Carlos Solano, director de 'Leo & Lou': «Tenemos que reencontrarnos con las películas que ilusionan»
La Gala RTVE presenta un filme luminoso de amistad entre un hombre gruñón y una niña sorda
Con los ingredientes típicos de una 'road-movie' y las dinámicas de personajes antitéticos (una niña sorda y un hombre adulto más bien hosco), la ... gala RTVE ha contado como proyección especial en la 70 Seminci con 'Leo & Lou', una historia de amistad decididamente luminosa cuyo director, Carlos Solano, busca que sirva, más que como vía de escape a los estreses del día a día, como un lugar donde reconectar con aquel niño que una vez fuimos, que se ilusionaba de manera singular con las historias que nos contaban las películas.
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P.: Huimos del término de que una película sea «necesaria», pero ¿qué aportan a los espectadores títulos como 'Leo & Lou'?
R.: Vivimos en una época en la que el mundo quiere que vayamos demasiado rápido y tenemos mil y una distracciones, impulsos... Acabamos estresados emocionalmente. Por eso considero muy interesante tener historias que realmente te hagan sentir, salir del cine con una sensación de bienestar... Es algo por lo que me gusta que se apueste. Al final, nos nutrimos de esas historias: de los problemas que tiene la gente en su día a día. Parar con una película que entretiene, que te hace reír, llorar, divertirte, enternecerte y sentir que te sana un poco a ti también, me parece algo muy valioso.
P.: ¿Qué huella buscaba que dejase esta película?
R.: Persigo reencontrarme con los títulos que veía cuando era niño, aquellos que veía con mis padres o mis tíos. Ahora, desde la edad adulta, entiendo la ilusión con la que me llevaban al cine: tenían también una lectura para ellos. Todos salíamos divertidos, con ganas de volver a ese universo, de revivirlo, de sentir que, cada vez que se ven en una etapa vital distinta, se entienden otras cosas diferentes. No son películas solo para niños o solo para adultos: de los 5 a los 80 años, todos tienen su hueco. Las cosas por las que pasan los personajes nos permiten empatizar con ellos. Este proyecto buscaba precisamente eso: no un cine que solo se «enseña» o se consume, sino un viaje que entretiene, emociona y hace sanar.
P.: En su caso, ¿qué películas le dejaron huella?
R.: 'Indiana Jones', 'Regreso al futuro', 'E.T'.… También, cuando tenía unos 8 o 10 años, 'La isla de las cabezas cortadas'. Recuerdo ver aquella peli de aventuras y piratas: mi padre siempre cuenta que, en mitad de las luchas, me levantaba de mi asiento y me ponía a luchar como un pirata más. Ver la felicidad con la que mi padre cuenta ese recuerdo, o la idealización de ese momento… eso de hacerle sentir algo así a un niño, hacerlo volar, es maravilloso.
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P.. ¿Cómo fue el proceso de intentar levantar esta película?
R.: Muchos años, nueve, de trabajo sobre el guion. Muchas negativas. Era un proyecto que no entraba en los cánones de la industria: una película arriesgada. Y yo no quería hacerla de cualquier manera. Ha sido un proceso en el que he intentado entender cada negativa, y de usarlas para reforzar las ideas de por qué se hacía de una forma u otra.
P.: ¿Qué análisis hace de las negativas que ha recibido esta película por parte de las opciones de financiación? ¿Qué cree que tenía Leo & Lou que no encajaba en los cánones de la industria?
R.: La edad de los personajes, la estructura de la historia… No sigue una fórmula de guion muy utilizada últimamente. Tarantino decía que las historias se van abriendo, y Leo & Lou no pretende jugar a la sorpresa a nivel de guion, pero sí se aparta del dibujo estructural a nivel guion que se suele usar hoy en día.
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P.: Se dice que una película se cuenta tres veces: al escribir el guion, al rodarla y al montarla. ¿Cómo ha cobrado vida Leo & Lou?
R.: Leo & Lou ha crecido con el tiempo. Se fue incorporando gente al proyecto con ilusión y ganas de contar la historia de una manera bonita. El cine es trabajo colectivo en el que todo va sumando: guion, rodaje, departamentos, historias, montaje, diseño de sonido, banda sonora... Todo ayuda a potenciar o suavizar elementos, aunque siendo un guion que nos llevó tanto tiempo, sabíamos muy bien por qué hacíamos cada cosa. Pero a veces cambia la meta, se matizan aspectos... A veces esperas tener una escena más dramática y la propia situación te dicta otra cosa. Otras ruedas escenas que no entran, o que cambian de momento temporal; eso permite volver a jugar con el guion, pero ahora ya con todo lo que se ha dirigido. Se trata de seguir la intuición de lo que va llegando y, ya en montaje, afinarlo.
P.: ¿Cómo fue trabajar con una niña como Julia Sulleiro?
R.: Al principio pensé que lo más difícil sería trabajar con un niño: le das una carga de responsabilidad que quizá no esté preparado para asumir. Pero Julia es increíble. Ese miedo que tuve durante años se disipó enseguida; vimos que iba a darnos muchas alegrías.
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P.: ¿Cuál fue el mayor obstáculo a la hora de rodar?
R.: El clima. Es una road movie, y estás a merced de lo que venga. Además, queríamos contar la historia con los máximos elementos naturales: empieza con lluvia y, a medida que los personajes evolucionan, se van generando claros. Pero eso implicaba buscar el día exacto, mover fechas… Fue bastante exigente en ese sentido.
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