Las claves de la clausura de la Seminci: «Va a ser emotiva y habrá sorpresas»
Manel Iglesias, quien ha dirigido siete ceremonias de los Goya, conduce por primera vez el cierre del festival vallisoletano
«Será sorprendente». Es el avance -resumido- que hace Manel Iglesias sobre lo que será la gala de clausura de la Seminci. Él es el ... director de la ceremonia, su primer en año en el festival vallisoletano, pero su currículum suma por ejemplo doce entregas de los Premios Ondas o siete ediciones de los Goya. «La labor del director de una gala es revertir los intereses comerciales, sociales y el entretenimiento. Organizarlos y que sea lo más parecido a un espectáculo y a un evento emotivo. Se plantean las necesidades, empezando por la escaleta y se desarrolla un buen guión en función de los premios que se entregan y las necesidades del evento», continúa.
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Ninguna ceremonia es igual. Ni siquiera dentro del propio festival, donde las diferencias más obvias están en la inauguración y la clausura. «Una funciona como el planteamiento del certamen, no hay premios, debe mostrar lo que va a ser la semana, el visionado de centenares de películas, como pasa en Seminci, que por cierto es un festival magnífico, porque atiende más al arte en esencia, no a su comercialidad. En la clausura tienen que predominar los ganadores, que son los protagonistas», explica.
Aquellos que subirán a recoger su espiga se conocen en Valladolid con anterioridad, durante mañana de la misma jornada de la gala. Pero no en todos los festivales o ceremonias sucede lo mismo. «En los Goya no se conoce hasta el mismo momento de darlo, solo lo sabe el notario, ni siquiera el director de la gala. Aquí se sabe antes, entonces hay nervios porque también hay que saber valorar quién recoge el premio, quién está en Valladolid. Hay bastantes cambios de última hora, mientras que en otras ceremonias hay menos», relata el director de la clausura.
«Si el primer premiado se enrolla, se enrollan todos. Los primeros premios marcan la tendencia»
Manel Iglesias
Director de gala de clausura de Seminci
Cada ceremonia tiene sus conductores y en la clausura, las encargadas de manejar el cotarro serán la periodista Elena Sánchez y la actriz Llum Barrera. «Tendrá mucho de impro, tenemos unas presentadoras fantásticas. Con Llum he trabajado muchas veces y es súper fresca. Creo que va a dar un punto muy divertido a la gala en los momentos clave, pero siempre con sus límites. La ceremonia debe tener un tono sobrio, que no permite dar mucho espectáculo, pero sí que se va a romper esa especie de solemnidad».
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Existen varios motivos para hacerlo. «Es una gala que se transmite por la televisión pública. El espectador en casa necesita otro tipo de estímulo, no hay que pensar solo en la gente que está en el teatro. En casa, el público es más heterogéneo», resume. El periplo de Manel Iglesias empezó en Seminci hace seis semanas, cuando se incorporó al equipo para trabajar en la clausura. «El primer reto fue acoplarme a un equipo que ya tiene su experiencia. Este año hemos pretendido ser más efectivos. Tratamos de respirar el trabajo de otros años, pero buscando unos matices evolutivos para tener una ceremonia lo más ágil posible».
Tres claves
No siempre se puede, porque hay una cosa que no se puede controlar. Los discursos. «Si el primer premiado se enrolla, se enrollan todos. Los primeros premios marcan la tendencia de la noche. Pero habrá elementos disruptores para evitar que todos los discursos se alarguen», asegura el director. Los tiempos son muy importantes, más aún en Valladolid, cuando después de la gala se proyecta la última película del festival. Este año, 'Siempre es invierno', de David Trueba. «La duración está marcada. En los Goya se pasa siempre, si por escaleta son dos horas, la más corto que he dirigido fueron dos horas y cuarto. Reducirlo es imposible, la gente está nerviosa. Ganan, suben a escena y es su momento».
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¿Pasa lo mismo en Valladolid? «En este magnífico teatro, cuando sales a escena, ves esa bombonera tan bonita, pues quieras que no, aunque tengas tablas, impresiona. Es tu momento también. En Valladolid tenemos una ventana muy concreta, todo lo que sea menos o más tiempo no es bueno. Esto es muy difícil de calcular», responde. ¿Y qué necesita una gala para que funcione? «Armonía, efectividad y profesionalidad», zanja el director.
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