Carolina Yuste y Afioco Gnecco. Aida Barrio

Carolina Yuste: «Las películas que me emocionan son aquellas cuya alma me golpea»

La actriz codirige junto a Afioco Gnecco la transición de este último en el documental 'Este cuerpo mío'

Samuel Regueira

Valladolid

Jueves, 30 de octubre 2025, 19:52

Ha sido un proyecto de más de tres años, en el que ha primado lo íntimo sobre lo político. La actriz Carolina Yuste ha acompañado ... a la transición de género de su hoy amigo Afioco Gnecco, y el tándem presenta el resultado de esta colaboración en la 70 Seminci bajo el título 'Este cuerpo mío', prolongación del cortometraje 'Ciao bambina' con el que la dupla fue nominada a un premio Goya.

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P.: ¿Cómo se inicia la andadura del proceso que recogéis en 'Este cuerpo mío'?

AG.: Empezó hace tres años, la noche antes de irnos de vacaciones. Yo iba justo al mes siguiente a empezar la transición química de género.

CY.: Tenía la cita dada y no sabíamos qué iba a pasar, pero también teníamos ganas de dejar testimonio, de documentarlo.

AG.. Le dije a Carolina que quería hacerlo, cogió el teléfono y no paramos de grabar. Hicimos el corto, después la película... Ella siempre la definió como una boda, un convite al que invitamos a más de cien personas.

P.: ¿Hasta qué punto es transicionar una experiencia íntima y a partir de dónde puede hablarse de un proceso universal?

AG.: Se puede extrapolar a cualquier tipo de identidad. En el momento en que, por ejemplo, cualquier persona siente una incomodidad habitando el cuerpo que tiene o la casilla en la que le han colocado, puede empatizar o reconocer esa incomodidad, sea del género que sea.

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P.: ¿Qué le diría a alguien a punto de transicionar que viera la película?

AG.: Es muy difícil no tener miedo. Pasará por trances muy duros, tendrá momentos de oscuridad… pero compensa mucho. No he sido más feliz que cuando me he podido sentir yo mismo, que me he reconocido y soy yo. Siento la plenitud de reconocerme en un espejo; y la recompensa es infinita. Aconsejaría además que se rodeen de una mejor amiga que les dé la mano si no les acompaña su familia; alguien que te apoye, que esté ahí, que pongan una «Carolina» en su vida (risas).

CY.: Cada persona es un mundo. Es importantísimo escuchar realmente tu deseo. Considero que meter en una burbuja a todos los hombres trans y entender que todos tienen que transicionar de la misma manera es muy frustrante. Igual hay gente que toma testosterona y hay gente que elige no tomar hormonas y habitar lo no binario, que es algo que me parece precioso y que nos da mil vueltas a las demás personas. El ejercicio está en tener una escucha enorme, también por parte de las personas aparentemente cis, porque es un ejercicio que debemos hacer todo el mundo: escuchar cuáles han sido las incomodidades de cada cual con respecto al género y hacer un trabajo importante, a nivel social, sobre lo que significa ser hombre o ser mujer.

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P.: ¿Y qué puede entender cualquier otro espectador de cara a empatizar con quienes viven este proceso?

CY.: Yo también he entendido cosas de mí misma. He derribado cosas, me he vuelto más consciente de mis incomodidades, de dónde vienen con respecto al género. Al derribarlas he logrado habitarme con más coherencia con respecto a mí misma. Creo que el tema del género no solo compete a las personas no binarias. Si un señor aparentemente cishetero de 70 años reflexiona sobre su género o sobre lo que ha construido en torno a él, y consigue derribarlo y animarse un poco la vida… ¡qué construcción más chula!

P.: Carolina, ¿cómo ha sido para ti este proyecto en su aspecto más cinematográfico, dada tu mayor experiencia ante la cámara en el séptimo arte?

CY.: Muchas veces, en la industria encerramos los oficios en compartimentos estancos. Para mí, es interesante transitarlo todo. Mi visión del mundo no se centra tanto en la forma como en el contenido. Las pelis que me emocionan son aquellas en las que el alma del proyecto quiere golpearme de una manera que me modifique. Y es un ejercicio muy íntimo: mi única manera de cambiar mi pensamiento es desde la emoción, y solo me emociono si empatizo.

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P.: Es un documental más íntimo que político, a pesar de las escenas finales en manifestación… ¿Es incómodo aún hoy el papel del activismo trans en el movimiento feminista?

CY.: Existir y resistir es un acto político. Se nos exige a la gente del colectivo un sobrediscurso constante.

AG.: No cabe duda de que salir de la casilla asignada es un acto político.

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