia, no hay madre en esa casa centenaria, con un oficio heredado de la familia, la panadería. La paz termina cuando descubre la razón del silencio de su hija, de su mirada perdida. El agresor es hijo de su amiga Marta. Vila no muestra los hechos, ni a los otros personajes. .
Del mutismo a la explosión de la víctima, en hora y media. En medio, Gaia se procura dolores físicos que acallen el del alma. Claud Hernández, la joven, y Brendemühl hacen un destacado trabajo de interpretación en este río que tarda demasiado en llegar al mar, lo que provocó el abandono de unos cuantos espectadores. Un metraje más contenido ayudaría a apreciar más la propuesta de Vila Barceló.
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